Una petición a la comunidad artística mundial llama a no asistir a la Bienal de La Habana

Una carta firmada por más de un centenar de artistas, curadores e instituciones cubanas y extranjeras llamó a la comunidad artística internacional a no participar en la XIV Bienal de La Habana, que las instituciones del régimen organizan mientras desoyen los llamados de los creadores a detener la escalada represiva.

Publicada en Hypermedia Magazine bajo el título "¿Por qué decimos NO a la XIV Bienal de La Habana y pedimos que hagas lo mismo?", la misiva está firmada por importantes creadores de las artes visuales cubanas de varias generaciones, que van desde Tomás Sánchez hasta Tania Bruguera, e incluye a Henry Eric Hernández, Marcos Castillo, Hamlet Lavastida, Coco Fusco, Sandra Ceballos, Reynier Leyva Novo, Cirenaica Moreira y Juan-Si González.

También la suscriben los curadores y docentes Magaly Espinosa Delgado, Elvia Rosa Castro, Anamely Ramos, el destacado escritor dominicano Junot Díaz y la historiadora cubana Lillian Guerra, entre otros.

La carta, que reconoce en la Bienal "el evento artístico más importante de nuestro país; un evento que ha dado a tantos artistas cubanos la oportunidad de compartir su arte con el resto del mundo", recuerda que hay artistas cubanos que "han estado, y otros aún permanecen, en prisión", mientras "docenas de profesionales del arte están bajo reclusión domiciliaria" y "más de 1.000 de nuestros conciudadanos fueron arrestados durante las protestas masivas que tuvieron lugar el 11 de julio". 

Los firmantes aseguran haber "agotado otros medios para continuar nuestros esfuerzos para liberar a nuestros compañeros".

"Hemos enviado cartas, emitido peticiones, expresado nuestra indignación en la prensa y en Internet. Hemos hecho arte y música como protesta. Hemos ayunado en público. Hemos rezado en las iglesias. Nuestros amigos en el extranjero se han manifestado y han presionado a sus políticos. El Parlamento Europeo y las Naciones Unidas han condenado la detención y el acoso de los cubanos que han tratado de expresar su creatividad y voluntad política pacíficamente", resumen. 

"Y, sin embargo, nuestros colegas y conciudadanos aún siguen detenidos. Aún continúan acosados, privados de acceso a las telecomunicaciones, bajo vigilancia, y con sus familias amenazadas".

"Son las mismas instituciones y los mismos funcionarios que organizan la XIV Bienal de La Habana los que se niegan a escucharnos, quienes han consentido y participado en la violencia ejercida contra artistas y trabajadores de la cultura, por intentar una mayor autonomía para nuestra cultura y los derechos civiles de la ciudadanía".

"Esto no es más un caso aislado de censura, sino un esfuerzo sistémico del Gobierno por callar a aquellos que piensan diferente, es la vida de los trabajadores de la cultura lo que está en riesgo", afirman. 

Los interesados en adherirse al documento, pueden escribir al correo [email protected].

Desde que se diera a conocer la convocatoria de la Bienal, artistas cubanos de dentro y fuera de la Isla, así como figuras en el extranjero, se sumaron en redes a la campaña #NoALaBienalDeLaHabana.

A ese llamado, y en un intento de desacreditar otra vez a los artistas participantes, el viceministro de Cultura Fernando Rojas dijo que eran unos pocos, de escasos éxitos, quienes se sumaban al boicot.

"En realidad son pocos los que se dejan presionar. Y los que presionan son antisistema que igualan sorprendentemente al agredido con el agresor. Pura esquizofrenia. Claro, porque no se fijan en los escasos resultados profesionales de los promoventes del ataque a la Bienal popular", escribió en Twitter.

Para el artista cubano radicado en la Isla Ronald Vill, "la Bienal es una fiesta, debería ser una gran fiesta del arte cubano, pero el arte cubano hace rato que está en duelo. Aquí no hay nada que celebrar".

"Basta entrar a Facebook y ver la cantidad de presos políticos por razones absurdas o sin razón alguna. Basta pensar en los ojos de Hamlet Lavastida descontrolados de miedo, mientras sonreía e intentaba responder a Carlos M. Álvarez, y ya estaba en Polonia. Basta pensar que cualquier día los ojos de cualquiera de nosotrxs pueden estar así, irrecuperables", añadió.