Rafael Ramírez es cineasta, compositor, músico y escritor; un holguinero de otra dimensión que se licenció en Comunicación Audiovisual en el Instituto Superior de Arte (ISA) y se graduó en la especialidad de Documental en la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños (EICTV).
Mientras la mayoría de sus colegas se devoran la cabeza pensando cómo contar una "buena historia" para él está muy claro que el espectro de su búsqueda artística es mucho más amplio. Ha dirigido falsos documentales, obras experimentales y, en el caso de su cortometraje Los perros de Amundsen (2017), ha logrado exhibirlo en festivales de la talla de Locarno, FIC Valdivia, Mar del Plata.
Su ópera prima largometraje Las campañas de invierno (2019), estrenada en el Curacao IFF Rotterdam, supone un aparte en el panorama del cine cubano contemporáneo. Esta es una película para ver en el cine, sentados idealmente muy próximos a la pantalla. Yo después de apreciarla y aún sin haberla digerido del todo, conversé con él, salvando la distancia que separa Atenas, ciudad donde actualmente reside, y Madrid.
En Las campañas de invierno la realidad parece estar arrasada. Solo quedan determinados anclajes en escenas precisas, más como símbolos que como escenarios geográficos específicos. ¿Esto es algo que te propusiste desde su concepción?
Yo siento que es la realidad quien nos arrasa a nosotros. Hay que devolverle el favor. De cualquier forma, ¿qué significa lo realista? ¿Ser realista o nominalista, como en la polémica medieval? Yo sería nominalista. Pero es extraordinario que cada vez que hablamos de realidad, se asocia siempre a lo ineluctable, a algo que se te viene encima y cuya victoria final no se elude. Nunca oirás la frase: qué hermosa es la realidad. Provocaría una implosión.
Siendo nominalista, defensor de lo abstracto, ¿qué le aporta la abstracción —cinematográficamente hablando— al universo de Las campañas de invierno?
Lo que pasa es que trato de borrar esos campos todo el tiempo, aunque fracase. El crítico Antonio E. González Rojas mencionó un "campo del arte unificado", cuando escribió sobre este filme: algo así como concretar el viejo sueño de los físicos en el arte.
Un arte del campo unificado, eso busco. Por eso escribo, compongo y filmo sin distinguir separaciones, siguiendo un hilo que pasa a través de esas formas. Fíjate que Stendhal hablaba de que la literatura era como un espejo que alguien llevaba por un camino. Pero nunca dijo si ese espejo tenía resquebrajaduras, moho, humedad, el azogue desgastado, si era burlesco. Stendhal en La Cartuja de Parma carga un espejo así. Lo que he hecho es traducir. Ese espacio que ves en mi cine, es. Es, porque ha sido filmado. Quizá existió y maduró con ese fin. Eso también lo creo firmemente.
¿De dónde surge la idea de Las campañas de invierno?
Del video juego Napoleón Total War. Lo jugaba obsesivamente por más de un año. Jugué con el rol de Rusia, y podía organizar ejércitos con los héroes de mi infancia: Piotr Bagratión, Barclay de Tolly, Kutúzov. Todo eso en medio del Holguín del 2008. Una época difícil y hermosa.
El poeta José Luis Serrano me dijo que debía escribir unas memorias de esa época, y en ese momento le dije: se llamarán Las campañas de invierno. Luego, en 2017, filmé la película. Pero de alguna forma ya estaba hecha.
¿Cómo articulas componer, escribir y filmar en tu proceso creativo?
Cuando arranco un proyecto comienzo a componer su música, y en el cine siempre las ideas vienen de ámbitos extracinematográficos. A veces es una postal, o un grupo de objetos. A veces lo que llamo un "cuerpo inmaculado".
Nunca hay una articulación consciente, todo se da a posteriori. Muy raro. Los amigos y amigas empiezan a detectar relaciones entre personajes o temas musicales o fragmentos escritos. Mi obra avanza por nodos. Y digo obra con toda la intención alquímica de la palabra.
En Las campañas de invierno los personajes (los cuerpos inmaculados) parecen estar, además de en el lugar que ocupan físicamente, en otra dimensión. ¿Cómo fue tu relación con ellos durante el rodaje? ¿Cómo haces para sumergirlos en dicho universo? En tu película veo la materia prima y lo que surge de ella casi a la vez. Me recuerda a algunas obras del artista italiano Alberto Giacometti, en muchas de sus esculturas se distingue la huella de la materia en la figura.
Son mis amigos, solo con ellos es posible rodar así. Lo que llamo "los cuerpos inmaculados" es gente que contiene en sí una explosión, y el filme les permite estallar. Pero en mi caso son detonaciones submarinas. Y tienes razón con Giacometti. Sin estos personajes el filme es inconcebible. No hay guion. Se conversa, se ríe, se piensa, se toma café, se deambula entre los cerdos y las estatuas y entonces, viene la idea de la escena.
Y no solo los personajes, todo el equipo, Jesús, Laura, Carolina, El Vaquero, Legón, José Luis, Nancy. Luego Alejo en la edición. Cada quien percibe de qué va el asunto a una gran velocidad. Pero este filme y Los perros de Amundsen serían impensables sin mi familia.
¿De dónde te nacen esas ganas de concebir el mundo como una abstracción? ¿Crees que ser músico tiene algo que ver con esto? ¿O tal vez por holguinero?
Jimmy Nieves Justo, mi coguionista en este filme sin guion, y donde aparece como protagonista, traducía quién era yo en esos años, pero lo complejizaba inmensamente y le añadía su personalidad. Y no concibo el mundo como una abstracción, lo concibo como símbolo. Como algo en última instancia inasible, pero que a veces da un mínimo acceso a su cuerpo cegado. No soy de mi ciudad, soy de una casa que ya no existe.
Hay una escena donde uno de los personajes toca guitarra eléctrica en una piscina vacía y canta en un inglés peculiar, entendible a retazos, mientras un amigo suyo lo observa. Además de este amigo hay un busto de José Martí que los observa a ambos. ¿Qué significa para ti ese Martí ahí? ¿Qué le aporta ese anclaje cubano a la narración?
Martí ahí está en un contexto masónico. Ellos están tocando, aunque no se ve en la escena, junto a un monumento masónico en las afueras de Holguín. ¿Qué son estos dos parias? ¿Miembros de una logia por venir? Yo, en cualquier caso, soy miembro de esa logia, llevo esos mandiles.
Uno ve ciertas cosas, como los espiritistas; ve ciertas cosas y sabe que no hay forma eficaz, NO HAY forma eficaz de decirlas. Entonces dejas que hable el territorio. Martí-Monumento-noche-piscina-guitarra eléctrica-El Vaquero cantando "All Your Soul Belongs to Me". Esa escena condensa quién soy y quiénes son mis amigos como ninguna otra en el filme. De ahí en adelante, se puede interpretar lo que se quiera.
Desde tu punto de vista, ¿qué explora Las campañas de invierno? ¿Qué podría encontrar un espectador común en ella? ¿En dónde crees que radica la fuerza de la película?
Quisiera que la película funcionara como uno de esos objetos misteriosos que ha catalogado Charles Fort, objetos que caen del cielo —de un cielo, de un Súper Mar de los Sargazos suspendido sobre nuestras cabezas—. Quien lo encuentra, lo ve. Está abierto, pero no todos entran. Esa es su fuerza.
Has realizado una película vanguardista-pictórica- literaria-filosófica-paranormal para ver sí o sí en el cine (con sonido envolvente) o en una galería de arte contemporáneo. ¿Crees que tomar ese camino podría significar un riesgo para el desarrollo de tu carrera como cineasta, y en estos momentos, como cineasta cubano emigrante? ¿Estás dispuestos a continuar asumiendo el riesgo que esto supone o has pensado replantearte?
¿Qué carrera? Carrera tiene James Cameron. Uno hace lo que puede. (Ahora recuerdo que Kafka decía que el talento hace lo que quiere, y el genio lo que puede, jaja). Las campañas… están pensadas para ser vista en sala grande, con un sonido envolvente, como bien dices. Pero ahora, por ejemplo, el documental biográfico que trato de armar con José Kozer es un filme que va casi que en la dirección opuesta en términos formales. Pero el espíritu que guía esos filmes es el mismo.
A mí me aburre el optimismo. Y la retórica del emigrante. Los filmes que hice en Cuba los pude filmar gracias al apoyo de la EICTV y de mis amigos. Nunca he ganado un centavo con ellos. Ni con mi música. He vivido de mi trabajo como profesor desde que me gradué del ISA en 2008. Y La naturaleza de Elohim, si Él quiere, se filmará en Cuba el año próximo, con o sin dinero.
Pienso en esos términos. Hay que hacer ciertas cosas, cada quien escoge cuáles son, luego, uno se muere. El juego está en saber cuáles son esas cosas. Yo las he escogido y solo sigo una especie de Camino de Santiago.
Las campañas de invierno podría verse como el germen de una novela. ¿Has pensado desarrollar tus universos en un formato que no sea cinematográfico? ¿No sientes que la manera tradicional en que se entiende y se consume el cine conspira contra el desarrollo de tus obras?
Es que todo es un solo flujo, José Kozer me dijo de mi novela: es una novela de cineasta, imagínate.
Dices "Mi obra avanza por nodos. Y digo obra con toda la intención alquímica de la palabra". ¿Cuéntame un poco más sobre esta idea?
Por ejemplo, Charlie. Es un amigo, y un nombre: Charlie Vahrens. Nos hicimos amigos en el ISA en 2004. Bien, Charlie aparece como personaje en uno de mis relatos de Umbralismo, después, resucita en un corto: A Phone Call for Charlie.
Después es el tipo del que hablan en la escena del desayuno en Las campañas de invierno y antes aparecía en Tractatus en el 2008, quizá vuelva, no sé.
¿Qué encuentras en la obra de José Kozer que haya influenciado la tuya?
Yo filmé un corto con uno de sus poemas, Indicios, del inscrito. Y a partir de ahí, en 2016, comencé a pensar en la posibilidad de armar algo que llamo La Trilogía del Lenguaje: la primera parte, Los perros de Amundsen; la segunda, Las campañas de invierno; y la tercera, La naturaleza de Elohim.
Todo eso gira en torno a la poesía, a la fuerza irreductible de la poesía. Fíjate que la poesía de Kozer —que no he leído completa, casi nadie lo ha hecho, y esto es un valor en medio de tantos gemido y estreñimiento creativo— pues te decía, su poesía se ha vuelto mi casa. Kozer a cada rato me manda un poema y añade un saledizo, una aldaba, una moldura, un grifo, un gobelino, un balancín, a esa casa.
Y La naturaleza de Elohim, como Las campañas... es un filme de gran formato, sí para ver en cine y si puedo lo filmaré en Super16. El documental biográfico es otra cosa. Lo comenzamos a preparar recién y no quiero adelantar nada porque estamos armando la estructura.
¿Crees en el destino?
Creo en Baba Vanga, la adivina búlgara. Más fascinante que Nostradamus y menos compleja que la Pitia. Lo cierto es que nunca consultaría a un adivino. Sé que el futuro está hecho de incompletitud y memoria.