El remero cubano Maykol Álvarez, quien en abril abandonó una delegación oficial de la Isla en Chile, explicó cómo el régimen limita a los atletas y los controla durante sus salidas al extranjero, reportó el diario chileno La Tercera.
El joven de solo 22 años tenía 12 cuando se presentó en la Academia de Remo de Santa Fe, en La Habana. Natural del municipio Regla, Álvarez dijo que a pesar de que para un cubano es difícil encontrar los recursos para dedicarse al deporte, él viene de una familia de deportistas. Su padre compitió levantando pesas y su madre llegó a practicar voleibol de forma profesional.
"La historia del deportista en Cuba es arriesgada, pocos pueden y tienen la oportunidad de dedicarse a esto. En mi país no existen las condiciones necesarias para desarrollarte como atleta", explicó.
A los 15 años, Álvarez sobresalió por sus condiciones físicas y su calidad deportiva. A los 18 años clasificó al equipo nacional de remo. Logró meterse entre las ocho mejores marcas del remo de su país a los 21 años. Por esto, en diciembre de 2022 recibió una noticia que anhelaba: viajaría al extranjero a competir. El destino sería Chile, para las clasificatorias de Santiago 2023.
El 12 de abril de 2023 el cubano aterrizó junto a sus compañeros en el Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez, de Santiago de Chile. "Cuando llegué a Chile me impresionó. La verdad me gustó mucho. Y el cambio fue brusco para bien. Ves muchas oportunidades en tan poco", precisó.
El joven explicó que a la salida del aeropuerto los estaba esperando un autobús que los trasladó directamente a donde se desarrollarían los prepanamericanos. Al subir, agentes de Seguridad del Estado les retuvieron sus pasaportes, credenciales e identificaciones para evitar posibles fugas de los 15 atletas que arribaron a Chile. "La idea de todo eso es que regreses a la Isla de manera obligatoria. Vivir eso es muy fuerte", confesó el atleta.
Aunque en esa competencia los cubanos aseguraron su participación en Santiago 2023, Álvarez tenía algo decidido: no regresaría a su país. El 22 de abril, terminadas las clasificatorias, el mismo autobús los pasó a recoger al hotel en que se alojaban y llevó a todo el grupo hacia el aeropuerto. Fue ahí donde Álvarez vio la oportunidad para fugarse. Se separó del grupo, se metió en un baño y esperó cerca de tres horas hasta que despegó su avión.
"Una vez que sales de Cuba, regresar es muy fuerte. En Cuba se pasa mucha necesidad. Viajas y te sientes mejor afuera que en tu propia casa. El cubano lo que quiere es irse de Cuba, porque la verdad es que Cuba es una cárcel", detalló el atleta.
Mijail Bonito, un abogado cubano que abandonó otra delegación del régimen en Chile durante el año 2000, explicó la situación que atraviesan estos fugados: "El problema es que los cubanos que viajan con pasaportes oficiales son considerados funcionarios públicos, y los que no regresan son acusados de traición. Por lo que si vuelven a Cuba pueden incurrir en sanciones de privación de libertad de hasta ocho años. Esto es algo que solo ocurre en las dictaduras totalitarias".
Según lo planeado meses antes, a las 10:30AM del 22 de abril, una pareja de cubanos que conocían al padre de Álvarez, lo recogieron en la salida del aeropuerto y lo hospedaron en su casa, pero las primeras semanas fueron duras: "Uno tiene miedo, pensaba todo el tiempo que iba a ocurrir algo extraordinario. Extraordinario en el sentido de deportación".
Tras 20 días en la casa de sus conocidos, el cubano consiguió trabajo. Comenzó lavando autos, con lo que se hizo su primer sueldo y alquiló una habitación. Cuando todo empezaba a estabilizarse el atleta vio en redes sociales una publicación. "Tres desertores cubanos dejan el equipo de remo" —se titulaba—, le seguía una foto de él y de otros dos compañeros que se habían fugado en el vuelo de regreso durante la escala en Ciudad de México.
"Si usted no regresa a Cuba, usted sale en las noticias como algo malo. Es hasta irónico, porque las mismas personas de Cuba te felicitan por quedarte. Y el mismo cubano, el mismo ciudadano, el mismo pueblerino, te felicita y te desea lo mejor. En los siete meses que llevo viviendo aquí en Chile he conseguido lo que en 30 años no iba a conseguir en Cuba", dijo Álvarez.
El 8 de noviembre, Álvarez se encontraba en el Servicio Nacional de Migraciones, haciendo la fila de refugiados para consultar sobre su situación. En eso, vio entrar a un grupo de cubanos. Los reconoció de inmediato: eran los últimos cubanos fugados de la delegación que compitió en Santiago 2023. "Llegaron ellos y supe que estaba en el momento y tiempo indicados. Dios me ayudó", dijo el remero.
El abogado Mijail Bonito le ofreció asesoría. Álvarez aceptó, rellenó varios formularios y se unió al proceso que están desarrollando sus compatriotas. Optaron por solicitar refugio. El problema: menos del 3% de estas solicitudes se acogen en Chile. De todas formas, Bonito se mantiene optimista: "Estamos muy seguros de que vamos a ser capaces de acreditar todos los requisitos para tener el reconocimiento de la condición de refugio. Porque ellos tienen circunstancias previas a su venida a Chile: les retiraron los pasaportes, los persiguieron, les ponían vigilantes para que no se escaparan, etc. Hay circunstancias que cumplen los requisitos de refugio y arriesgan penas de cárcel por delitos que ni siquiera existen en el mundo civilizado".
En medio de todos los trámites legales, Álvarez confiesa que el remo es algo que quedó atrás para él. Asegura que fue gracias a eso que pudo conseguir su libertad, pero no es algo que busque continuar: "Tengo la esperanza de llegar a ser entrenador. Creo que cuando se acomoden las cosas, esa va a ser mi vida".