La campeona olímpica cubana de impulsión de la bala Yumileidy Cumbá no cree que los representantes de la Isla puedan obtener grandes resultados en el atletismo de Paris 2024. Así lo afirmó en una entrevista con el medio deportivo independiente Play Off Magazine, en la que también habló de su carrera y de su vida después de retirarse como atleta activa.
Sobre la situación del atletismo cubano en la actualidad, la monarca de Atenas 2004 consideró que atraviesa "una etapa desafiante".
"Los resultados de los últimos dos mundiales han sido decepcionantes, y solo hemos logrado una medalla en triple salto para los Juegos Olímpicos. Las esperanzas de lograr un resultado significativo en el futuro cercano son escasas, y las deserciones de los atletas son frecuentes", dijo Cumbá.
"El atletismo, junto con el boxeo, la lucha y el judo, siempre ha sido uno de los deportes emblemáticos de Cuba en los Juegos Olímpicos. Estos deportes han elevado a Cuba a altos niveles en el escenario mundial. Sin embargo, hoy en día, nuestra condición no es la misma que en años anteriores", lamentó la guantanamera de 49 años.
"Contamos con muchas jóvenes promesas en el atletismo que aún necesitan madurar y mejorar. Aunque la gente tiene altas expectativas para los Juegos Olímpicos, no creo que vayamos a obtener los resultados esperados", añadió.
Yumileidi Cumbá no era considerada candidata a medallas por las autoridades deportivas cubanas en los Juegos de Atenas, pese a ocupar el quinto ranking mundial en ese momento y a haber realizado su mejor marca (19,97 metros) poco antes de la competencia.
Sin embargo, en la capital griega la atleta dio la sorpresa al obtener la medalla de plata, que luego se convirtió en oro, pues la ganadora dio positivo en una prueba de dopaje. No recibió su presea dorada en la ceremonia realizada en Atenas, sino meses después durante la Serie Nacional de Béisbol de Cuba.
Solo después de ser campeona olímpica, Cumbá comenzó a contar con la presencia de su entrenador en las competencias principales.
"Durante muchos años, asistí a numerosas competencias internacionales sin la presencia de un entrenador. Esto se debió a que no se me consideraba una atleta con posibilidades de obtener resultados destacados, a diferencia de Iván Pedroso y Javier Sotomayor, quienes eran potenciales medallistas en cualquier evento. Yo era vista como una posible finalista", explicó Cumbá.
"Incluso en los Juegos Olímpicos de Atenas, cuando obtuve la medalla de oro, no conté con un entrenador. Nosotras tres, los atletas, nos convertimos en nuestros propios entrenadores. Mi entrenador estuvo con nosotros hasta 15 días antes de que fuéramos a Huelva para los Juegos Iberoamericanos. Nos entrenábamos por nuestra cuenta, conocíamos el plan y sabíamos lo que teníamos que hacer", afirmó.
La guantanamera se retiró del deporte activo en agosto de 2008, tras los Juegos de Beijín 2008, que fueron sus últimas olimpiadas. Un mes después se incorporó a trabajar como entrenadora, pero en calidad de prestación de servicio, porque no tenía plaza. Esa situación se mantiene hasta hoy.
"En 2019, fui de misión a África y regresé en abril de 2023. Ahora estoy explorando cómo reincorporarme a mi trabajo, aunque seguiré en calidad de prestación de servicio, ya que no hay plaza disponible", explicó Cumbá, quien describió su experiencia en Burkina Faso como "única".
Los atletas entrenados por ella ganaron medallas a nivel continental y la remuneración que recibió en esos años le permitió ayudar a su familia. Sin embargo, tuvo que pagar un precio.
"Salir de misión tiene un impacto económico importante para nosotros, los atletas retirados. También ofrece una oportunidad para nuestras familias. Sin embargo, también implica un aislamiento de nuestros seres queridos. Cuando me fui, mi hija tenía 11 años. Ahora tiene 14. La separación fue complicada, pero con el tiempo entendió que era lo mejor".
"No solo se trata de una ayuda económica, sino de la posibilidad de tener una vida más desahogada, de poder ayudar más e incluso de poder llevar a tu hija contigo para que aprenda inglés u otro idioma. En realidad, puedes ayudar más a tu familia estando en el extranjero que estando aquí, en mi país".
La atleta reconoció que el estipendio vitalicio que el Gobierno cubano comenzó a pagar años atrás a los medallistas olímpicos y mundiales les garantizaba un nivel de vida superior al resto de la población. Con la implementación de la Tarea Ordenamiento, esas sumas de dinero se volvieron insignificantes.
"Anteriormente, recibíamos un salario de 300 CUC, pero con la transformación económica, el CUC desapareció y eso ya no tiene relevancia. Nuestro salario y nivel de vida han cambiado drásticamente desde entonces. La vida que llevamos hoy es difícil y complicada. Sin embargo, mantenemos la esperanza de que la situación mejore en algún momento. Sí, tengo fe en que se resolverá", sostuvo.
Sin embargo, opinó que las instituciones deportivas de la Isla podrían ayudarla más. "Creo que no he recibido la atención que realmente merezco", dijo la campeona olímpica.