La aguda crisis económica que se vive en Cuba continúa golpeando al deporte, aunque las autoridades gubernamentales se aferren a ocultarlo, sobre todo en el caso del béisbol, pasatiempo nacional.
Este fin de semana quedaron suspendidos los partidos de los campeonatos nacionales para menores de 15 años y juvenil, por falta de combustible para la transportación de los atletas y, según comentaron fuentes cercanas a los equipos, será muy difícil que puedan proseguir, como ocurrió en la versión anterior.
La situación, relacionada con la escasa entrada de petróleo a la Isla, es caótica y, aunque no se ha publicado ninguna nota oficial al respecto, se comenta que se suspenderán en los próximos días todos los eventos deportivos nacionales, excepto la Liga Superior de Baloncesto y la Serie Nacional de Béisbol.
Este último es el mayor espectáculo deportivo en Cuba y genera un gasto enorme al Estado con sus 16 equipos y 640 peloteros involucrados, pero su paralización sería un escándalo por el impacto que tiene en la población y por lo que representa para un sistema que siempre se ha jactado de su "pelota libre".
Pero no es solo la falta de disponibilidad energética lo que afecta al campeonato doméstico, acostumbrado ya desde hace años a los agobiantes partidos diurnos bajo el sol tropical; la crisis es una hidra gigante que impacta en todos los órdenes de la realidad cubana.
Aunque los directivos se empeñen en guardar la basura debajo de la alfombra, este torneo beisbolero va camino a ser un desastre total, como lo fue la mal llamada Liga Élite hace solo unos meses.
Más allá de la nueva estructura empleada en esta campaña, donde los equipos tendrán que efectuar cinco partidos consecutivos, y de la ofensiva desmedida al estar tan bajo el nivel de los lanzadores, las carencias están desmotivando a los atletas.
Según ha trascendido en redes sociales, cada vez la alimentación es más pobre en las instalaciones donde se albergan los peloteros, muchas veces en franca violación a lo estipulado en el reglamento de la competencia, que obliga a la Cadena Islazul a proporcionar una alimentación acorde con los valores nutricionales que necesita un atleta de alto rendimiento.
El casabe y jugo de guayaba que les dieron en Granma a los peloteros de Mayabeque, y que ha trascendido en las redes sociales, es solo un ejemplo, y si no se conocen más detalles en otras instalaciones es porque, según el reglamento, serán sancionados los peloteros que publiquen esas "interioridades", como ha sucedido en otras ocasiones.
Los bajos salarios son otro punto que está golpeando a los protagonistas, sobre todo por la tremenda inflación que vive el país, una de las mayores del planeta.
Un salario básico de 3.500 pesos mensuales (menos de 20 euros al cambio en el mercado informal) es ridículo y casi simbólico, sobre todo en esta temporada donde también se ha suprimido la entrega de refrescos en lata, algo que ayudaba un poco en el pasado a los deportistas, que los vendían a negocios particulares.
Por esos motivos, algunos atletas han pedido la baja del sistema deportivo antes del inicio de la contienda, como son los casos del tunero Rafael Viñales (MVP de los últimos playoffs) y del prometedor jardinero holguinero Yasiel González, y otros aceptan sin vacilar contratos en ligas europeas de baja calidad.
A esto hay que sumarle que la entrega de los implementos deportivos que con tanto bombo y platillo anunciaron los directivos de la Comisión Nacional de Beisbol, ha estado incompleta, y la mayoría de los equipos no ha recibido en su totalidad los spikes, guantes y cascos prometidos.
El béisbol cubano sigue en declive, y vendrán tiempos peores mientras siga dependiendo del Estado y no se organice una verdadera liga profesional que genere ganancias y eleve la calidad de vida de sus peloteros.
Estan fritos estos aseres.