Trepar al conocimiento del ciprés.
Es un avance y un dominio que se agarra de raíz.
El cuerpo es un huso que danza como una llama,
es el fuego que acompaña a la huída,
la búsqueda del camino de la felicidad.
Aquí se acoge al buscador de sueños,
al caminante que abandonó la casa paterna,
el agua sube a la garganta en un suspiro,
la afilada centella, una señal, a veces terrenal,
a veces celestial, que indica la cercanía del vientre,
del jardín, ese espacio donde amasas el acanto.
El arte se siente como quien desbroza un jardín,
y la piedra que choca, la piel tan dura ya,
es la costra mutable que oculta el secreto.
El punto medio entre lo personal
y lo inalcanzable.
Rodolfo Häsler nació en Santiago de Cuba en 1958. Sus últimos libros de poemas publicados son Paisaje, tiempo azul (2001), Cabeza de ébano (2007) y Diario de la urraca (Huerga & Fierro, Madrid, 2015), que incluye este poema. Ha traducido la poesía completa de Novalis y los relatos breves de Franz Kafka.