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teatro

'Cádiz en José Martí', el teatro cubano desafía el confinamiento en España

'Una suerte de viacrucis va entretejiendo dos itinerarios: el físico por Cádiz y el interior por La Habana', explica a DIARIO DE CUBA su director Abel González Melo.

Madrid
Puerta de Tierra, primer punto del itinerario de 'Cádiz en José Martí'.
Puerta de Tierra, primer punto del itinerario de 'Cádiz en José Martí'.

Cádiz en José Martí, una obra sonora y en movimiento del dramaturgo cubano Abel González Melo, reconstruye por estos días, 150 años después, la estancia del poeta e independentista en el primer destino de su largo exilio.

Con la ciudad española como escenario, esta ficción documental surge a petición del Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz 2020, cuyos directores artísticos, Isla Aguilar y Miguel Oyarzun, invitaron a González Melo a "crear una pieza que pusiera en perspectiva los históricos vínculos culturales con La Habana y que pudiese desarrollarse al aire libre, como un paseo".

"Entonces llegó la revelación", cuenta el director a DIARIO DE CUBA.

"El protagonista sería José Martí, quien el 1 de febrero de 1871 arribó a tierra gaditana deportado de Cuba. Fue esta la primera estación de su largo y fecundo exilio", recuerda. 

En palabras de su autor, la obra es "una instalación sonora concebida para ser disfrutada en los escenarios naturales de Cádiz: sus calles, plazas, iglesias y castillos".

"En 17 puntos de la ciudad se han ubicado cartelas (diseñadas por Loren Roldán) con el mapa del itinerario completo y códigos QR que, una vez escaneados con el teléfono móvil, permiten a los espectadores acceder a los audios de cada escena, donde se mezclan voces y melodías cubanas y españolas". 

Por otra parte, "la obra es también una ficción documental, que reconstruye la estancia de Martí en Cádiz a partir de los escasos indicios que de ella se conservan, breves referencias dentro de la propia obra del Apóstol, materiales de archivo y amplias dosis de imaginación", explica. 

"Me propuse escribir todo el texto en romances, combinación métrica del primer poema que Martí publicó a sus 15 años ("A Micaela", 1868). Junto a Antonio Dueñas, diseñador del espacio sonoro, decidimos trabajar con algunas de las Danzas cubanas de Ignacio Cervantes, que han sido interpretadas al piano, especialmente para la ocasión, por Carolina Etreros. Se incluyen asimismo temas musicales gaditanos, de la autoría de Eduardo Bablé Neira", señala González Melo. 

Para el director del Aula de Teatro de la Universidad Carlos III de Madrid, "el hecho de que el público se desplace mientras escucha resulta esencial en el concepto" de Cádiz en José Martí.

"La dramaturgia es una suerte de viacrucis que va entretejiendo dos itinerarios: el físico por Cádiz y el interior por La Habana. En cada punto de la ciudad andaluza descubre el adolescente Martí un paralelo con su ciudad natal", relata.

La investigación para la escritura fue develando a González Melo "la enorme cercanía entre las dos urbes: aún son muy parecidas, pero en el siglo XIX, amuralladas, lo eran mucho más".

"Mi Martí no duda en exaltar esos vínculos arquitectónicos y geográficos que, en medio del dolor que trae consigo, le brindan refugio", apunta.

El deseo de este director, Premio Internacional Casa de las Américas 2020, ha sido que "la palabra y el ámbito sonoro, a través del viaje sentimental de Martí junto a Cádiz, evoquen el patrimonio que compartimos a una y otra orilla del Atlántico y, a la par, hagan visibles para el espectador esas ciudades de las que solo queda memoria en las piedras, las crónicas, los grabados y las postales de antaño".

González Melo explica que la invitación del FIT "estaba condicionada por la actual situación sanitaria, pero el reto era conseguir que la ausencia se volviera presencia, elemento clave en el teatro".

"Martí es infinitamente luminoso y contemporáneo. Es la figura que nos reconcilia a los cubanos, dondequiera que estemos, sea cual sea nuestro credo. Su ideario humanista y político, su altura ética, la dimensión de su obra, todo ello lo hace inmenso", considera. 

"La ficción sonora me ha permitido traerlo al presente, entrelazar su exilio con el mío mediante la insinuación que la escucha propicia: una manera delicada que no me obliga a darle un cuerpo y un rostro, sino una voz para que cada espectador construya a su Martí. Y junto a él, a su madre, a su hermana, a su maestro, a todos los gaditanos de bien que, según mi relato, le brindaron apoyo cuando llegó a la Península". 

Deseos compartidos

Para González Melo y el equipo creador, poder llevar la instalación a Cuba "sería un regalo".

"Estoy seguro de que también para el FIT, con su vocación latinoamericanista. Haré todo lo que esté en mis manos para que eso ocurra. Es una obra tan habanera como gaditana y descubre una Habana desconocida para muchos", señala. 

"Me encantaría que, al igual que se ha implantado como paseo patrimonial en Cádiz, en los 17 puntos de la capital de Cuba puedan instalarse de manera permanente unas placas que inviten a la escucha y al viaje en el tiempo", agrega. 

Cádiz en José Martí continúa la investigación alrededor de la ciudad que el autor inició con Cádiz en mi corazón, estrenada por la compañía gaditana Albanta Teatro en 2014. 

Es también, junto a Fuera del juego y Bayamesa, la tercera parte de una trilogía de ficciones documentales en las que el dramaturgo revisa la Historia de Cuba a través de la vida de poetas de los períodos revolucionario (Heberto Padilla), republicano (María Luisa Milanés) y colonial (José Martí).

En la obra González Melo ha trabajado con un equipo de intérpretes de Cádiz y La Habana que lo "ha llenado de alegría" y al cual presenta como "una de las señas de identidad del proyecto".

"La estructura episódica propició el ensayo a distancia mediante videoconferencias. Puse el énfasis en la comprensión minuciosa, por parte del elenco, de las ideas y la particular sintaxis de las estrofas, así como en conseguir un estilo común desde el cual enunciar y habitar el verso: estos romances que traen el aliento clásico, pero también abundantes encabalgamientos, con un lenguaje que se encarga de cartografiar las dos ciudades en incesantes desplazamientos temporales y planos dramáticos", confiesa. 

"Son los personajes de Cádiz (la insuperable Charo Sabio, un absoluto lujo tenerla) y Martí (un servidor) quienes guían el trayecto, en el cual el joven héroe se va encontrando y dialoga con diversas personalidades gaditanas de la política, las artes y las ciencias en el siglo XIX", dice.

Voces cubanas

Para el actor cubano Rey Montesinos, "poner alma, recuerdos y voz" al maestro de Martí, Rafael María de Mendive, será algo que recordará siempre "junto al mejor de los personajes que haya interpretado". 

Montesinos, que pone vida a la escena 14, desarrollada junto al Gran Teatro Falla de Cádiz (en paralelo con el Teatro Villanueva de La Habana) describe a Mendive como "un sabio con enorme sentido ético y patriótico".

"Siempre hemos tenido maestros que aportan algo imprescindible a nuestra vida, que dejan huella en lo que finalmente somos. En los últimos tiempos he tenido la suerte de compaginar la tarea de actuar con la docencia, y he descubierto, con los años, cuánto de mí queda en los discípulos (…) Es una sensación particular. De ese modo entendí al maestro, lleno de orgullo por un alumno preparado para compartir su savia con el mundo", reflexiona.

Otras dos actrices cubanas que participan en la instalación en Cádiz, María Isabel Díaz (Leonor Pérez) y Yailín Coppola (Mariana Matilde Martí) han hablado también con DIARIO DE CUBA de su experiencia en esta obra sui géneris, narrada en todos sus capítulos por el cubano Sándor Menéndez.

"Ha sido un honor y una responsabilidad formar parte de este equipo de compañeros que, incluso sin cercanía física, puedo sentir a través de sus voces, con sus manos tendidas y sus corazones latiendo durante este viaje. He disfrutado cada trayecto con emoción y es mucho lo que este proyecto ha movido dentro de mí", resume María Isabel Díaz. 

Para Coppola, que interpreta a la hermana de Martí, esta obra fue amor a primera vista.

"Desde el inicio me enamoré del proyecto. José Martí tiene una influencia grande en mi vida y en los últimos años lo he estudiado mucho", señala.

"A Abel González Melo me unen lazos muy especiales, es un buen amigo, un artista de gran sensibilidad, un investigador nato que admiro, y es un referente, no solo para mí, sino para las nuevas generaciones. Me siento feliz, honrada de interpretar a Mariana Matilde y contribuir, desde mi pedacito, a hermanar esas dos bellas ciudades, Cádiz y La Habana", concluye.

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