Nadie reconocí.
Polvo en las paredes,
lodo por las calles,
el mismo hielo, los mismos precipicios.
Nadie me vio llegar.
Partir tampoco,
y hasta los viejos rencores fuéronse
poco a poco disipando.
Penélope, que tanto odiaba mi ausencia,
lanzó con elocuencia un parlamento.
Mi perro, en cambio,
(o perra, porque hoy nunca se sabe)
ni tuvo la elegancia de olisquearme,
ni de ladrar siquiera al acercarme.
Telémaco, colmado de aposentos,
hoy goza de un hijo y su señora.
(El padre ya encontrado ya no cuenta.)
Antes dije que el desembarco
en ella es mi destino.
Ahora que otra vez emprendo el viaje
jamás dejo de pensar
o de llorarla en el camino.
2 diciembre, 2021
Enrico Mario Santí nació en Santiago de Cuba en 1950. Junto a una extensa obra ensayística, ha publicado las más fiables ediciones anotadas o críticas de Octavio Paz, Guillermo Cabrera Infante, Pablo Neruda y Fernando Ortiz. Recogió sus poemas en Son peregrino (La Torre de Papel, Miami, 1995).