Qué pasa, qué está pasando
Qué pasa, qué está pasando siempre debajo del jardín
que las rosas acuden sin descanso.
Qué está pasando siempre bajo ese oscuro espejo
donde nada se oculta ni disuelve.
Qué pasa, qué está pasando siempre debajo de la sombra
que las rosas perecen y renacen.
Que nunca se desmiente su figura,
que son eternas sombras, idénticos recuerdos.
Qué está pasando siempre bajo la tierra oscura
donde la luz levanta rubias alas
y se despliega límpida y sonora.
Qué está pasando siempre bajo el cuerpo secreto de la rosa
que no puede negarse el cielo temporal de los jardines,
que no puede evitar el ser la rosa, precisa voluntad, sueño visible.
Qué pasa, qué está pasando siempre sobre mi corazón
que me siento doliéndola a la sombra,
estorbándole al aire su perfil y su espacio.
Y nunca accedo a destruir su nombre,
y no aprendo a olvidarme, y a morir lentamente sin deseos,
como la rosa límpida y sonora que nace de lo oscuro.
Que se inclina hacia el seno impasible de la tierra
confiando en que la luz la está esperando, creándose la luz,
eternamente fija y libertada bajo el cuerpo secreto de la rosa.
(De Poemas, La Habana, 1942).
Los lunes me llamaba Nicanor
Yo los lunes me llamaba Nicanor.
Vindicaba el horrible tedio de los domingos
Y desconcertaba por unas horas a las doncellas
Y a los horóscopos.
El martes es un día hermoso para llamarse Adrián.
Con ello se vence el maleficio de la jornada
Y puede entrarse con buen pie en la roja pradera
Del miércoles,
Cuando es tan grato informar a los amigos
De que por todo ese día nuestro nombre es Cristóbal.
Yo en otro tiempo escamoteaba la guillotina del tiempo
Mudando de nombre cada día para no ser localizado
Por la señora Aquella,
La que transforma todo nombre en un pretérito
Decorado por las lágrimas.
Pero ya al fin he aprendido que jueves Melitón,
Recadero viernes, sábado Alejandro,
No impedirán jamás llegar al pálido domingo innominado
Cuando ella bautiza y clava certera su venablo
Tras el antifaz de cualquier nombre.
Yo los lunes me llamaba Nicanor.
Y ahora mismo no recuerdo en qué día estamos
Ni cómo me tocaría hoy llamarme en vano.
(1965)
Gastón Baquero nació en Banes o en La Habana, en 1914. Es autor de varios libros de poemas, entre ellos: Poemas (1942), Saúl sobre la espada (1942), Memorial de un testigo (1966), Magia e invenciones (1984) y Poemas invisibles (1991). Sus artículos periodísticos y ensayos han sido recogidos en varios volúmenes. Murió en Madrid el 15 de mayo de 1997.
Estos poemas aparecen en la selección de poemas de Gastón Baquero hecha por Felipe Lázaro para su libro Conversaciones con Gastón Baquero (Betania, Madrid, 2019).