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Teatro

En El Ciervo Encantado, la resistencia estética

'Es el principal grupo que queda en pie en medio de las ruinas y la mafia grosera que todo lo acaba. No hace mucho la compañía se vio involucrada en otro episodio de censura.'

La Habana
Una de las perfomances presentadas en El Ciervo Encantado.
Una de las perfomances presentadas en El Ciervo Encantado. Facebook/El Ciervo Encantado

En nuestro turbio presente el teatro también sufre. Las filas de estas artes han sido seriamente diezmadas por el éxodo y la crisis de esta hora de Cuba, que es acaso la peor. Casi todos los directores de compañías relevantes ya viven fuera de la Isla. Hacia el interior, unos pocos permanecen lidiando con la fealdad que patrocina un poder que los ve como enemigos.

Desde El Ciervo Encantado se organiza la resistencia estética en circunstancias muy difíciles. Es el principal grupo que queda en pie en medio de las ruinas y la mafia grosera que todo lo acaba. No hace mucho la compañía se vio involucrada en otro episodio de censura cuando los funcionarios decidieron vetar tres audiovisuales que iban a presentar entre los cuales se incluía (además de Existen, de Fernando Fraguela y Yulier Rodríguez, y El encargado, de Ricardo Figueredo) La Habana de Fito, cuya saga es famosa. El propio Fito Paéz, en sus declaraciones sobre el caso, mencionó el incidente.

Como para medrar en este momento adverso, hace dos fines de semana que El Ciervo Encantado organiza un "maratón"” de seis performances cuya presentación al público es inédita y única. Un esfuerzo grandísimo de organización que requirió cada día un cambio de disposiciones técnicas de todo tipo y concentración de actores. Todo con el rigor que es el distintivo de la compañía.

El grupo se ha enriquecido con la incorporación de jóvenes artistas que, aunque ya venían trabajando en él, puestos en cartelera lucen como una legión estupenda.

La primera performance estuvo a cargo de Yindra Regüeferos y Nadia Boudet y fue sobre la maternidad. Las dos actrices, que acaban de ser madres, incorporaron a sus hijas a la escena. "Se trata de decodificar, desde nuestra experiencia, la postal de la maternidad linda que se ofrece", cuenta YIndra, "y decir todo lo que demanda y cómo te transforma".  

Dos hermanos, Lázaro y César Saavedra, que poco a poco van dándose a conocer en el panorama de las artes visuales cubanas, tuvieron a cargo de la segunda presentación —Una tonelada de fango—, una pieza bastante abstracta sobre "el fondo del fango que llevamos dentro", construida con la intensidad que distingue a este prometedor dúo.

Finalmente cerró el primer fin de semana una representación de Mariela Brito sobre el Emergente grupal: "personas que no pueden soportar ciertos niveles de dolor y se quiebran de distintas formas". Se trató de una obra tan comprometida consigo misma que tentó los límites de la resistencia física y sicológica de la actriz, revelando su gran calibre.

El siguiente fin de semana comenzó con el grupo invitado La Salamandra, que presentó una delicada obra interesada en maneras nuevas de contar una historia.

Luego Alexander Diego, actor de El Ciervo y exprisionero del 11 de julio, presentó también un unipersonal llamado Comorbilidad, basado en el primer vídeo que hizo después de la cárcel que mereció por andar sacando fotos con extranjeros durante un estallido popular en Cuba. Esta experiencia ha marcado, lógicamente, la obra de este creador, que ya  intentaba procesarla en su performance anterior, El corcel de mi esqueleto. Ahora la revisita con interés existencial y un diálogo con la novela El año de la muerte de Ricardo Reis, de José Saramago.

Cerró la cruzada un gran acierto de El Ciervo Encantado, que ha sido la performance de mayor envergadura. Inspirada en el hallazgo en un basurero de álbumes que pertenecieron a una familia cubana que recordaba su historia minuciosamente desde principios del siglo XX, se construye la performance La célula fundamental, interpretada por Nelda Castillo, Mariela Brito y Leonardo Tarrero en escena, mientras la poeta Katherine Perzant lee textos suyos que adivinan la tragedia de la esta familia cubana, que es la tragedia de la Isla. "Nos hemos ido quedando tan solos, que ahora quienes vivimos en otro país somos nosotros", se escucha un verso. Una performance limpia y emotiva, que merecería una temporada en cartelera para ella solo.

En efecto, está la sensación de que casi todos se han ido y el álbum ya se acaba. Sin embargo, todos los días fue un público devoto a presenciar las funciones (incluso el domingo, cuando se acercaba la tormenta) como si lo poco que queda en La Habana se diera cita en El Ciervo Encantado. Sobre todo los jóvenes, que ya no se encuentran como de público en casi ninguna parte.

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