Se produce mejor oxitocina
si frotas unos rojos y venosos
dildos contra los cuerpos cavernosos
del clítoris, allende la vagina.
Si el dildo es curvo hacia la gloria, empero,
sobando el punto G, el A y el Zeta
conseguirás la epifanía neta
con la genuflexión del misionero.
Si el dildo mira al suelo, en plan marchito,
podremos cosechar serotonina
repitiendo el empotre del perrito.
Ahoga el rito, el bulo, la pamplina.
No es el pene bucólico y ahíto:
es la magia del acto que calcina.
Lo demás es mito.
Gleyvis Coro Montanet nació en La Tirita, Pinar del Río, en 1974. Ha publicados los poemarios Aguardando al guardabosque (Ediciones Loynaz, Pinar del Río, 2006) y Jaulas (Letras Cubanas, La Habana, 2010), Lejos de casa. Memoria lírica del problema cubano (Cristal de Agua, Madrid, 2018) y Mujer, aparta de mí ese smartphone. Poesía con emojis (Editorial Gata Encerrada, Madrid, 2020). Este poema pertenece al libro inédito La catedral de la mujer.