Polito Ibáñez: 'Lo que puedo hacer en Cuba como artista está muy limitado'

Polito Ibáñez es uno de los cantautores cubanos que han sido parte de la banda sonora de mi generación. ¿Está haciendo música desde hace 20 años? Sería así solo si "hace 20 años" fuera la década de los 80. Pero no, desde los 80 hasta hoy han pasado 40 años, y Polito Ibáñez ha estado haciendo música durante todo ese tiempo.

Lo que sí pasó hace dos décadas fue la emisión de la telenovela cubana Doble Juego, para la cual Ibáñez compuso parte de la música. Muchas canciones del repertorio del artista alcanzaron alta popularidad con esa serie.

Polito Ibáñez vive y crea desde Cuba, por lo que cabría preguntarse a quién le canta. ¿Sigue teniendo un público dentro de la Isla? ¿Cómo afecta la crisis a los artistas que permanecen allí?. 

"El país ha dado un giro de 180 grados. El público que solía ir a verme, mayormente personas de más de 50 años, en su mayoría no ha emigrado. Muchos jóvenes sí lo han hecho, descontentos con la falta de oportunidades para trabajar y realizarse, mientras que otros han sido atraídos por las oportunidades que ofrece el panorama estadounidense. Este público de más de 50 años ya no asiste al Karl Marx, ni siquiera existe el Karl Marx. Aunque no me falta público, sí extraño la energía de esas personas que tenían otras inquietudes. Siempre he sido un artista inquieto. El público que me acompañaba desde mis inicios ha crecido, muchos han emigrado. Eran personas antisistema, que no estaban interesadas en el proyecto social y su enfoque. A ese público, claro está, lo extraño".

Recientemente, el artista ha realizado varias presentaciones en España, una oportunidad para reencontrarse con unas circunstancias que tendría en Cuba si no fuera por la situación actual: salas llenas de gente que canta sus canciones y conecta con todo lo que representa su música. Para Polito Ibáñez, "no había público, solo almas vibrando".

"Las cosas que hago en Madrid no las hago en La Habana. La razón tiene que ver principalmente con que hay un público que es parte de mis inicios como artista y que quiere canciones de los años 80, de cuando cayó el Muro de Berlín, temas de otra índole, con el espíritu de la Cuba de ese tiempo. Por lo tanto, para mí es una oportunidad tremenda poder interpretar esas canciones en conciertos bastante íntimos".

¿Crees que la crisis multisistémica que vive Cuba ha afectado particularmente a la creación artística?

Ha afectado a la nación. Hay muchas áreas donde la gente no puede desarrollarse en su trabajo, los salarios son bajos, los precios son muy altos y la gente está insatisfecha, infeliz. Esto va más allá de los artistas, no se trata de si estamos realizados o no, es algo sistémico, como tú misma mencionaste. 

Eres un artista, pero también sufres las mismas cosas que un cubano común. ¿Alguna vez te has planteado emigrar? 

Siento que lo que puedo hacer como artista está muy limitado. Los cantautores que hemos sido un poco contestatarios y hemos hecho música que desafía lo oficial tenemos un caldo de cultivo fundamental en Cuba. Pero hay una Cuba que trasciende, y para poder componer ese medio es bastante hostil. Tienes que ocuparte de cosas cotidianas que antes eran viables, pero ahora dan ganas de emigrar. Creo que estoy motivado por cosas extraartísticas. Sí, en cualquier momento puedo decidir emigrar. Necesito adquirir nueva tecnología, acceder a las tendencias. Tiene que ver con la comida también, soy una persona que se está acercando a la tercera edad y necesito tener otra forma de expresarme y vivir. Y realmente se ha vuelto muy difícil vivir allí, muy difícil.

¿Cuál sería la Cuba ideal en la que te gustaría quedarte?

Una Cuba plural, donde exista la oposición. Tengo una opinión que quizás muchos consideren resbaladiza o edulcorada. El país en el que vivo y los países que han tenido ese sistema no sobreviven. Y no sobreviven precisamente porque renunciar a ser uno mismo para ser parte de los demás no es viable para el desarrollo humano. Necesitamos un cambio radical. Hay heridas que son necesarias, y algunas cosas solo pueden sanarse cuando se dejan sangrar. Así que, para mí, dejar que Cuba sangre significa tener una sociedad más plural, donde se respeten los derechos y las opiniones de la gente, donde la gente pueda expresarse libremente. Esa es la Cuba en la que creo que podría sobrevivir, no otra.