Periodistas de la prensa extranjera fueron hostigados este fin de semana en La Habana cuando intentaban cubrir lo que ocurriría en el Parque Central, tras la convocatoria a una manifestación en apoyo al Movimiento San Isidro. Según la agencia Reuters, al menos un camarógrafo fue empujado y golpeado por miembros de una turba movilizada por el régimen. La agencia AFP reporto también golpes a una corresponsal.
Las autoridades no impidieron esas agresiones. Sí bloquearon, sin embargo, a los periodistas extranjeros la entrada a la sede del Movimiento San Isidro, donde varios activistas realizan una huelga de hambre en protesta el encarcelamiento de Denis Solís, condenado a ocho meses. Reuters informó que funcionarios en el lugar se justificaron con un supuesto brote de coronavirus.
En los últimos días, activistas y otros ciudadanos cubanos habían criticado en las redes sociales el silencio de la prensa extranjera ante la represión al Movimiento San Isidro. La agresión a reporteros extranjeros —que pudo ser de integrantes de la turba o de agentes de la policía política vestidos de civil— demuestra que el régimen quiere que continúen callados. Además, representa una escalada peligrosa.
El régimen cubano mantiene una vigilancia permanente sobre la prensa extranjera acreditada en Cuba, a la que somete a estrictos controles. Las limitaciones a la libertad de expresión alcanzan también a esos periodistas.
En Cuba no existe Ley de Prensa. Tampoco está prevista su elaboración y aprobación en el actual mandato legislativo, que culmina en 2022. Los requisitos para el trabajo de la prensa extranjera están contenidos en la Resolución 182 del 28 de octubre de 2006, del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX): "Reglamento para el ejercicio de la prensa extranjera en Cuba". De la interlocución con la prensa extranjera y de su vigilancia se encarga el Centro de Prensa Internacional (CPI), del MINREX.
A los periodistas extranjeros se les exige solicitar una Visa D-6, que otorga la Dirección de Inmigración y Extranjería del Ministerio del Interior (MININT) previa consulta con las direcciones de Inteligencia y Contrainteligencia, lo que permite al régimen descartar a los profesionales que considere críticos. Realizar trabajo periodístico en Cuba sin esa visa puede llevar a la expulsión del país.
El Reglamento faculta al CPI para otorgar o rechazar la acreditación al medio de prensa y sus periodistas, y para suspenderla temporal o definitivamente cuando, a criterio del régimen, "el titular realice acciones impropias o ajenas a su perfil y contenido de trabajo, así como cuando se considere que ha faltado a la ética periodística y/o no se ajuste a la objetividad en sus despachos".
La acreditación tiene una validez de un año fiscal, "prorrogable por decisión del CPI", indica el Reglamento.
La normativa impone asimismo limitaciones y prohibiciones que restringen la libertad de prensa, la libre circulación y socialización de la información, al exigir a los corresponsales extranjeros que se ajusten a las leyes cubanas.
Entre las prohibiciones específicas para la prensa extranjera está la de trasmitir información o comparecer en medios de difusión nacional. Los corresponsales solo pueden informar para los medios por los cuales están acreditados. "Las transmisiones de despachos televisivos de los corresponsales y colaboradores permanentes se harán exclusivamente para los medios por los cuales están acreditados. La violación de este precepto constituye motivo de suspensión o pérdida definitiva de la acreditación", dice el Artículo 30 del Reglamento.
La prensa extranjera tampoco pueden prestar servicios de fotografía y cámara a profesionales de otros medios que no cuenten con la licencia del régimen (Artículo 31).
"El CPI se encarga de la coordinación de entrevistas, visitas u otras actividades de interés periodístico relacionadas con el Estado, el Gobierno y otras organizaciones e instituciones del país, así como facilitar el acceso a la información pública que generen esas entidades. De ninguna manera el medio, su corresponsal o colaborador puede hacer gestiones directas con dichas instituciones sin notificarlas al CPI", señala el Artículo 42 del Reglamento.
Las disposiciones para los profesionales extranjeros demuestran que su trabajo es clave para las autoridades cubanas. Lo ocurrido en el Parque Central es una señal de alerta de hasta dónde está dispuesto a llegar el régimen en situaciones de crisis para impedirles informar.
La mayor parte del tiempo la prensa extranjera acata las disposiciones impuestas por el Gobierno para poder continuar dentro del país. No obstante, en el pasado han sido expulsados de la Isla profesionales que, en su deber de informar, a juicio del castrismo transgredieron los límites. A otros las autoridades simplemente no les renovaron su licencia para trabajar en el país.
Ocurrió en 2007 con los corresponsales del diario estadounidense Chicago Tribune, el mexicano El Universal y la cadena británica BBC, expulsados del país.
Según declaró entonces Gary Marx, periodista del Chicago Tribune, los funcionarios cubanos le dijeron que sus artículos eran "demasiado negativos", aunque no le pusieron "ningún ejemplo".
A César González Calero, de El Universal, las autoridades le señalaron que su forma de enfocar la situación cubana "no es la que más conviene al Gobierno". No mencionaron, sin embargo, "errores de contenido o datos.
En 2011 fue expulsado de la Isla el periodista español Fernando García, de La Vanguardia. Ese mismo año, el régimen vetó al también español Mauricio Vicent, corresponsal de El País y de la Cadena Ser con largos años de trabajo en Cuba, por considerar que daba "una imagen parcial y negativa" de la realidad cubana.
En 2018 el régimen cerró asimismo las posibilidades de acreditación y de residencia al periodista uruguayo Fernando Ravsberg, quien llevaba 30 años trabajando en Cuba para diversos medios, después de una campaña de hostigamiento en su contra por parte de funcionarios y voceros oficialistas.
Los casos de Ravsberg y de Vicent demostraron que el régimen considera enemiga a cualquier prensa que no esté bajo su control y puede incomodarse incluso con periodistas vistos como "moderados". Basta que alguna vez publiquen materiales que lo cuestionen o sean contrarios a sus intereses.
Mencionan el caso de César González-Calero, periodista español que escribía para el periódico mexicano El Universal, y es interesante saber que lo que en su momento molestó al régimen fue la mención por parte del corresponsal del alto grado de influencia que estaba teniendo GAESA en el gobierno de Castro II. Eso fue en el 2007 y ya en aquel entonces era el Coronel (hoy General) Luis Alberto Rodríguez López-Callejas quien manejaba los hilos de las finanzas para la corona castrista.
El Centro de Prensa Internacional (CPI) es la FACHADA diplomática y política del PCC y el del MNINT para controlar a los corresponsales extranjeros permanentes y periodistas acreditados temporalmente en Cuba.
O sea, todos son AMORDAZADOS desde que pisan suelo cubano. El que publica algo "ïndebido" es expulsado del país. Por eso involuntariamente, o no, son cómplices del régimen.
Desde la llegada de Castro II, la Prensa Extranjera sufrió embates de todo tipo. En general, el Plan fue generarle incomodidad al corresponsal, de las formas más variadas, y en caso de notas "inconvenientes", solicitarle al extranjero las explicaciones del caso. Eso fue generando un alto grado de auto censura y en algunos casos, líneas editoriales más parecidas al Granma que a la Agencia de Prensa correspondiente. Los casos de Ravsberg y Vicent, ambos con familia cubana y décadas en la isla, son una muestra.
Cuál prensa? Esa oculta todo lo inhumano es el bloqueo y todo el sufrimiento humano provoca al pueblo de cuba? No jodan ,por mi la explusaron a todas de Cuba ,ya lo dijo Trump,en eso no se equivoca ,son puros conspiradores !!! Por eso el mismo los expulsaba de la casa blanca ,la misma prensa amarillista
La prensa en Cuba, extranjera o nacional, están más limitadas que cuando Gandhi practicó la desobediencia civil no violenta contra el Raj británico. Aquel imperio colonialista llegó a garantizar en favor de los periodistas mayores derechos y protección que la Cuba de hoy. Gracias a eso, el poeta indio Rabindranath Tagore y millones de conciudadanos pudieron ver cerca su libertad con menos sangre derramada, pues la prensa hizo un papel disuasorio vital.
No acaban de comprender que la fuerza y represión engendra como efecto rebote fuerza también. Que no es la vía de la convivencia. Tampoco comprenden que las redes sociales sin una prensa profesional y diversa presente en el lugar de los hechos como mismo ayuda, también destruye y desvirtúa.
Ya Cuba no puede esconderse más de su triste historia. Es absurdo negar los derechos de prensa. Aunque no exista prensa hay celular e intercomunicación mundial para la prensa, polítcios, diplomáticos y hasta para el gato curioso si desea saber.
Cada vez que reporteros extranjeros han ido a cubrir eventos relativos al movimiento de lucha no violenta son agredidos, lo inusual es que no los agredan.