Bedia abrió de par en par el lienzo
En el piso de la galería y saltó una ballena
Jorobada salpicándonos a todos.
La ballena era joven como la cuidadora de la galería
Y tenía una mirada ora juguetona ora de dolor
Movía su cola con entero sentido
De la elegancia.
De las aletas dorsales
Enormes como alas de avión salían
Estrellitas y humo de nitrato de plata.
De su boca abierta, risueña
Como un campesino próspero
Emanaban ecuaciones matemáticas
Y lucía más feliz que una lombriz.
Bedia volvió a enrollar su óleo enorme
Con un gesto de Houdini.
A alguien le dio por encender la televisión
Grande como el lienzo de Bedia
Y fue cuando rodaron las imágenes
De los asesinos de ballenas.
La nuestra la vimos morir ante nuestros ojos.
Llevaba todavía la sonrisa
Con la que nos había dicho adiós.
Alfonso Quiñones Machado nació Camagüey en 1959. Es editor general del periódico El Caribe y el canal televisivo CDN, en República Dominicana. Este poema pertenece al libro inédito Ojo de madera.