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Cine

'A media voz', una película fértil

Hay películas que ves una noche y al rato ya ni te acuerdas. Hay otras cuya huella, por el contrario, puede durar meses, incluso años. Esta es de las segundas.

Madrid
Patricia Pérez (izq.) y Heidi Hassan, realizadoras.
Patricia Pérez (izq.) y Heidi Hassan, realizadoras.

Hay películas que ves una noche y al rato ya ni te acuerdas. Hay otras cuya huella, por el contrario, puede durar meses, incluso años. Estamos hablando de aquellas que se afianzan con el paso de los años y que el tiempo termina por consolidar como obras maestras. Las que ostentan ese rango poseen una fuerza capaz de resistir la suspensión de cientos de festivales, el cierre masivo de salas de cine y los azotes de una pandemia global que ha erosionado aún más el ya desfavorable panorama de la distribución de cine independiente en el mundo.

A media voz, la película que me impulsó a estrenar columna en este diario el anterior mes de diciembre y que he elegido para la última entrega de este año, ha sobrevivido airosa a la avalancha de incertidumbres que ha caracterizado este 2020. Heidi Hassan y Patricia Pérez, sus directoras-intérpretes, también guionistas, fotógrafas, montadoras, diseñadoras de sonido, emigrantes cubanas y amigas inseparables, han realizado una obra medular para la cinematografía de su tiempo.  

Me gustaría compartirles lo que pienso de esta joya que existe —además de por la necesidad vital de sus realizadoras— gracias a la coproducción entre España, Suiza, Francia y Cuba. Países que conforman escenarios del trayecto de vida de las protagonistas y sedes de las productoras involucradas.

Matriuska (Daniel Froiz), PCT (Pierre André Thiébaud), Perspective (Delphine Schmit), La 5ta Avenida (Claudia Calviño) confiaron en una película que los situará en un lugar privilegiado en la historia del cine cubano. Provocando seguramente un merecido reordenamiento en esa lista de películas claves de la cinematografía nacional en la que desde hace muchos años algunas obras tienen puestos vitalicios. Soplan vientos de cambio para el cine cubano, es hora de darle paso a filmes con el espíritu de este nuevo siglo.

Heidi Hassan y Patricia Pérez han realizado una película que han bautizado como del género documental, pero estamos en presencia de una obra que no se define únicamente por su inscripción de nacimiento. A media voz es una película trans que está suspendida entre el documental y la ficción. Decantarse por un género sería atentar contra su propia naturaleza. Clasificarla resultaría reduccionista porque se ha construido al margen de los prejuicios y las concepciones de ambos géneros. Aunque muchos críticos o programadores de festivales la continúan nombrando como documental etnográfico, autobiográfico, autorreferencial o del género de la autoficción, en el fondo A media voz podría asumir todas esas clasificaciones y también negarse a ellas.

Hassan y Pérez ponen al servicio del documental las herramientas de la ficción como mismo al servicio de esta última la materia prima de la que bebe el documental: lo real. Según como se mire, A media voz puede oscilar más hacia un género o hacia el otro. Sin embargo, lo que no sufre variaciones es la verdad que emana de su núcleo (la amistad de las realizadoras) sobre la que está construida la película.

La historia de A media voz arranca con una carta de Heidi en la que imágenes aparentemente inconexas ocupan los primeros minutos de la narración. El inicio desubica al espectador y acentúa esa sensación de claustrofobia que tienen los periodos de crisis en los que se cree no haber salida. En ese "entre", donde lo viejo no ha muerto y lo nuevo aún no ha nacido, transcurre el rescate mutuo de sus protagonistas. Un viaje hecho a mano por dos alfareras-cineastas que convierten la pantalla de cine en su torno, para darle forma a esa materia prístina donde conviven paralelamente la idea y la materialización de la película.   

Estamos en presencia de una película que, gracias a su delicadeza y a la honestidad de sus emociones, produce en el espectador una sensación de confianza muy fuerte. Heidi y Patricia convierten su intimidad en un hecho estético en el que las observamos extraviarse para luego recobrarse mutuamente.  La mirada femenina a la que por tanto tiempo se le ha negado un espacio para contar sus historias o se le ha exigido erróneamente representarse con cánones inadecuados, construye aquí su propio universo de expresión. Las directoras se entregan la una a la otra siguiendo las pulsaciones que les dicta su proceder creativo que prescinde del empaque al que el cine hecho por hombres nos tiene mal acostumbrados. En ese sentido A media voz se desmarca de dicha herencia visual para mostrarse con su belleza natural, es decir sin el maquillaje excesivo al cual se le ha atribuido por años un sello de calidad, de factura, de buen acabado.

Desde su estreno en IDFA y luego de alzarse con el galardón a Mejor Documental en la competencia oficial de dicho certamen, la película de Heidi Hassan y Patricia Pérez ha obtenido diez premios en su recorrido por el circuito de festivales internacionales. Recientemente ha sido nominada a Mejor Documental en los Premios Feroz, considerados en España el equivalente a los Globos de Oro estadounidenses.

También cuenta con nueve candidaturas a los Premios Goya que otorga la academia de cine español. Cabe aclarar que, dichas candidaturas son la primera fase de una ardua carrera en donde el voto de los académicos y el lobby virtual juegan un rol determinante. Para explicar en más detalle el contexto, A media voz se encuentra dentro de los 72 documentales que se disputan las nominaciones y como la mayoría de las producciones que no cuentan con el espaldarazo de una megapublicidad, solo cuentan con sus propios valores artísticos dentro de ese mar de documentales. Los académicos pueden visionar las películas en una plataforma online para darles su voto, pero evidentemente, en la mayoría de los casos las películas que llegan a ellos son solamente las que han conseguido ser visibles mediáticamente. La suerte está echada, ahora solo nos queda sumar voces para que A media voz llegue a la mayor cantidad de académicos y que el próximo 8 de Enero de 2021 los resultados de dicha votación le sean favorables.

He tenido la suerte de acompañar a las realizadoras frente a públicos muy diversos —con un espectro que va desde adolescentes a adultos mayores— y solo puedo afirmar lo que saben los que la han visto. A media voz es una película fértil de la que germinan nuevas ideas en cada proyección. Heidi Hassan y Patricia Pérez se han insertado en el hábitat cinematográfico de su país de acogida y han colocado al cine cubano en cartelera en los cines de toda España. Lograr esto es haber respondido con creces a esa pregunta que la película deja en el aire: ¿Cuándo fue la última vez que hicimos lo que realmente queremos hacer? 

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