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Música

Emmet Cohen tocó y habló de jazz en La Habana

El pianista, nacido en Miami, habló de jazz en una amena charla en la Fábrica de Arte de La Habana.

La Habana
Emmet Cohen.
Emmet Cohen. emmetcohen.com

Se le considero un niño prodigio en su natal Miami, cuando a los tres años de edad comenzó a estudiar el piano por el método Suzuki. Unos 20 años más tarde, ya andaba por el área de Nueva Inglaterra figurando como uno de los mejores pianistas de su generación, en compañía de reconocidos músicos. Durante la pandemia, tuvo la idea de convocar a sesiones de jazz desde su apartamento en Harlem a interesantes figuras de la escena neoyorkina. Las sesiones eran transmitidas en vivo para todo el mundo por YouTube, lo cual le valió miles de seguidores y se recuerdan hoy como veladas memorables. Pero esa es la descripción exterior de Emmet Cohen: su relación intensa con el piano, capaz de igualar a los mejores del mundo y transmitir cualquier emoción, se resiste a las palabras.

"Siempre tengo presente aquello que me preguntara un día Branford Marsalis (el hermano de Wynton): '¿Estás mintiendo?'… Cuando ejecuto siempre me repito esa pregunta", confesó el sábado en una amena charla en la Fábrica de Arte, en La Habana. Los dos días anteriores (en especial el viernes por la tarde, en el Teatro Martí) había estado presentando el espectáculo que lo unía incidentalmente a tres jóvenes pianistas, dos cubanos, y una suiza formada en Cuba.  

Emmet Cohen vino al Festival Jazz Plaza de la mano de Dayramir González y su proyecto El arte del piano cubano, que convoca a jóvenes talentos del mundo  y en su primera edición, el año pasado, trajo al prometedor bostoniano Aaron Goldberg.

La intervención de Cohen en el show de los cuatro pianos fue generosa como acompañante, y sorprendente en solitario, cuando rindió homenaje al jazz tradicional, como ha venido haciendo en los últimos tiempos. En su conversación, evoca con frecuencia a los "ancianos" que lo acompañaron en los discos memoriosos Masters Legacy Series. "He conocido a pianistas de 80 y hasta 90 años que todavía tienen el entusiasmo", comentó. "Una vez pregunté a uno de ellos, pianista de 87 años, por qué seguía innovando cada noche en un club y me respondió: 'No es la música, es la gente'".

Evidentemente, Cohen tiene la frescura de sus 33 años, pero también la madurez de un gran artista. En la Fábrica de Arte equiparó la interpretación jazzística al amor, y ante la curiosidad de un participante que insistía en relacionar el jazz con el coraje, el pianista respondió: "Cuando estoy tocando y la batería comienza un solo enloquecido, hay que tener coraje para mantenerlo simple". Una lección que los músicos no deben desdeñar. 

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