El mar rojo, el cielo verde, y la nieve
encerrada por latigazos del sol bajo esta púrpura,
dan la manzana.
Yo quisiera saber exactamente los milenios,
o cuantas edades completas contribuyen
a transformar en pulpa y en perfume
una manzana.
De ahí salió el modelo de las mejillas púberes;
de ahí el sello roto del amor, y la orgía
de dormir cara a las constelaciones
bajo un árbol de manzanas.
Yo imagino que estas rojas brasas
colgadas de sus ramas dan señales, y llaman
a los remotos hombres de Saturno, porque concurran
a la plenitud de la manzana.
Gastón Baquero nació en Banes o en La Habana, en 1914. Es autor de varios libros de poemas, entre ellos: Poemas (1942), Saúl sobre la espada (1942), Memorial de un testigo (1966), Magia e invenciones (1984) y Poemas invisibles (1991). Sus artículos periodísticos y ensayos han sido recogidos en varios volúmenes. Murió en Madrid el 15 de mayo de 1997. La editorial Betania acaba de publicar una antología de sus poemas: Gastón Baquero, lo que no se ve, seleccionada y prologada por León de la Hoz, con un epílogo de Felipe Lázaro.