Escoger, siempre pudimos escoger.
Apartar lo vano,
soplar las cáscaras,
quitar pequeñas piedras o terrones
siempre estuvo permitido.
Cada tarde, después de sintonizar
alguna distracción en la radio,
nuestras mujeres se sentaban a la mesa.
Primero la cubrían con un hule,
luego vertían en ella el arroz sucio.
Encima de aquellos motivos eslavos
(rombos, flores silvestres,
aves de colores inexplicables)
comenzaban a separar
la luz de las tinieblas.
Como la anciana de Baxoia,
aquella del delantal a cuadros,
la que nunca
levantó la cabeza de las habas,
nuestras esposas, madres y abuelas
hundían sus frentes
en los últimos minutos de la tarde.
Así permanecían hasta que por fin
podían ponerse a cocinar
lo poco que había quedado.
Escoger, siempre pudimos escoger.
Lo que no se nos permitía allí
era elegir.
Eso lo aprendimos
una vez que conseguimos largarnos.
Camilo Venegas nació en Paradero de Camarones, Cienfuegos, en 1967. Sus libros publicados más recientes son Afuera (2007), ¿Por qué decimos adiós cuando pasan los trenes? (2012) y la novela Atlántida (Libros del Fogonero, República Dominicana, 2023).