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Cine

'El Gran Fellove' descubre para el cine otra leyenda perdida de la música cubana

El filme recorre la trayectoria de Francisco Fellove, que junto a otros músicos cubanos negros abandonaron su país para buscar una vida mejor en México.

Madrid
Matt Dillon y Fellove durante el rodaje del filme.
Matt Dillon y Fellove durante el rodaje del filme. EL PAÍS

El Gran Fellove es un documental que el actor estadounidense Matt Dillon dirigió para expresar la admiración que profesa al cantante y showman cubano Francisco Fellove y que supone su regreso al Festival de Cine de San Sebastián.

"No podía creer que nunca hubiera oído hablar de él", dijo Dillon al comienzo de la película, con la que el público podrá descubrir su faceta de coleccionista y experto en música cubana, reportó EFE.

El Gran Fellove, que forma parte en las Proyecciones Especiales de la Sección Oficial del Zinemaldia, cuenta cómo logró localizar al cantante de la Isla en Ciudad de México en 1999 y cómo se embarcó con su amigo Joey Altruda, contrabajista de jazz, en la aventura de grabar un disco con él.

Fellove, nacido en La Habana en 1923 y fallecido en 2013 en México DF, tenía entonces 77 años y hacía dos décadas que no publicaba ningún álbum.

Había caído en el olvido y Dillon quiso recuperar a alguien que había formado parte del movimiento del filin y que había innovado en su tiempo, influido por el jazz y los cantantes estadounidenses que, como Ella Fitzgerald o Louis Armstrong, hicieron un arte de la técnica del "scat".

El documental recorre la trayectoria de Fellove, pero se aproxima con ello a los músicos cubanos negros que abandonaron su país para buscar una vida mejor en México, donde se sintieron bien recibidos y no discriminados por su condición racial.

En 1999, Dillon comenzó la grabación, que tuvo sus tensiones por las dificultades a las que se enfrentaba un hombre entusiasta, que podía encarnar "una orquesta en una sola persona", pero que hacía años que no había pasado por esa experiencia.

"Fue un disfrute estar con él, tenía una personalidad musical exhuberante. La música le salía por los poros, aunque en ese momento no sabía qué quería hacer con las imágenes", explicó el actor el martes en rueda de prensa.

Dillon dejó "reposar" lo grabado y no fue hasta años después, tras una serie de encuentros sucesivos con el productor mexicano Carlos Sosa, cuando el documental empezó a tener visos de realidad.

Sosa logró ver a Fellove en una residencia de ancianos y se encontró a una hombre de 89 años con demencia senil.

"Me aseguraron que ya no conocía a nadie, pero cuando le hablé de Matt empezó a temblar y se le empañaron los ojos. 'Marilon', dijo", según comentó Sosa, también presente en la rueda de prensa junto a la productora Cristina Velasco y el director de fotografía Carlos Rozzini.

Sosa avisó a Dillon y este llegó tres días después a México DF para verle únicamente, porque sabía que no iba a rodar con él "en ese estado", con un hombre que había vivido los cinco años anteriores en la Casa del actor creada por Mario Moreno "Cantinflas" hasta que su salud se deterioró.

"Fue muy duro verle en esa situación", señaló Matt Dillon, que tuvo acceso a cartas, fotografías y otras pertenencias de Fellove, como las misivas que le envió su amigo José Antonio Méndez, compositor y cantante de boleros, que fue quien le animó a emigrar a México.

Todo ello decidió a Dillon a realizar el documental, a que ese viaje que Francisco Fellove emprendió en 1955 fuera "la vía" para contar también "la historia de todo lo que ocurrió en aquel entonces" con los músicos afrocubanos que abandonaron su país hacia otro en el que los iban a aceptar mejor.

"Cuando rodé aquellas imágenes en 1999 no se me ocurrió que podría retroceder en el tiempo", manifestó el realizador y actor estadounidense, al que le gusta todo tipo de música, pero al que la cubana le "enganchó" de forma "especial" en una ciudad como Nueva York, donde los sones latinos "están en todas partes".

"Estamos en la edad dorada de los documentales, y algunos son más emocionantes que las historias de ficción", afirmó Dillon.

"Me hablaba mucho de lo difícil que era ser negro en Cuba en ese entonces, de la discriminación que existía ahí", evocó Dillon sobre sus conversaciones con el músico.

"También me habló de cómo por esto mismo sus colegas artistas no lo aceptaban fácilmente en el movimiento del filin y que por eso él y muchos otros músicos cubanos negros se marcharon a México, el país que era visto como el trampolín para el éxito y en donde fueron aceptados y queridos desde el primer momento, porque no existía esta discriminación".

"Dandy Beltrán me compartió una historia acerca de cómo en los años 50 él y Zamorita, que los dos son afrocubanos, fueron a un club nocturno en la Habana y al llegar no los dejaron entrar por ser negros y cómo 'Tin Tan', que estaba con ellos, se enfadó tanto que se peleó con el de la puerta", refirió.

En el obituario tras su muerte, la revista Billboard calificó a Fellove como cuban soul man. La carrera de este músico se lanzó tras llegar a México y ser descubierto por Mariano Rivera Conde, entonces al frente de la RCA Victor mexicana. 

Allí triunfó con "Mango mangüé" y "El jamaiquino". El primero es su tema más popular, un pregón guaracha que, confesó, escribió en casa de su gran amigo Niño Rivera y que cuenta con múltiples versiones grabadas por Miguelito Valdés, Celia Cruz, Chucho Valdés, Johnny Pacheco, Merceditas Valdés, Tito Puente, Aldemaro Romero, el Grupo Mango y muchos otros.

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