para Soleida Ríos
Las coordenadas marcan un punto
sobre un mapamundi arrugado,
hay que insistir, dice el que siempre recuerda,
hay que golpear el picaporte, pasar
el umbral de la ciudad difunta,
lo que el descuido arrasó
va y se convierte en adorno,
una construcción inclinada
que conserva su color amarillo,
la palabra inquietud no es suficiente
y resbala por el lomo de un libro
del poeta remendón
Lorenzo García Vega: Devastación del hotel San Luis,
una babosa se acurruca en su textilandia
para contar lo inesperado,
pero nunca aceptarías, por eso te vas,
te agota tanta promiscuidad,
es posible trepar a un gran árbol
y chapurrear la lengua de un pájaro,
el hotel es hambre y devastación
donde escupir la esponja de la sed,
tontear frente al hocico del lobo,
lengua de lobo, la lengua feroz
encerrada en una cajita,
en una gaveta de escritorio
en mi habitación del hotel Packard,
pero no conviene forzar la voz,
sobran palabras,
balbucear, silencio,
bienvenido seas
a cualquier lugar.
Rodolfo Häsler nació en Santiago de Cuba en 1958. Sus últimos libros de poemas publicados son Cabeza de ébano (2007), Diario de la urraca (Huerga & Fierro, Madrid, 2015) y Cabeza de lobo (Hiperión, Madrid, 2019), al que pertenece este poema. Ha traducido la poesía completa de Novalis y los relatos breves de Franz Kafka.