Por tercera ocasión consecutiva el atletismo cubano se va sin medallas de oro de unos Juegos Olímpicos. En esta versión de Tokio 2020, entre los 18 deportistas que consiguieron su clasificación apenas sumaron una presea de plata y dos de bronce, a pesar de que varios de los participantes tienen largas hojas de servicios en las que resaltan títulos mundiales y regionales.
El segundo deporte que más medallas ha aportado a Cuba en citas estivales, con 45, de ellas 11 doradas, ha encendido las alarmas en las oficinas de los dirigentes cubanos, porque además de esta sequía de títulos, un total de seis atletas salieron lesionados de la competencia.
Varios escándalos antecedieron a los Juegos Olímpicos, y de alguna manera pudieron haber incidido en el estado de ánimo de los atletas del campo y pista.
El excesivo castigo impuesto al decatlonista Leonel Suárez —medallista de bronce olímpico y subcampeón mundial—, que lo privó de su participación en estos juegos por viajar al extranjero sin autorización, y el abandono de la delegación del triplista y campeón mundial juvenil de 2017 Yordan Díaz, son algunos de ellos.
Pero, sobre todo, los dudosos sistemas de entrenamiento, unidos a las quejas por abuso de autoridad de algunos atletas hacia la comisionada nacional, Yipsi Moreno, puesto de manifiesto a raíz de un video que se hizo viral hace unos meses en el que ella los maltrataba verbalmente, pueden ser las causas principales de este olímpico desastre.
Inconcebible y decepcionante fue esa plaga de lesiones en medio de la competencia más importante del último quinquenio. La triplista Davisleydis Velazco, el saltador largo Andy Díaz y la heptalonista Yorgelis Rodríguez ni siquiera pudieron salir al campo en su debut en estas citas, mientras otros tres tuvieron que abandonar sin completar sus rutinas.
Juan Miguel Echevarría, campeón mundial en pista cubierta y dueño de la mejor marca de la temporada, se tuvo que conformar con la medalla de plata al sufrir una contractura en una de sus piernas cuando intentaba hacer su último salto. Su compañero Maykel Massó apenas pudo saltar una vez en la final por el mismo motivo, aunque se llevó el bronce en ese intento.
Por otra parte, Roxana Gómez, después de rebajar su marca personal en uno de los heat clasificatorios de la vuelta al óvalo, apenas corrió unos metros antes de caer lesionada a la pista en la final de la prueba.
Por debajo de lo esperado quedaron la numero uno del ranking y vigente campeona mundial en el lanzamiento del disco, Yaimé Pérez, con su medalla de bronce; Cristian Nápoles, con su décimo puesto en el triple salto; la multicampeona mundial y plata olímpica de Londres 2012 Yarisley Silva, con su lugar ocho en el salto con pértiga, y Liadagmis Povea, con su quinto lugar en el triple salto.
Ni siquiera pudieron llegar a finales el campeón de los Juegos Panamericanos de Lima 2019 Luis Enrique Zayas en el salto de altura; el medallista de plata en el mundial sub-18 de 2017 Lester Lescay, en el salto largo; la discóbola ganadora del bronce en Río de Janeiro 2016 Denia Caballero, y la joven promesa y recordista nacional Leyanis Pérez, descalificada en la fase clasificatoria del triple salto.
En la pista tampoco alcanzaron su diploma olímpico Rose Mary Almanza en los 800 metros planos, ni Zurian Hechavarría en los 400 metros con vallas. El relevo femenino del 4x400 entró último a la meta en la final después de haber logrado su clasificación en una electrizante carrera.
Urge un análisis de lo acontecido en Tokio con el atletismo cubano, que durante años estuvo la elite mundial. Ojalá los dirigentes de la Isla no se embriaguen con el éxito de otros deportes y detengan su mirada en las pistas, donde sin dudas algo está sucediendo.