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Crítica

Análisis de la forma en el futuro del subjuntivo

'Deshidratar lenguaje: quitar con proceso natural aquello que sobra por evidencia solo visible al ojo de la artesana Ana G. Ramos'.

Tampa
Ana G. Ramos.
Ana G. Ramos. El Caimán Barbudo

En la primera oración debiere incluir idea aleatoria pero fértil y —si posible— temeraria, para que más tarde vinculare con tópico de la mecánica en cuestión, estableciendo una conexión de tipo monofásica o covalente. Como posibilidad optativa no sería descabellado que tal idea funcionare like a hook para que quien lee —dizque lector que de rareza prestare su ojo a tal dislate— consintiere en dejarse llevar párrafo abajo (scroll de algoritmo predefinido de antemano por quien escribe —dizque autor— en el análisis de la forma del Análisis de la forma de Ana G. Ramos).

En la mecánica que nos asiste, la primera oración (convertida aquí en primer párrafo) no aplica anymore, a la par que se presume de qué va el engranaje. Sería dislate seguir deteniéndolo, así que: en lo que atañe al cuaderno los textos portan suerte de robustez, conseguida a fuerza de compactar lenguaje, no mediante proceso de compresión (como el usado for example en desguaces: ¿destruyen automóviles o crean cubos de chatarra?); se conjetura más como compactar a través de deshidratación, como se hace con frutas y verduras con deshidratador de sol casero. Deshidratar lenguaje: quitar con proceso natural aquello que sobra por evidencia solo visible al ojo de la artesana Ana G. Ramos (Holguín, 1991). En resumen, trabajo manual, no fuerza industrial. Nervio, no cable:    
     
                              "Es preciso adoptar la repetición como instinto de   
                               supervivencia. En cuanto se refiere a la cabeza, es   
                               preciso cortar perpendicular."    
     
Previendo duración de texto, dizque autor debiere establecer nexo referencial con algo de cultura humana, like always cinema, pero en caso actual tanto usarlo como prescindir de ello no agrega nada al paisaje. Aconteciere pues presentir el suceso, la máquina que mueve la maraña dentro del corpus. Es en el suceso donde estuvieren las claves para decodificar el discurso, pero: ¿hay discurso? ¿hay suceso? Contextualizare suceso como experiencia de percepción de la realidad y no únicamente percepción sensorial: también percepción recóndita.

Este suceso —sensorial y no— es relevante solo a intimidad de poeta. No sirve de nada que poeta ambicione transmitirlo a otro, no existe medio conocido hasta la fecha más que —acaso— aquel método utilizado por maestro budista al golpear pierna de discípulo con roca. Por tanto, el suceso ni siquiera es relevante a oídos del mundo exterior. Y, aun así, no es nada comparable a ningún tipo de práctica espiritual o mística. El suceso poético que traduce de un tipo de lenguaje recóndito a un tipo de lenguaje escrito es un proceso cerebral o en todo caso bioquímico. Y no es anómalo el hecho de que apenas trascienda el suceso, but el método:    
     
                               "Cortar y pegar para aporte a estructura del discurso  
                                por causa justa y fin justificado, acople a la secuencia.  
                                Cada día, para amortiguar, frotarse las manos".

Entretanto, la forma que da código a Análisis de la forma la solventa un tipo de sujeto —líricon't — inubicable, sórdido y minucioso, que se advierte por la ausencia total de nariz. Un autor serio sabe que su nariz no tiene nada que resolver dentro de texto alguno. Posicionado en el parapeto inexpugnable de la ironía, el sujeto de Ana G. Ramos consiente en utilizar lenguaje no solo como medio, sino como herramienta para desmantelar y reconstruir realidades. Nos presenta los textos como instrucciones para armar maquinarias del alma humana, donde cada verso es pieza que está meticulosamente ensamblada. Un solo tornillo mal apretado y la estructura del poema se desplomaría.

Debiere —here and now— dizque autor tomar por caso otro poema-modelo para advertir la manera en que cada texto no es solo poema, sino artefacto que hurga mente de dizque lector. Tomare el "Katana para Jo", que se presta para tal menudencia, pues es —indeed— un arma afilada que corta las expectativas del asomado, revelando capas de complejidad a la par que se mantiene simple, como advertencia de peligro en la etiqueta:    
         
                                  "Hombre barbado adquiere valor total de empresa
                                  creada por afeitados con cuchilla Gillete, ideada al
                                  fabricar tapones de botella. Jo, investigador moderno,
                                  advierte: 'no es la escasez sino la complejidad del
                                  material'".

Casi al final funcionare —maybe— establecer algún tópico que predomine en el ecosistema del libro. Pero no hay tópico, solo lenguaje. De haber tópico aventurare alguno cercano a la exploración de la identidad y la pertenencia. A través de una lente casi científica (espurgar ADN como arroz para el almuerzo del futuro del subjuntivo) la artesana Ana G. Ramos pone su técnica en función de precisar su área de faena; y de cierta manera extrapolar todo aquel asunto desde el nivel átomo hasta el nivel individuo, luego grupo y por último universo.

La referencia a los ideogramas africanos nsibidi en el título de un texto particularmente significativo —"Símbolos del sistema nsibidi"—  deja entrever el propósito de un mensaje absoluto formado por mensajes individuales. Y esto —a la vez— confirma la idea de observar el cuaderno no solo como volumen de poemas, sino como colección de artefactos raros, artesanales y únicos, que han sido encontrados escarbando en los elementos y que juntos conforman un croquis de identidad:    
     
                                   "En el retrato se adquiere nuevo método para acoplar 
                                   los módulos de forma perfecta. Lo desechado afecta el 
                                   orden cosmológico. Contradictoria la energía del 
                                   átomo y la filosofía perceptiva de algunos en el 
                                   espacio."    
     
Fueren múltiples —como notas en papel pautado— las líneas de pensamiento que relampaguearen córtex adentro (subráyese líneas) when dizque autor avanzare por Análisis de la forma. Una de estas líneas advirtiere un presentimiento que otorgare  —en definitiva— masa al cuaderno: ¿es la poesía literatura?

El estado de enajenación del ente lector contemporáneo alcanza niveles ridículos cuando alguno "descubre" algo que tuvimos claro durante siglos y que se diluyó en fanatismos o tiranías institucionales. En este caso, el plus ultra de la fascinación que alcanza dizque lector deviene mueca superflua, como si intentase pronunciar la palabra Literatura mientras mastica una croqueta.

Fue la literatura quién asesinó a la poesía. No queda de otra que contribuir a ese asesinato. Con tal idea en mente, dizque autor debiere desestimar el presente despropósito, si no como literatura at least como análisis de una pieza literaria que contiene trazas de un suceso poético tan íntimo como intransferible. Eso sí, hay forma, pero —aunque debiere— no hay oración final.


Ana G. Ramos, Análisis de la forma (Ediciones La Luz, Holguín, 2022)    
 

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