Bajó la persiana metálica, retumbó la calle
Villegas, y yo bajé
la persiana combada
de madera de mi
escritorio, cayó
carcoma.
Vámonos, se vayan al diablo retumbando en
la Plaza, plazoletas,
chacoteros inventando
caballos derrengados,
dar cuero, arruinar
fachadas, interiores,
mazas golpear
(derrumbar) muros,
ver hundirse la materia
en nombre de unos
nuevos tiempos (de
nuevo) la dignidad
soberana y otras
barrabasadas.
Nunca apestó tanto el olivo en las almazaras,
se pudrían las
charreteras en
los hombros,
huecas hombreras,
nos íbamos con los
oídos asediados de
improperios, madre
de Dios cuánta
exaltación.
Entendí, primero a duras penas que el caimán
se prosternó al pie
del Camaján, las
bellas ideas,
rasgarnos las
vestiduras a tres
colores con la
bandera de la
estrella solitaria.
Las pasé canutas en junio como en enero, ateo
(¿habrá sido ateo el
de los innumerables
bustos de yeso?) no
queda salvado en
un solo granero, en
aguas del Nilo quien
fuera salvado de las
aguas en serón
calafateado no
volverá.
El pájaro sobre el mar viene del Báltico, al norte
zorzal, alondra en
los poemas (vide,
Shelley) a la mesa
pan negro, cebolla
colorada encurtida,
pastelería china,
donde mangle
musgo, donde
marpacífico
prímula: y yo
planta crasa,
rastrera, me hago
a la idea, octogenario,
que la Selva Negra
(Brecht) me vale lo
mismo, Pinar del
Río, que los
mogotes.
José Kozer nació en La Habana, en 1940. Autor de una extensa obra poética, recibió en 2013 el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda. Para celebrar sus 80 años, Ediciones Rialta publicó un volumen de sus ensayos, Cartas de Hallandale (Querétaro, 2020), la edición bilingüe de su poemario Carece de causa (traducción al inglés de Peter Boyle, Querétaro, 2020) y una entrevista de Gerardo Fernández Fe: José Kozer. tajante y definitivo (Querétaro, 2020). Este poema pertenece a un libro inédito.