Los estudios de grabación caseros son los pulmones de la música underground en Cuba. Pese a que todavía existen las tradicionales casas discográficas —EGREM, BIS MUSIC y otras—, muchos músicos optan por la producción independiente. Géneros urbanos como el rap y el reguetón fueron pioneros en la creación de estudios caseros. Con el paso del tiempo, creadores de otras tendencias musicales también han recurrido a esta forma de producción para difundir sus canciones.
"Para llegar a un estudio profesional como Abdala, el costo por horas es demasiado alto y poder sacar un turno de grabación se hace difícil para la mayoría de los músicos independientes", explica a DIARIO DE CUBA la cantautora Daniela Barreto.
"Entre mis amigos músicos, muchos tienen estudios caseros que a lo mejor no poseen las condiciones óptimas, tanto de equipos como de acústica, pero es la opción más viable y con eso se logra mucho. Sería ideal poder grabar un disco en PM o en cualquier estudio que esté equipado a full, pero es complicado y principalmente tiene que ver con el costo", lamenta Barreto.
El movimiento de hip hop, surgido en los años 90 fue de los más afectados ante la inaccesibilidad de sus artistas para poder grabar sus obras. Por estas circunstancias, al día de hoy se han perdido muchas canciones de la primera generación de raperos que tenían en contra la economía y el hecho de ser mal vistos en los ámbitos institucionales.
"En 1998 no había estudios al alcance de los raperos. Gracias a Dios, en la peña que teníamos en La Chusmita de Alamar se grababan en casetes los conciertos. Eso era lo más que podías tener", cuenta a DIARIO DE CUBA el rapero Etián Arnau, conocido como Brebaje Man y fundador del grupo de rap alamareño Explosión Suprema.
"Papá Humbertico fue de los primeros raperos que tuvo un estudio en su casa y ayudó a mucha gente que grababan gratis ahí. Ya cuando comenzaron a aparecer otros estudios caseros como Omnibus Producciones, fue un incentivo para nosotros, porque teníamos la oportunidad de grabar la obra y distribuirla en cedés para que la gente pudiera escucharla a plenitud cuando quisieran. Fue una puerta que se abrió para el artista empírico", agrega Etian.
Para montar un estudio casero se necesitan equipos de sonido que en su mayoría son caros y no se comercializan en la Isla. Los productores musicales dependen de lo que puedan traer otras personas del extranjero y vender a precios por encima del mercado convencional. Muchos han empezados con medios rústicos, pegando cartones de huevos en las paredes para la insonorización y, con el paso del tiempo, han ido mejorando la tecnología mediante ahorros, la ayuda de familiares o la asociación con otros artistas.
"Yo necesitaba hacer mi música y no podía seguir dependiendo de otros estudios. Durante la pandemia un amigo me dejó una laptop y un micrófono y con eso empecé a grabarme", cuenta a DIARIO DE CUBA, Ronny González quien se hace llamar El Kamikaze.
"Primero lo hacía solo para mí, pero después vi que había potencial, dado que más personas están en la misma situación que yo, pero no tienen los recursos monetarios para armarse un estudio ni pagar los servicios de quien lo tenga. Los estudios son relativamente caros y son una inversión a riesgo, porque no sabes si lo tuyo va a gustar. Yo grabo a artistas emergentes con tarifas bastante económicas para como están los precios ahora", explica Ronny, aclarando que él fue afortunado porque tuvo la ayuda de un amigo que le regaló algunos equipos antes de irse del país.
Entre los productores de rap de larga trayectoria que aún quedan la Isla se encuentra Raydel Obrador, alias El Prófugo. De su estudio 264 han salido importantes temas de Los Aldeanos, Raudel Escuadrón Patriota, Soandry HDC, entre otros. Sobre su experiencia a lo largo de 20 años dedicados al movimiento de rap, Obrador cuenta: "Si no amas lo que haces, vas a estar un tiempo y lo vas a abandonar. Aquí como en todos lados tienes necesidades básicas y muchas veces el rap no da ganancias. Uno busca mantener la música independiente, pero a la vez quiere alcanzar los niveles de calidad más profesionales posibles. Pero, ¿cómo logras eso si un equipo profesional te cuesta 3.500 dólares y un equipo es solo un eslabón de la cadena'", se pregunta El Prófugo.
Con la llegada de internet a Cuba y mayor información de cómo funciona la industria de la música, algunos productores han buscado la forma de expandir los servicios de sus estudios para crear sellos discográficos independientes. Este fenómeno se ha visto mayormente en el mercado del reguetón, pero igual está sucediendo en el rap.
"City Records es un sello totalmente independiente en el cual brindamos los servicios de distribución musical, grabación, filmación de audiovisuales, diseño, entre otros", cuenta el rapero Claudio Hill, director y dueño de dicha empresa que lleva entre Cuba e Italia.
"Tener mi propia disquera siempre había sido mi sueño. A pesar de que los artistas actualmente no necesariamente necesitan pertenecer a un sello discográfico, es una gran ventaja porque el sello discográfico se ocupa de la distribución y el artista tiene tiempo para enfocarse en su trabajo que es la creación", concluye Hill.