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Arquitectura

Cuba: cuando quienes construyen son las primeras damas

Conocemos las grandes obras impulsadas por los presidentes, pero en La Habana existen algunas cuya historia está asociada a mujeres próximas al poder.

Madrid
El Cristo de La Habana.
El Cristo de La Habana. Excelencias del Motor

Históricamente la arquitectura ha sido, al igual que la escultura, un medio empleado por los gobernantes para perpetuar su mandato y quedar inmortalizados ante el mundo. Las estatuas que los retratan se convierten en referentes inmediatos de su paso por la historia, en sitio de tributo o recordación, y por su calidad artística valorizan paisajísticamente el entorno donde están ubicadas.

Por su significación histórica y artística suelen involucrar el rediseño del espacio que les rodea, o complementan de manera muy efectiva parques, plazas y jardines, que suelen ser renombrados tras la instalación de la imagen de un personaje relevante. De esta forma, ya no solo la escultura guarda su memoria, sino todo el recinto urbano. Un ejemplo muy conocido en La Habana es la Avenida de los Presidentes que, de las esculturas originales, solo conserva íntegro el monumento dedicado a José Miguel Gómez (1936). También está la Avenida de los Alcaldes (calle Paseo), en la que se ubicó la estatua ecuestre de Alejandro Rodríguez (1919), primer alcalde de elección popular.

La arquitectura suma, además del aspecto estético, el valor de uso. Tiene por eso un impacto trascendental en la sociedad, ya que suele mostrar de manera más explícita el programa político del mandatario que la ha hecho construir. De este modo se recuerda la figura de Gerardo Machado a través de obras como el Capitolio Nacional (1929), la Carretera Central (1931) y el reparto Lutgardita (1929). Se recuerda a  Ramón Grau San Martín por la construcción de la Vía Blanca (década de 1940), del Instituto de Segunda Enseñanza de La Vïbora (1947) y del barrio Obrero de Luyanó (1947).

A Fulgencio Batista suele recordársele más por el uso que hizo del conjunto de estaciones policiales, construidas entre 1929 y 1944, que por la Plaza Cívica (década de 1950) que planeó y financió. Este espacio urbano presidido por el memorial a José Martí y rodeado por importantes edificios públicos, fue renombrado Plaza de la Revolución por su estrecha relación con los actos presididos por el nuevo líder, Fidel Castro.

Hasta aquí los grandes nombres de presidentes, pero en La Habana existen también obras monumentales cuya historia está asociada a las primeras damas, lo que denota que la voluntad de estas mujeres, ya fuera por capricho, promesa, deseo de recordación o voluntad social, también ha dejado una huella material en la capital cubana. La participación de estas mujeres en la conformación de la capital no ha sido, sin embargo, tan conocida como la de sus esposos.

Un ejemplo interesante de intervención femenina en la arquitectura y el urbanismo es el Palacio Presidencial (hoy Museo de la Revolución), inaugurado por Mario García Menocal en 1920. Este inmueble había comenzado su construcción en 1909 como sede del Gobierno de la provincia de La Habana. Así lo había dispuesto el gobernador Ernesto Asbert.

Entonces la franja del reparto Las Murallas, comprendida entre los ejes Egido-Monserrate y Paseo del Prado, se encontraba en franca ocupación inmobiliaria, una vez retirada la muralla colonial y urbanizable su privilegiada localización entre La Habana Vieja y Centro Habana. Paralelamente, se había negociado el terreno de la estación de Villanueva por el del Real Arsenal, para recolocar donde el primero el nuevo Palacio de Gobierno y donde el segundo la Estación Central de Ferrocarriles, que así quedaba junto al puerto. El objetivo era mudar la residencia del presidente de la República del Palacio de los Capitanes Generales a un flamante edificio del siglo XX en un terreno más céntrico.

No obstante, en 1917, cuando Mariana Seva, esposa de Mario García Menocal visitó las avanzadas obras de la sede provincial las consideró a la altura de la Presidencia de la República y motivó las gestiones legales que su marido acometió para convertirla en sede del Gobierno del país. De esta manera, el antiguo Palacio de los Capitanes Generales terminó acogiendo la Alcaldía de La Habana, y el palacio que estaba en construcción en los antiguos terrenos de Villanueva fue demolido en un 50% y reedificado como Capitolio Nacional.

Otro ejemplo bastante desconocido es el homenaje que el hospital América Arias rinde a otra primera dama, la esposa de José Miguel Gómez. América Arias  fue una mujer muy querida por el pueblo cubano y admirada por su participación en la causa independentista, donde llegó a ser capitana del Ejército Libertador. El moderno hospital fue inaugurado en 1930 por su hijo y alcalde de La Habana, Miguel Mariano Gómez. El presidente Machado impuso entonces que llevara el nombre de su esposa Elvira, y no fue hasta 1933, depuesto Machado, que se rebautizó el hospital materno con el nombre de la patriota, cuyo busto decora la entrada principal desde 1936.

Una obra que sí respondió al encargo directo de una primera dama, fue el Cristo de La Habana, colocado en la loma de Casablanca en 1958, donde tiene un gran impacto visual dentro del paisaje portuario. A diferencia de otras esculturas similares que existen en el mundo, esta no fue auspiciada por la Iglesia Católica, sino por Marta Fernández, esposa de Fulgencio Batista, como cumplimiento a una promesa realizada luego de que este sobreviviera, en 1957, al asalto de un comando revolucionario al Palacio Presidencial.

Y en época más reciente habría que mencionar a Celia Sánchez, que aunque no fue primera dama, fue de las personas más cercanas a Fidel Castro, y a quien se deben en gran medida los grandes espacios verdes del sur de La Habana —el Parque Lenin (1972), el Zoológico Nacional y el Jardín Botánico Nacional (1984)—, así como importantes edificaciones: Coppelia (1966), el hospital Frank País (1970) y el Palacio de Convenciones (1979).

De la Cuba de la época republicana, así como de la del régimen revolucionario, conservamos el testigo de varias mujeres cercanas al poder cuyas voluntades lograron transformar el urbanismo de La Habana.    

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1 comentario

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Profile picture for user Juan Q.K.

Interesante reseña, faltó el bidet de Paulina, la cuñada de Grau.