"Pienso que volver a Cuba con tanta gente presa y tanta hambre sería un crimen", declaró la escritora Wendy Guerra en el programa El Zoom de DIARIO DE CUBA.
Guerra, quien reside en Miami desde 2021, añadió que el exilio es para ella "apelar al sentido común, apelar al sentimiento de cubanidad, ayudar a hacer notar la falta de empatía de un Gobierno que no está mirando a sus ciudadanos".
"Cuba para mí es como el patio de mi infancia, mi esencia, el lugar donde me enamoré… pero los muchachos también se van de casa, y ya yo estoy madura, puedo salir de casa", comentó. "Mi casa ha sido —porque no voy a abandonar nunca esa casa— la factoría para escribir todas mis novelas. Yo no creo que uno tenga que tirar la puerta al salir de Cuba. Me fui, pero en algún momento, cuando Cuba rescate su sentido común, volveremos todos".
La autora de novelas como Todos se van, Nunca fui primera dama y El Mercenario que coleccionaba obras de arte está actualmente implicada en la realización de una serie sobre el escritor norteamericano Ernest Hemingway.
Guerra dijo que siempre ha hecho su literatura y ha tenido una responsabilidad cívica para quienes han hecho activismo, aunque no se considera a sí misma una activista. "Estamos poniendo un granito de arena, desde nuestro punto de vista, para visibilizar lo que está sufriendo el pueblo".
"Me considero una mujer de mundo", afirmó en referencia a su vida y su carrera. Sus libros han sido publicados por editoriales de América y Europa. También a colaborado con distintos medios de prensa como El País, The New York Times, The Miami Herald y El Mundo.
"Creo que soy una mujer muy sacrifica y disciplinada, y estaba lista para la emigración, pero sigo aprendiendo y lo estoy disfrutando", comentó. Confesó que la cadena CNN, donde lleva un espacio de entrevista, ha sido una gran escuela en este proceso.
"He vivido un matrimonio de más de 30 años, mis ciclos son un poco largos, la vida misma es mi ciclo", dijo Guerra y aseguró que se retirará escribiendo.
La nostalgia y los recuerdos de la infancia y la adolescencia son parte de la madeja de hilos que envuelven la trama de sus obras; es por esto que la familia, en especial su madre, juegan un papel clave en ella. "Lo mejor de mí es de mi madre, mi trabajo diario es parecerme a ella. Los padres son una construcción que uno se hace, son el canon que uno elige para mejorar. Mi obra es una gran oda a mi madre".
El último viaje a Madrid lo ha realizado como parte de su proyecto de entrevistas para CNN. Guerra considera que la cadena se merece salirse de sus fronteras y no solo entrevistar a personas en Nueva York, Los Ángeles o Miami, sino también en España. Este viaje también le ha servido para entregar su nuevo libro a su editor.
"No creo que Gabriel García Márquez se haya llevado algo de mí, yo sí he recibido de él. Me llevé de él horas de trabajo, el sacrificio. Gabo era un hombre muy sacrificado. Lo que no me llevé fue la cercanía al poder, siempre odié estar cerca del poder", dijo la escritora.
Recordó a García Márquez como un hombre que no hablaba mucho de literatura, y dijo que hablaba más de ese tema Mercedes Barcha, esposa del Premio Nobel. "Con Gabo hablaba de cómo hacer literatura, no de leer".
"Hay muchos mitos sobre mi relación con Gabo", pero sin Mercedes "no lo hubiera conocido. Ella es una segunda mamá para mí", afirmó Guerra.