Desde que tengo uso de razón jamás he visto que se suspenda un partido de béisbol por falta de bates, ni siquiera en categorías menores, y esto estuvo a punto de ocurrir el pasado sábado en el campeonato cubano, en el partido entre Sancti Spíritus y Cienfuegos.
El hecho tomó relevancia porque el desafío estaba siendo televisado para todo el país y, gracias a que algunos peloteros accedieron a prestar los suyos, adquiridos con dinero particular, se logró reunir tres de estos implementos para continuar el juego.
Apenas concluido el partido, el periódico local 5 de Septiembre publicó una nota en la que aseguraba que hace más de un mes el cuerpo técnico del equipo cienfueguero había alertado a la Comisión Provincial sobre esta precaria situación y no había recibido respuesta.
En un post publicado en el grupo de Facebook "Los Elefantes de Cienfuegos", un carpintero de nombre Dusnielvys Bolaños, residente en el municipio Aguada de Pasajeros, aseguró que él podía fabricar una docena cada día y llegar hasta 20 con el apoyo de un ayudante, si el Gobierno le facilitaba la compra legal de la madera necesaria.
El periodista de Tribuna de La Habana Boris Luis Cabrera también comentó en su perfil de Facebook sobre el caso del psicólogo convertido en carpintero Israel Armenteros, natural de Pinar del Río, quien se dedica a la confección de estos bates desde hace varios años y nunca ha sido tomado en cuenta por los directivos.
Lo cierto es que este problema es muy antiguo. El mismo Cabrera entrevistó en septiembre de 2018 a Claudio Robas, licenciado en Cultura Física y especialista en el arte de las maderas, quien ofreció una descripción detalla del proceso de fabricación de estos bates y se quejó de ser ignorado por las autoridades, que seguían comparándolos a altos costos en el mercado internacional, pese a los precios bajos que él ofrecía.
Explica Cabrera que Yosvani Aragón, comisionado nacional por aquel entonces, se mostró interesado quizás por la repercusión que tuvo la entrevista, y prometió tomar cartas en el asunto, pero esto jamás sucedió.
Estos son solo algunos ejemplos, pero en la Isla se sabe que muchos carpinteros se dedican a la confección de bates de madera, incluso algunas de las llamadas MIPYMES lo hacen, como la marca Billy, que comercializa todo tipo de artículos deportivos.
Si esto es así, se preguntarán los lectores, ¿por qué el Estado, el organismo rector o la Federación Cubana de este deporte continúan comprándolos en el extranjero a precios que pueden superar en ocasiones en diez veces el precio de los fabricados en Cuba?
La internauta Lisandra Martín, una holguinera que simpatiza con el Gobierno, pero es muy crítica en sus comentarios en las redes, no está lejos de la verdad.
"Si desenterramos las importaciones innecesarias y consumimos los productos nacionales, se acaban los viajes de contratación, los cursillos de habilitación, las reuniones de chequeo, las dietas respectivas, la pacotilla que se trae como consecuencia, los contratos que se hacen… los favores que se agradecen", escribió en un post de Facebook con el título "A los nacionales, ponerlos al bate".
Y es que la compra en el exterior de bates y todo tipo de implementos deportivos parece ser un negocio redondo para los directivos, quienes reciben comisiones y disfrutan de los viajes, sin tener en cuenta el gran ahorro que utilizar los fabricados en casa representaría para un país que siempre está sumido en crisis económicas.
El tema de los bates no es el único que está afectando el béisbol cubano. Desde hace dos años los directivos dejaron a un lado las producciones nacionales y firmaron un negocio con la marca Teammate para importar todos los implementos necesarios para la Serie Nacional y otros torneos de béisbol.
Esta marca, desconocida en el mundo del deporte, ha incumplido en varias ocasiones sus compromisos de entrega, por lo que se ha visto afectado el campeonato cubano como sucedió con los uniformes de la Liga Élite y, la semana pasada, con las pelotas.
Sin embargo, las autoridades se han mantenido obviando el trabajo de los nacionales, incluidos los de la industria Batos, encargada durante décadas de estas producciones.
¿Qué hay detrás de todo esto? Los responsables del béisbol en Cuba deben una explicación a deportistas y aficionados.
No hay bates, aspirinas tampoco.