Tierra y libertad para producir y comercializar productos fueron las dos demandas más populares en el concurso "Sin campo no hay país", convocado por el Observatorio Cubano de Conflictos y la plataforma informática Apretaste, a partir de las demandas que hicieron al Gobierno cubano un grupo de campesinos y mujeres cubanas para evitar la hambruna en Cuba.
La Liga de Campesinos Independientes y el capítulo cubano de la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR) reclamaron libertad para la producción y distribución de sus productos y para fijar los precios de acuerdo con el mercado.
Asimismo, demandaron libertad para importar y exportar directamente, incluso a EEUU, eliminar por diez años todos los impuestos a productores y procesadores de alimentos, y facilitar la entrega de títulos de propiedad permanentes a todos los productores agrícolas.
Los concursantes debían seleccionar las dos medidas que consideraban más importantes. Según un comunicado de los promotores del certamen, más del 70% de los trabajos estimaron que las cinco medidas eran necesarias para aumentar la producción agrícola. "Ninguna de las medidas de manera independiente puede lograr una solución a la agricultura", añadieron.
De entre casi 400 participaciones de todas provincias de la Isla y el Municipio Especial Isla de la Juventud, se seleccionaron 40 trabajos como finalistas.
Los organizadores mencionan la participación de jóvenes de 16 años y ancianos de 78, profesores, estudiantes, amas de casa y periodistas que argumentaron la necesidad de las demandas al Gobierno para producir más alimentos.
También se recibieron historias de humildes campesinos y sus hijos, que mostraron de primera mano, las dificultades para producir que enfrenta el campesinado cubano. Por esa gran cantidad de trabajos de gran calidad el jurado decidió otorgar dos primeros premios.
Los dos primeros premios de 300 dólares fueron otorgados a Idisbeidi Silva, pinareña de 20 años, y Víctor Manuel Domínguez, de la provincia Granma.
Los otros premios de 200, 100 y 50 dólares correspondieron a Juan Antonio Rojas, Lorenzo Sánchez y Alejandro Tur, de La Habana; Alexei Cruz, de Matanzas; José Rigal, de Holguín; Roberto Cuevas, de Las Tunas; Jesús Silva, Zaray Fernánez, Bonny Idhenga Flores y Esteban Ajetes, de Pinar de Río; Arnoldo de la Cruz, de Santiago de Cuba; Reiti Espinosa, de Granma, y Lenier González, de Cienfuegos.
Adicionalmente, debido a la cantidad y calidad de los trabajos presentados el jurado decidió otorgar cinco menciones adicionales con una recarga de teléfono.
En las palabras de un participante: "Si hay libertad para producir y distribuir los productos, pero se fijan artificialmente los precios ('precios topados') no va a funcionar. Si no hay libertad para importar y exportar directamente, sin intermediarios, a cualquier lugar del mundo, la agricultura no va a prosperar, porque el campesino necesita insumos para la producción, desde botas, guantes y machetes, hasta fertilizantes y aperos de labranza. Por último: la propiedad de la tierra. Si usted no es dueño de la tierra no va a esforzarse en mejorarla y cuidarla".
Los concursantes no se limitaron a seleccionar entre las cinco medidas. También sugirieron múltiples ideas para mejorar la agricultura. Desde crear un "fondo semilla" o fondo de inversiones para que el campesino pueda tener acceso a equipos de roturación, siembra, cosecha, regadíos, fertilizantes y semillas de primera calidad; hasta la necesidad de que los campesinos puedan crear empresas con personalidad jurídica propia que les permita fabricar alimentos procesados.
El estado cubano monopoliza las mejores tierras, pero solo produce el 22% de los alimentos mientras que los campesinos, en posición desventajosa, aportan el resto y ni siquiera son propietarios de la tierra.