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Narrativa

De cuando el Rey del Mundo se dirigió a los Estados Unidos

Tres fábulas de 'El libro de las fábulas', de próxima aparición en España.

Buenos Aires
'El Rey del Mundo'.
'El Rey del Mundo'. Havana House

 

6.


Deseoso de visitar sus dominios, el Rey del Mundo se dirigió a los Estados Unidos. En el aeropuerto JFK, un agente de inmigración le preguntó:

—¿Turismo o negocios?

—Un poco de todo. Verá usted, yo...

—¿Sería tan amable de quitarse esa vincha o máscara o visera roja y dorada, que no le veo bien la cara?

—No es vincha, ni máscara, ni víscera: es una vitola. Además, no tengo cara. Soy un habano.

—¿Cubano?

—Caballero, eso es obvio. No todos los cubanos son habanos, pero todos los habanos son cubanos. Es lo que en lógica se distingue como "parte" y "parte propia".

—Me temo que falté a la escuela el día en que explicaron eso, pero igualmente tendré que confiscarlo. El comercio con Cuba está embargado desde 1962.

El Rey del Mundo fue así confinado a un Depósito de Importaciones Ilegales donde estaban amontonados varios alevines de cocodrilo, cuatro panes de medio kilo de cocaína adulterada y un viejo faquir que había llegado de polizón en la bodega de una aeronave. Temiendo que el ambiente excesivamente seco del depósito rajara su bonita capa marrón, el Rey del Mundo sugirió al viejo faquir que se lo fumara mientras todavía estaba bueno: lo cual el viejo faquir aceptó. Y mientras fumaba, en el silencio de aquella noche ilegal y neoyorquina (silencio solo turbado por el ronroneo de los cocodrilos dormidos) el viejo faquir tuvo una suerte de alucinación: que consistía en que el mundo era bello y tenía sentido: que es uno de los sueños más insensatos jamás soñados.

El Rey del Mundo se consumió feliz, pues para provocar tales sueños es que han sido creados los grandes habanos.

 

 

9.

 

Zinoviev le había encargado al pintor Isaak Brodski un gran cuadro que representaba la apertura de la II Internacional. El pintor no podía terminarlo porque las purgas, los realineamientos y la llegada de nuevos favoritos modificaba permanentemente la lista de quienes debían —y, sobre todo, de quienes no debían— figurar en la enorme pintura.

     

 

10.

 

"No quiero para mí nada que no quiera para los demás", dijo el poeta Walt Whitman, de West Hills.

"No quiero para otros nada que no quiera para mí", replicó el autor. Puede parecer lo mismo, pero no lo es. El de Whitman es un programa para la santidad; el autor, en cambio, se contentaría con portarse decentemente.

 


Nota a la fábula 9: Zinoviev le había encargado al pintor Isaak Brodski...: Lo cuenta Victor Serge en Memoires d'un révolutionnaire, 1901-1941 (Seuil, París, 1951).

 


Daniel Samoilovich nació en Buenos Aires, en 1949. Reunió su poesía en Rusia es el tema (Poemas reunidos 1973-2008) (Bajo la Luna, Buenos Aires, 2014). Ha traducido a Horacio, Shakespeare y Katherine Mansfield, entre otros autores. Entre 1986 y 2011 dirigió una de las grandes revistas de la lengua: Diario de Poesía. La editorial Pre-Textos publicará en octubre el libro que contiene estas fábulas.

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