París 2024: ¿Volverá el régimen a frustrarle el sueño olímpico a los atletas cubanos?

Los cubanos no tienen que ser aficionados del deporte para que por lo menos les suenen los nombres de Félix Savón, Ana Fidelia Quirot, María Caridad Colón, Casimiro Suárez, Lourdes Medina, Adolfo Horta, Ángel Espinosa y Juan Carlos Lemus.

Cuando la guerra desatada en Ucrania por la invasión rusa cumple un año y tres meses, sin que el fin del conflicto se atisbe en el horizonte, y nos separa poco más de un año del inicio de los Juegos Olímpicos de París 2024, en los que el tetracampeón de lucha grecorromana Mijaín López aspira a coronarse otra vez, los nombres de esos atletas cubanos acuden a la mente por una razón: el régimen les frustró, al menos, un sueño olímpico por razones políticas.

A muchos les sorprenderá ver en esa lista a la campeona mundial de atletismo en 400 y 800 metros planos Ana Fidelia Quirot, medallista de bronce en Barcelona 92 y ganadora de la plata en Atlanta 96. La corredora conocida como "La Tormenta del Caribe" conquistó sus dos preseas olímpicas en el evento de 800 metros, pero en 1988, cuando el régimen cubano encabezado por Fidel Castro decidió no asistir a los Juegos Olímpicos de Seúl por solidaridad con el régimen de Corea del Norte, se le consideraba la gran favorita para imponerse en tanto en la carrera de 400 metros, como en la de 800 metros.

¿Por qué aparece en esa lista el seis veces campeón mundial y tres veces monarca olímpico de boxeo Félix Savón? ¿Podría haber cosechado cuatro medallas olímpicas en vez de tres? El autor de la célebre y desafortunada frase "La técnica es la técnica y sin técnica no hay técnica" conquistó su primer título mundial en 1986, a los 19 años, dos antes de las Olimpiadas de Seúl. ¿Era candidato al podio en los que habrían sido sus primeros juegos olímpicos? Probablemente sí, pero nunca lo sabremos con certeza.

Otro púgil que quizás pudo haber ganado una medalla olímpica en Seúl es Juan Carlos Lemus, campeón en los Juegos Panamericanos de 1987 y 1991, entre otros títulos. Mientras competía en la categoría juvenil, dominó el Ring Olímpico de Bulgaria, el Juvenil de Schwering en la entonces República Democrática Alemana y el Félix Stam de Polonia. En 1986, ganó 16 peleas y perdió solo tres. Pero tuvo que esperar a Barcelona 92 para conquistar su primer y único título olímpico. ¿Podrían haber sido dos en su carrera? No podemos asegurarlo.

Sin embargo, sí podemos asegurar que "El hombre del boxeo total", Adolfo Horta, ganador de tres medallas de oro en campeonatos mundiales en 1978, 1982 y 1986, era un fuerte candidato a medallas, incluso la de oro, en los juegos olímpicos a los que Cuba no asistió. En Moscú 80, con 22 años, había tenido que conformarse con la de plata al ser derrotado en la final por el púgil de Alemania del Este Rudi Fink. La decisión de Fidel Castro de sumarse al boicot del bloque socialista a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1984 y de solidarizarse con Corea del Norte en 1988, privó a Horta de volver a competir en unos juegos olímpicos.

El zurdo Ángel Espinosa fue otro boxeador que con mucha probabilidad habría accedido al podio olímpico y probablemente al título, al menos en Seúl. El campeón en ese torneo fue el germano occidental Henry Maske, a quien el cubano había derrotado en tres ocasiones por votación unánime. Espinosa hizo su primera y única incursión olímpica en Barcelona 92, pero el mejor momento de su carrera ya había pasado.

Aunque no en la cúspide de su carrera deportiva, Espinosa al menos asistió a unos juegos olímpicos, a diferencia de la campeona panamericana de gimnasia rítmica Lourdes Medina. Su caso es quizás el más triste entre los de estos deportistas a los que Fidel Castro les quitó la posibilidad de competir en unas olimpiadas. La mejor exponente cubana de todos los tiempos en esa disciplina se ganó su pasaje a las citas estivales en los campeonatos mundiales de 1983, 1987 y 1991.  

El régimen impidió su asistencia a los Juegos de Los Ángeles en 1984 y a los de Seúl en 1988 por solidaridad con sus aliados políticos. En 1992, cuando la atleta ya tenía 24 años y la última oportunidad de acudir a las olimpiadas en una disciplina en la que las atletas suelen iniciarse y retirarse temprano, la dirección del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) opinó que no podría ubicarse entre los seis primeros puestos y la dejó con las ganas de competir en Barcelona.

Otro gimnasta, el campeón y multimedallista en Juegos Panamericanos y Centroamericanos Casimiro Suárez, solo pudo competir en los Juegos Olímpicos de Moscú 80, donde se ubicó sexto en la barra fija. Para entonces, llevaba tres años en el equipo nacional en el que permaneció 14 años. Siete elementos del código de puntuación de la Federación Internacional de Gimnasia llevan el nombre del gimnasta cubano, que se retiró en 1991, tras los Juegos Panamericanos de La Habana y un año antes de Barcelona 92.

Otro caso digno de mención es el de María Caridad Colon, la primera mujer campeona olímpica, no solo de Cuba, sino de América Latina, que se coronó en Moscú 80, con 22 años, y no pudo ni intentar revalidar su título en las dos citas estivales posteriores.

Han transcurrido casi cuatro décadas y a algunas personas puede resultarles improbable que el escenario se repita, sobre todo porque el Comité Olímpico Internacional (COI), pese a las críticas, parece cada vez más inclinado a permitir la participación de atletas rusos y bielorrusos en las próximas olimpiadas. Ello, aparentemente, es distinto a aceptar la participación de Rusia y Bielorrusia.

En los Juegos de Tokio 2020, aunque los deportistas rusos representaron al Comité Olímpico Ruso y no compitieron bajo la bandera de su país, los colores de esta se vieron claramente en las gradas de la cita estival.

Como recuerda el periodista Jens Krepela, varios de los atletas que intervinieron en la cita de la capital japonesa, después aceptaron ser parte de la propaganda de Putin, que aún no había invadido Ucrania.

¿Permitirá el COI finalmente la participación de atletas rusos en París 2024? ¿Dependerá eso del curso de la guerra? ¿Se conformará Putin con que sus deportistas participen sin representar la bandera de Rusia?

¿Qué hará el "presidente de la continuidad" ante una ausencia de los atletas rusos en París, por decisión del COI o de su aliado?
 
En 1984 y 1988, los deportistas cubanos se conformaron con las decisiones de Fidel Castro. La mayoría –no hemos mencionado a todos los deportistas que perdieron la oportunidad de competir en Olimpiadas– permanecieron en la Isla o tardaron años en emigrar. Varios eran afines al régimen, del que incluso se sentían deudores. En muchos prevalecía la mentalidad de que un deportista era un soldado de la Revolución.

Pero una decisión de Díaz-Canel similar a las de Fidel Castro solo daría más gasolina a la estampida que hace rato comenzó en el deporte cubano. De hecho, la pregunta es cuántos atletas le quedarán al régimen en 2024.