Al golpear el portón
me indican por dónde pasar,
ganada la oscuridad
entro en el jardín de Hamza,
los ojos se abren con dificultad
y la luz me detiene entre cipreses.
Junto al pozo jugamos
con el fino punzón del azar
y no dejo de asustarme,
su filo marca el centro de mi pecho.
El perfume del perejil sube intenso
desde el plato,
pero no he venido
a contemplar una naturaleza muerta
y acepto el riesgo.
Apenas toco el fatoush,
me pierde la aspereza incomprensible
del idioma
cuando descubro la subida al dormitorio.
Entrar al jardín de Hamza
es desnudar el corazón
mientras los adoquines
silencian lo que dejo a mi paso.
No busco nada más,
permanezco en el huerto
mientras la vida
gira en un espiral cítrico,
sin remedio,
imposible doblar el portón.
El tiempo se enreda en la habitación
tomando el control de las horas
en una sarta de puntos suspensivos.
Rodolfo Häsler nació en Santiago de Cuba en 1958. Sus últimos libros de poemas publicados son Diario de la urraca (Huerga & Fierro, Madrid, 2015), Cabeza de lobo (Hiperión, Madrid, 2019) y Hospital de cigüeñas (Libros de la Hospitalidad, Valencia, 2021), al que pertenece este poema. Ha traducido la poesía completa de Novalis y los relatos breves de Franz Kafka.