Cuando se ha perdido la conexión con las Musas (y puede que no se restablezca, y se espera lo peor), quedan las averiguaciones acerca de los rituales propiciatorios de escritura. Por ello un buen apartado en las entrevistas a escritores pregunta por horarios y hábitos de trabajo, se complace en los detalles más excéntricos posibles. Goethe visita a Schiller, no lo encuentra en casa, se sienta a su mesa de trabajo, siente vértigo, algo huele mal allí y descubre una gaveta llena de manzanas podridas, condición indispensable para que la escritura fluya, según confiesa la mujer de Schiller. Y no solo poetas: Roland Barthes reconoce tener que regar el jardín y afilar la mayor cantidad de lápices posibles antes de sentarse de una vez a trabajar. Maniobras dilatorias (la procrastinación también puede entenderse como súplica) a las que él tilda de mariposeo.
"La inspiración en el sentido clásico, el rapto de las musas, tenía, entre otras funciones, la de convocar el arché, los principios. Para poder iniciar una obra, para imaginarle un comienzo, había que invocar a las diosas de la memoria, las que guardan el recuerdo del origen, de cómo se había iniciado todo", nos recuerda Jorge Brioso en este libro. De ahí el problema: "La obra moderna, que renuncia a la inspiración, carece de un ritual del comienzo. ¿Cómo es posible iniciar algo para una época que no cree en el origen?"
Hace tiempo que los ritos del comienzo dejaron de apelar a seres mitológicos para guarecerse en la mitología del autor. El autor por quien pregunta este libro es Néstor Díaz de Villegas. Y, dentro de la obra de Néstor Díaz de Villegas, este libro pregunta por sus sonetos. La destrucción por el soneto interroga tanto al poeta como a la poesía.
Pesquisa por Díaz de Villegas porque, a juicio de Brioso, "es el poeta cubano en el que experiencias límites como la prisión, el exilio, la adicción, la enfermedad y el vérselas cara a cara con la muerte descubren su mejor expresión". Pesquisa por sus sonetos porque "¿cómo pensar los lindes del caos a través de la más estricta de las formas?"
Ambas pesquisas preguntan —no importa lo perdida que esté la conexión—por el origen, preguntan de dónde viene esto que llamamos poesía. Pues el poeta, irresponsable hasta el punto de no hacer ya invocaciones a lo mitológico, sigue aún a cargo de la inspiración, por mucha desconfianza que le tenga. Y el soneto es vehículo privilegiado de la memoria: breve, simétrico, campo ideal para los choques de la lógica. Vehículo de la memoria, no solo en tanto pieza recordable, sino por constituirse en máquina originadora, en mecanismo que pareciera remitir a una memoria impersonal y antiquísima. Lo confirma el autor: "el soneto me servía para componer en la cabeza cuando no atinaba a sentarme a escribir".
Si cualquier otro poema pretende volver ineluctable un grupo de palabras y el poeta lucha por dotarlas de un orden contra el cual nadie más pueda luchar y quien lo lea tenga que darse por rendido, en el soneto esta pretensión se hace de obligatorio cumplimiento. El orden del soneto es la orden. La forma allí da órdenes y manda.
Prisión, exilio, adicción, enfermedad, cara a cara con la muerte: Brioso eligió a Díaz de Villegas por estas razones, pero ante todo porque Díaz de Villegas eligió el soneto en esos avatares suyos. Lo que investiga este libro es la conjunción de un abundante desorden y de un orden riguroso. En fórmula de Néstor Díaz de Villegas el poeta es un idólatra que carga con las tablas de la ley. Y, atento a esa fórmula, Brioso pregunta: "¿Cómo es posible que el enamorado de lo deforme sea el responsable de portar las tablas que fundarán el ideal, la norma, el parámetro de lo permitido?"
Un reto así lo empuja a considerar que el poeta es, a la vez, la ley y la trampa. El soneto, según Brioso, es el lugar del crimen: "El crimen es el único enigma que se permite una época que ha desterrado la inspiración". Y apunta a cómo la simetría es capaz de generar un acto monstruoso: el asesinato en serie. De ahí Confesiones del estrangulador de Flager Street, las hazañas de un serial killer contada en sonetos por Néstor Díaz de Villegas.
La implosión es el modo de habitar rabiosamente dentro de una forma fija. Convertido el soneto en un lugar del crimen, su misterio es el misterio del cuarto cerrado. El misterio del cuarto amarillo. Ante un soneto habría que preguntarse cómo pudo entrar alguien en ese espacio para cometer el crimen, cuando tan cerrado se encontraba. El soneto se hace entonces crimen imposible. Lo curioso en este caso, como diría Watson, es que Díaz de Villegas combine al asesino en serie (criminal flâneur, lo llama Brioso) con el misterio del cuarto cerrado. Es como si, allí donde el poeta o agente del desorden o criminal vaya a cometer su fechoría, la cerrazón arribara con él. Como si matar fuera, no la búsqueda de una salida, sino de una entrada sea como sea.
Se trata de ir a reventar irremediablemente. El soneto (junto aquí percepciones de Brioso y de Díaz de Villegas) es un cuarto amarillo al que salen glory holes en sus paredes.
El caso del poeta encerrado dentro del soneto es el caso del poeta encerrado en cárcel, manicomio, hospital. Caso de exilio, caso de libertad, de drogas, de mitos, de religiones y sueños. El lector de este libro no dejará de preguntarse (y perdón por la desordenada expresión que sigue) por qué coño el soneto, por qué la poesía.
Jorge Brioso inaugura con este volumen una serie en la que cada libro juntará, al ensayo introductorio de un crítico, la selección de textos literarios de un autor sorprendido en medio de su trabajo. Crítico y autor empeñados en diálogo en cada libro.
En este primer título, él sostiene que todo poema es una ruina y solo encontramos en el poema lo que ya se daba por perdido. La destrucción por el soneto. Sobre la poética de Néstor Díaz de Villegas contiene un grupo de magníficas ruinas que son también hallazgos, y magníficos hallazgos a propósito de esas ruinas.
Jorge Brioso, La destrucción por el soneto. Sobre la poética de Néstor Díaz de Villegas (Almenara, Leiden, 2024).
La destrucción por el soneto. Sobre la poética de Néstor Díaz de Villegas se presenta este sábado 22 de marzo a las 7:00PM en Madrid, en la librería Arenales (Calle de Vallehermoso, 110, Chamberí), junto a Poemas inmorales (Pre-Textos, Valencia, 2022) de Néstor Díaz de Villegas. Ambos autores —Brioso y Díaz de Villegas— estarán presentes.