Las golpizas dejan marcas, tanto en la piel de las víctimas como en los nudillos de los esbirros. Moretones que se tornan verdosos. Huellas que se invisibilizan a las dos o tres semanas del enfrentamiento. Tonfasos que se tornaran secuelas en ambos bandos. Palizas que evolucionarán en traumas, algunos en tumores.
Hunger (Hambre) la ópera prima del director Steve McQueen, consagrado artista plástico y cineasta, es un lienzo violento que revive un pasaje de la historia británica contemporánea, una confrontación estética, teológica y política que puso en remojo los atropellos cometidos por el Gobierno británico contra sus vecinos de Irlanda del Norte en 1981.
No es casual que yo haya elegido hoy hablar de esta película. Hay vasos comunicantes entre las necesidades de Bobby Sands, protagonista de Hunger, interpretado por un soberbio Michael Fassbinder, y el artista plástico Luis Manuel Otero Alcántara.
El mártir irlandés se radicalizó por los atropellos cometidos por el opresor inglés contra su país. Fueron 2.187 personas las asesinadas en "los disturbios" desde que comenzó el conflicto norirlandés en 1969: esto lo leemos en un intertexto al inicio de la película. Otero Alcántara no está radicalizado, no tiene muertes tras sus espaldas y fue encarcelado injustamente hace unos días en la prisión de Valle Grande porque al Gobierno cubano no le gusta que ningún ciudadano le señale sus abusos.
El modus operandi de la dictadura cubana comparte también algunas técnicas con aquellas fuerzas británicas que en 1981 apalearon a los paramilitares presos. No sé cómo serán las condiciones en Valle Grande, pero sí que lo único que harán las autoridades cubanas con este joven artista será fortalecer sus convicciones políticas, sus deseos de expresarse.
Cuando McQueen aborda las últimas seis semanas de vida del huelguista de hambre Bobby Sands, no está hablando de la derecha ni de la izquierda. Hay una pulsación muy honda en su mirada, que se alojó cuando tenía 11 años. La misma edad de una de las niñas cubanas que fue aplastada por un derrumbe el pasado 28 de enero en la Habana y que provocó que Luis Manuel Otero Alcántara saliera a la calle con un casco en el que se leía: "Peligro de derrumbe, muertos, etc".
Cada vez que Otero Alcántara realiza una performance expone las negligencias y la irresponsabilidad del Estado Cubano. Por tal razón se le quiere descalificar, castigar, amordazar.
¿Por qué Bobby Sands? Le preguntó un periodista a Steve McQueen: "Cuando tenía 11 años tuve un episodio decisivo. Una tarde vi una imagen de un hombre [Bobby Sands] en la televisión con un número. El número indicaba la cantidad de días que el hombre había estado en huelga de hambre. Para un niño de 11 años, esto era muy extraño; reflexioné mucho sobre cómo no comer podía fortalecer nuestra voz".
Haciendo el arriesgado ejercicio de despojar a la obra de la carga política que posee, observamos que McQueen insiste en una necesidad vital que fue mutilada. Hay un hombre que quiere expresarse y el poder no lo deja hacerlo, ni siquiera lo escucha, no entiende su lenguaje. Bobby Sands llegó a poner bombas, a matar, Otero Alcántara es un artista plástico que dimensiona su arte con su actitud ante la realidad de su país. Ahora más que nunca los súperhéroes artesanales que él mismo construye serán portadores de sus deseos de justicia.
Antes de lanzarse a escribir el guion con Enda Walsh, Steve McQueen se sumergió en una investigación que lo llevó a entrevistar a muchos ex presos compañeros de huelga de Bobby Sands y hasta logró hablar con un exoficial de prisión. Su experiencia fue tan intensa que se dejó de hablar con su coguionista después de culminar el trabajo.
Literalmente dijo: "Fue como cargar un peso, y cada persona con la que hablábamos nos dio un ladrillo más para cargar". Cuando pones todos esos ladrillos en una carretilla, el peso es muy heavy. Si los ciudadanos cubanos seguimos siendo cómplices, el día que podamos caminar libremente no tendremos fuerzas para levantar nuestra carretilla personal.
Para Bobby Sands las huelgas de hambre, además de ser una táctica política en su lucha contra la opresión británica, fueron el único lenguaje que tuvo a su alcance para intentar entablar un diálogo con el Gobierno de Margaret Thatcher. Las intervenciones públicas de Luis Manuel Otero Alcántara nacen de una necesidad similar, la de establecer un canal de diálogo entre el pueblo y su Gobierno.
Entre las demandas del IRA estaba lograr el status de presos políticos. En 1981 Bobby Sands fue el primero de diez hombres en morir tras una huelga de hambre de 66 días, prolongación de sus convicciones políticas y que se extendió por varios meses. Una larga oración de cuerpos desnutridos planificada de forma escalonada para sostenerse en el tiempo y llamar la atención del mundo sobre el conflicto norirlandés.
Si Steve McQueen fuese un joven realizador cubano en pleno 2020 ni por asomo tendría el derecho de examinar la historia de su país. De 1959 hasta la fecha, la historia de Cuba quedó privatizada, tiene un dueño: es de los Castro.
Hunger, la película que realizó Steve McQueen, concebida en tres actos: contexto político-social, personaje + conflicto, y consecuencias de la toma de una decisión, es un mazazo directo al corazón de un conflicto. En la cinematografía cubana ha habido intentos de volver sobre la historia, pero nunca de esta forma, nunca con una caligrafía así de depurada. Si la actitud de la sociedad cubana hacia su Gobierno no cambia, ¿de qué otra forma se evaluarán las injusticias que al día de hoy se siguen cometiendo? ¿Cuándo se iniciará el largo proceso de superar nuestros traumas?