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Cine

El cineasta cubano Orlando Jiménez Leal, premiado en Miami por el Museo Americano de la Diáspora

'Los artistas somos por definición disidentes de la realidad', dice el realizador cubano.

Miami
El cineasta cubano Orlando Jiménez Leal.
El cineasta cubano Orlando Jiménez Leal. EFE

El cineasta cubano Orlando Jiménez Leal recibió este jueves un premio a su carrera en el Museo Americano de la Diáspora Cubana, en Miami. El artista lleva 61 de sus 81 años de vida exiliado.

Jiménez Leal se fue de Cuba el 2 de enero de 1962 y nunca más ha regresado, porque, aunque admite que le produce "curiosidad", le parece "bochornoso" tener que pedir permiso para entrar, según dice en una entrevista con EFE.

"Los artistas somos por definición disidentes de la realidad", afirma el cineasta, quien tomó el camino del exilio después de que Fidel Castro prohibiera su cortometraje PM en 1961 y advirtiera a los que protestaron: "contra la Revolución, nada".

"Eso fue un antes y un después, nos abrió los ojos", señala Jiménez Leal.

Cuando los intelectuales le preguntaron a Castro después de la censura a PM, codirigido por Sabá Cabrera Infante, si había libertad en Cuba, respondió que "dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada", recuerda el director, quien, entre otros filmes, dirigió con León Ichaso El súper (1979), un largometraje presentado y aplaudido en la Mostra de Venecia.

El recién creado Archivo del Cine Cubano de la Diáspora, una iniciativa surgida en la Florida International University (FIU), le entregó el jueves el premio por su carrera.

Amigo del director de fotografía cinematográfica Néstor Almendros, con quien dirigió el documental sobre la represión de los homosexuales en Cuba Conducta impropia (1984), y del escritor Guillermo Cabrera Infante, que se fueron al exilio como él, Jiménez Leal dice que en Cuba no lo han podido "borrar de la memoria" y se ha transformado "en un fantasma que regresa".

Jiménez Leal ya no hace películas, pero sigue muy conectado al cine y atento a las novedades en plataformas como Netflix, aunque confiesa que está sobre todo leyendo libros que ya había leído y viendo filmes clásicos.

"El cine ha cambiado mucho, sobre todo en lo que tiene que ver con la incorporación del medio digital. Antes se necesitaba verdadero talento para triunfar en el cine, había que saber de técnica y de cuestiones de la industria; ahora hay oportunidades para muchos más, pero también mucho cine basura", subraya.

Con el paso de los años sus gustos cinematográficos han cambiado.

La "arrogancia de la juventud", dice, le hacía considerar Milagro en Milán (1951), de Vittorio De Sica, una película menor, mientras que a los 81 años le parece una "obra maestra".

De Blonde, el filme de Andrew Dominik sobre Marilyn Monroe estrenado recientemente, dice que le produce "una mezcla de sentimientos" y salva el "excepcional" trabajo de la actriz cubanoespañola Ana de Armas.

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