Salía de yukata abigarrada a caminar por las calles
tiradas a cordel de
su ciudad natal, una
yukata con los colores
de la bandera japonesa,
en la frente relucía el sol
naciente, nadie le hacía
caso: el sol declinaba,
colores desvaídos con
el paso de las horas,
la seda artificial de la
yukata raída por sus
contornos.
Se contoneaba, chanclos de alta plataforma, cantaba
en japonés de propia
invención odas a Oda
Nobunaga, canciones
irreverentes a Hideyoshi,
aires libidinosos del
amor oscuro dedicadas
a Ieyasu.
De mal en peor sus días, el té aguado eso sí de
importación, le daba
con todos los hierros
a una tumbadora
interior, que paso
más chévere el de
mi conga es: ser
shogun, tener a
sus pies a jóvenes
lacustres (ebúrneos)
zafarse, y libre ponerse
en cuatro despelotado,
soltar un viento, hacer
reír a sus efebos,
gimotear y al son
de tristes lloros
dejarse fusilar.
José Kozer nació en La Habana, en 1940. Autor de una extensa obra poética, recibió en 2013 el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda. Para celebrar sus 80 años, Ediciones Rialta publicó un volumen de sus ensayos, Cartas de Hallandale (Querétaro, 2020), la edición bilingüe de su poemario Carece de causa (traducción al inglés de Peter Boyle, Querétaro, 2020) y una entrevista de Gerardo Fernández Fe: José Kozer. tajante y definitivo (Querétaro, 2020). Este poema pertenece a un libro inédito.