El acontecimiento más importante de la artes plásticas cubanas tendrá aspectos deprimentes este año y otros promisorios. Los primeros correrán a cargo de los organizadores, quienes por un probable cálculo político decidieron diluir la intensidad de este evento y alargarlo a seis meses de duración. De manera que hasta abril de 2022 tendremos Bienal de La Habana.
La primera parte del evento comenzará mañana con una exposición colectiva de artistas nacionales y extranjeros en el Centro de Arte Contemporáneo Wilfredo Lam llamada "Caminos que no conducen a Roma. Colonialidad, Descolonización y Contemporaneidad". Dicha exhibición querrá ser "dinámica", conforme al concepto curatorial del programa. A medida que avance el evento irá integrando obras nuevas y cambiarán las viejas, de modo que la exhibición será distinta cuando termine la Bienal de La Habana.
Del 16 al 20 de noviembre tendrá lugar la parte teórica, que ocurrirá tanto en el canal de YouTube de la Bienal como en el teatro del Museo Nacional de Bellas Artes.
Específicamente, habrá sesiones dedicadas al dialogo con organizadores de otras bienales en el mundo, al futuro, a la descolonización y el pensamiento latinoamericano y a la ecología. También en la Universidad de la Artes (el ISA) ocurrirá, del 23 al 26 de noviembre, un evento teórico devoto a la enseñanza artística.
Del boicot a la Bienal de La Habana
Pero lo más interesante de la Bienal este año probablemente sea el escándalo ético y político que ya permea el evento. Por más que los organizadores hayan jurado, a principios de octubre, que ya habían confirmado su participación más de 100 artistas cubanos y extranjeros y, a finales de octubre, que la cifra ascendía a 300, el fantasma del boicot es ya un tema que compite por ser el principal asunto de la Bienal.
Por primera vez en la historia de las artes en la época revolucionaria se lleva a cabo un esfuerzo tan cabal contrario a ella con tanta aceptación internacional. Teniendo en cuenta que la mayor parte de los artistas extranjeros suelen ser de izquierda —y por tanto simpatizantes de la obra de Fidel Castro—, el apoyo que ha recibido hasta ahora la iniciativa es considerable.
El debate es simple. Por una parte, los promotores del boicot alegan que no es ético colaborar con una celebración artística estatal que solo ayudará a lavar la cara de la dictadura después de la ola represiva a raíz del 11J. Recuerdan que hay artistas y trabajadores de la cultura en las cárceles de la dictadura por querer expresarse. Los oficialistas, por su parte, intentan desmarcar la Bienal y el Ministerio de Cultura de toda relación con la política interna. Dicen que la Bienal es "arte puro", distante de las cuestiones gubernamentales. Muchos colaboradores también aluden a que es una oportunidad única para proyectar internacionalmente la obra de un artista.
"Uno de los problemas para medir el impacto del boicot", comenta el artista Julio Llópiz Casal a DIARIO DE CUBA, "es que no existe una lista oficial de invitados que haya sido publicada". En efecto, no se sabe aun cabalmente quiénes deberían venir o quienes han sido eliminados por las autoridades después de haberse pronunciado contra la Bienal. Las invitaciones se van dando a conocer poco a poco, lo cual dificulta la evaluación.
Según una nota aparecida en Cubarte "alrededor de 30 curadores, investigadores, directores de otras Bienales en el mundo y hasta personalidades de diversos campos de la ciencia, han sido invitados a participar en el evento académico" de la primera experiencia. Al día de hoy, nueve personalidades del arte ya han rechazado el convite oficial por considerar intolerable la represión política en Cuba. Estos son: Rosangela Rennó, Ursula Biemann, María Belén Sáez de Ibarra, Aimée Joaristi Arguelles, Terike Haapoja, Laura Gustafsson, Aguezomo Mba Bikoro, Nicolás Bourriaud y Abel Azcona, al menos dos de ellos invitados al evento teórico.
Más fácil para evaluar ha sido la recogida de firmas que ha llevado a cabo ambos bandos. El primero, con la carta "Por qué decimos no a la Bienal de la Habana y pedimos que hagas lo mismo", que ya cuenta con más de 600 adhesiones de personas relacionadas con el arte. El segundo, con la declaración respuesta "Sí por la Bienal de La Habana", publicada en el diario mexicano La Jornada, que promete otras tantas firmas. La diferencia cualitativa, sin embargo, inclina la balanza hacia el primer grupo.
"Estoy de acuerdo en que los simpatizantes de la campaña #noalabienaldelahabana son figuras culturales mucho más conocidas y celebradas que las que aparecen en la lista publicada en La Jornada", nos comenta la prestigiosa artista Coco Fusco, promotora del boicot. Y añade: "Quiero señalar que varias figuras prominentes de la cultura mexicana han firmado nuestra Carta Abierta: Cuauhtémoc Medina, curador en jefe del MUAC, los artistas Eduardo Abaroa, Magali Lara, Mónica Mayer, Pablo Helguera, Silvia Gruner, Guillermo Gómez-Peña, Yishai Jusidman, Teresa Serrano, Teresa Margolles, las curadoras Úrsula Dávila-Villa, Patricia Sloane y la académica Irmgard Emmelhainz".
Fusco además dice estar "muy satisfecha con la respuesta internacional", ya que muchos colegas han expresado su apoyo. "Creo que están siguiendo las noticias sobre la persecución de los artistas independientes cubanos y sobre las detenciones de cientos de manifestantes pacíficos y se solidarizan con nuestra posición de que simplemente no es el momento apropiado para una Bienal de La Habana", añade.
Sin dudas el hecho de que el boicot se haya convertido en un tema de simpatías por una parte creciente de las personalidades del arte mundial, no es poca cosa. Quizás la abierta crueldad del régimen después del 11J sirva por fin como el comienzo del despertar de la izquierda.
Uds, oficialistas comunistas, no hablen tanta mierda. Hoy en día la política interactúa con todas las actividades humanes: el arte, el deporte, la ciencia, la religión, etc. Y son ustedes, los comunistas hijoputas quienes han creado esa interaccción de la política con todas las actividades humanas.