La Caja Muda es uno de los santuarios de artistas cubanos se encuentra en el barrio madrileño de Carabanchel. Es un sitio personal del creador Guibert Rosales, un estudio que, como lo llama su anfitrión, es un "espacio para que sucedan cosas".
"No está definido qué ha de suceder, lo que sí es importante es que sea un espacio vivo, donde se va a transformar. Incluso no es una galería, porque un estudio es siempre un lugar de ensayo. Me gusta verlo así porque estamos mostrando obras, pero hay obras que puede que no estén acabadas, o que el público no lo perciba. Uno prueba esa especie de interacción con la obra, medita con detenimiento las formas de montajes y un poco a posteriori revisa si es la manera adecuada de haber solucionado la obra o no. Eso no te lo puedes permitir en una galería. Un estudio es un lugar para ensayar, para probar, para cometer errores. Si no es en tu propio espacio creativo, ¿dónde vas a cometer los errores?".
Recientemente La Caja Muda acogió la muestra colectiva de los creadores Elio Rodríguez, Susana Guerrero y el propio Rosales. La exposición, sin nombre y sin un concepto, fue "un encuentro entre amigos", donde los trabajos de los tres confluyeron.
El trabajo de Elio Rodríguez tomó como referencia monumentos conocidos de la arquitectura universal, y a partir de ahí generó esculturas blandas, con la tela como elemento fundamental.
"Es un artista que juega con la sensibilidad. Al espectador siempre le llega esa especie de diferentes sensibilidades a través de las texturas y las formas".
Susana Guerrero, artista española, participó con un trabajo que unió diversas técnicas escultóricas, fundamentalmente con la cerámica. También, dibujos y grabados con alambre.
Es una artista que "también incursiona en la acción, en la performance, y nos parecía interesante".
En el caso particular de Guibert Rosales, participó con una serie de fotografías. De formación escultórica, el cubano llegó a España y realizó un máster en Fotografía y Escultura en la Universidad Politécnica de Valencia.
"Fue un momento en el que se sedimentaron los elementos con los cuales me sentía cómodo trabajando. El hecho de hacer de la escultura un elemento instalativo, que también es algo que hago con cierta frecuencia, siempre o casi siempre con interés de temática social, cuestionándome fenómenos como la identidad, el mestizaje, la hibridación cultural, la otredad, cómo determinados contextos, determinados lugares de privilegio aceptan o no a los otros o a los que consideran que no forman parte de ese estatus de privilegio".
La muestra colectiva en La Caja Muda, formó parte de un proyecto mucho más ambicioso: Carabanchel Contemporáneo. La iniciativa juntó a varios creadores del mundo de las artes plásticas y visuales en el barrio homónimo para, visibilizar su trabajo.
"Buena parte del arte cubano ahora mismo se está produciendo en Madrid, en España y fundamentalmente en esta zona de Carabanchel. Incluso hay algo más interesante, el arribo de artistas de diferentes generaciones. Hay artistas recién graduados de las escuelas de arte: San Alejandro y el ISA, pero también hay otros consagrados como René Francisco o Luis Gómez. Están confluyendo todos esos artistas", explicó Rosales.
"El arte cubano en particular es un arte marcadamente social, creo que no estoy descubriendo el agua fría. Las causas las tenemos en más de 50 años de dogma y de establecer y educarte sobre determinados referentes ideológicos que no podías cuestionar. Pero el arte precisamente es eso, es cuestionador y se cuestiona el dogma. Yo creo que eso ha marcado la manera de pensar de los artistas cubanos. Independientemente de que haya una obra social o no, suele ser una obra que cuestiona cosas, sean cuales sean, intenta cuestionar cosas".
