Una de las últimas obras minimalistas de la artista cubanoamericana Carmen Herrera ocupó el centro del escenario en una producción del Royal Ballet de Londres, estrenada el pasado 9 de junio. La visión de la artista fallecida en 2022 cobró vida en la Royal Opera House, de acuerdo con un reporte de ArtNet News.
El director creativo de Burberry, Daniel Lee, diseñó el vestuario de los bailarines y se inspiró en el audaz minimalismo de Herrera. Colocó en los trajes de los bailarines ángulos irregulares de verde y blanco para conseguir que las líneas de los cuerpos se extendieran, se doblaran, se difuminaran y luego desaparecieran.
"Las paredes blancas de la galería aportan cualidades inmersivas, pero Sin título, 2023 fue mejor, ofreciendo el escenario como un gran lienzo de Herrera y bailarines como elementos geométricos que se desplazan sin cesar a través de él. Es, en esencia, un viaje a la mente de Herrera, uno que, sin importar la variación o la forma, mostró un talento constante para las líneas precisas", escribió el articulista Richard Whiddington.
El decorado parecía una extensión de la célebre serie Blanco y Verde (1959 a 1971) de Herrera, en la que triángulos verdes de diferentes dimensiones descansan en un espacio en blanco.
La serie de Herrera consta de 14 obras, la mayoría de las cuales ahora se encuentran en los principales museos de EEUU. En la decimoquinta pieza, la artista esbozó un triángulo alargado con una escultura blanca a la izquierda. El baile en movimiento inspirado en esta obra de Herrera fue coreografiado por Wayne McGregor.
"Es un trabajo de innovación, movimiento y belleza penetrante", dijo. "Juntos estamos honrando a Carmen mientras forjamos nuestro propio camino evolutivo", añadió McGregor. "Sientes que Herrera estaría de acuerdo", finalizó la publicación especializada.
Aunque actualmente las pinturas de Herrera, composiciones minimalistas llenas de líneas rectas, formas y color, se pueden encontrar en colecciones permanentes de importantes museos incluyendo el Museo Whitney de Arte Estadounidense en Nueva York y el Tate Modern en Londres, no fue hasta sus 89 años de edad, en 2004, que vendió su primera obra.
"El meollo de la pintura de Carmen Herrera es un impulso por la simplicidad formal y un sentido impresionante del color", dijo sobre la cubana la Galería Lisson con sede en Londres.
En el año 2009 el precio de una obra de arte de Herrera, pionera de la abstracción geométrica y del modernismo latinoamericano, rondaba los 50.000 dólares, sin embargo, cinco años después sus obras se vendían en más del triple.
"Blanco y Verde" se subastó en marzo de 2019 en Sotheby's por 3.900.000 dólares, el mayor precio pagado por un cuadro de la artista centenaria.
Herrera decía que pintaba porque tenía que hacerlo. "Es una compulsión que también me da placer. Nunca en mi vida tuve idea del dinero y pensaba que la fama era una cosa muy vulgar... y al final de mi vida estoy recibiendo mucho reconocimiento, para mi sorpresa y mi placer", afirmó en una entrevista de 2009.
Herrera nació en La Habana en 1915. Era hija de uno de los editores fundadores del diario cubano El Mundo, Antonio Xavier Herrera, y su madre, Carmen Nieto, era reportera del propio medio.
Estudió arquitectura en una universidad de La Habana y viajaba frecuentemente entre Cuba y París durante las décadas de 1930 y 1940.
Hizo prácticas en la Liga de Estudiantes de Arte en Nueva York, a donde se mudó a mediados de la década de 1950 después de casarse con Jesse Lowenthal, un profesor de literatura en la secundaria Stuyvesant.