La cubana Melissa Vargas, quien milita en el equipo de voleibol de Turquía que compite en el torneo de esa disciplina en los Juegos Olímpicos de París 2024, tuvo un desempeño decisivo el lunes 29 de julio en la victoria de su equipo ante Países Bajos.
Después de ganar los dos primeros sets por idéntico marcador de 25 a 19 tantos, las europeas estaban a punto de barrer a las turcas en el tercero, cuando se produjo la reacción, ante la que no encontraron respuesta.
Con Vargas llevando la voz cantante, su equipo supo venir de abajo y ganar el tercero, cuatro y quinto sets en línea, para dar vuelta al resultado.
Las estadística del choque mostraron que los remates de la cubana fueron 69, 29 de ellos puntos que valieron para convertirla en la principal anotadora del encuentro.
Además de lo anterior, Vargas hizo un bloqueo que redondeó las tres decenas de puntos a su cargo. Finalmente, Turquía se impuso con marcadores de 25-22, 25-22 y 15-13.
El segmento femenino de voleibol en los Juegos Olímpicos colocará a República Dominicana ante Turquía en la próxima fecha, antes de vérselas con Italia el 4 de agosto. Las europeas ya vencieron a las caribeñas en el primer cruce del grupo clasificatorio.
Vargas, de 24 años, es una de las deportistas cubanas en París sobre la que pesan mayores expectativas. En 2023, fue elegida la mejor voleibolista del mundo por el sitio especializado Volleybox, tras recibir 1100.50 puntos, casi el doble que la dominicana Brayelin Martínez (634.80), segunda en el ranking de Volleybox, y que la brasileña Gabriela Guimarães (629.00), tercera.
Para conseguir ese lauro, la cubana nacionalizada turca desde 2021 subió a lo más alto del podio de la Superliga de China con el club Tianjin y fue premiada como la Mejor Jugadora Extranjera. Tras reincorporarse a su club, el Fenerbahçe, de la liga turca, ganó el primer lugar en la Liga de Voleibol Femenino del país.
En mayo del propio año, tras ser convocada a la selección turca, y fue la arquitecta principal del título alcanzado por ese país en la Liga de las Naciones. En las cuatro primeras ediciones, Turquía había dado muestras de su calidad con una plata, un bronce y dos cuartos lugares. Pero no fue hasta este 2023, la cubana insertada en sus filas, que llegó a la cima del torneo.
A nivel individual, Melissa Vargas fue designada la Jugadora Más Valiosa. Menos de dos meses después, en el Campeonato Europeo, la cienfueguera repitió su actuación a nivel colectivo e individual. La selección turca reinó y Vargas fue elegida una vez más la Jugadora Más Valiosa.
Vargas era considerada hace diez años la jugadora más talentosa de un equipo femenino cubano que no ha logrado regresar a los planos estelares de antaño, cuando las selecciones de la Isla ganaron tres medallas de oro olímpicas (Barcelona 92, Atlanta 96 y Sidney 2000).
Vargas debutó con el elenco de Cuba a los 13 años. Desde ese momento, los expertos vaticinaron una brillante carrera profesional para la bautizada como la "Niña Prodigio" del voleibol.
En la Copa Panamericana celebrada en 2014, Vargas, de 1,91m de estatura —cuatro menos que ahora— fue la líder anotadora del torneo con 144 puntos. También fue la más destacada en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de ese año.
En 2015, bajo el amparo de la estatal Federación Cubana de Voleibol (FCV), Melissa Vargas se unió al equipo checo VK Prostějov. Durante el World Grand Prix de ese año, la cubana anotó 48 puntos en solo tres partidos. Pese a su desempeño, la talentosa jugadora casi vio frustrada su carrera deportiva dos años después, cuando la FCV decidió suspenderla por cuatro años.
La suspensión llegó después que Vargas sufriera una lesión en el hombro que se agravó con el tiempo y la llevó al quirófano en 2016. A partir de la recuperación, sus padres no aceptaron los términos de la FCV y decidieron sacar a la jugadora de la Escuela Nacional de Voleibol y llevarla de vuelta a su ciudad, Cienfuegos.
La Federación vio la actitud como indisciplina y le aplicó a la jugadora, a partir de enero de 2017, una sanción, que implicó rebajarla de categoría y la prohibición de intervenir en campeonatos de nivel internacional.
Un año después, la joven voleibolista firmó un contrato con el club suizo Volero Zúrich, sin la mediación de la FCV y tras haberse ido de Cuba. Desde entonces, pasó de ser la esperanza del voleibol femenino cubano a engrosar la lista de figuras talentosas que ha perdido el deporte de la Isla en los últimos años.