Los youtubers cubanos rejuvenecieron el viernes pasado la Fundación Ludwig de Cuba. El estreno de Si te ríes pierdes (2019), la más reciente película de Edgardo Pérez y Leonardo Vargas, dejó enloquecida a la comunidad virtual desde que se divulgara el tráiler de su nueva producción, que prometía una delirante historia de terror y buen entretenimiento de poco más de una hora.
No era para menos. A puertas cerradas, solo para consumo de los influencers del patio y un bando de amiguitos invitados o colados, la premiere de esta cinta animó la sede de la Ludwig en Cuba, que dirige Helmo Hernández. Esta institución aparece en los créditos como una de las patrocinadoras del filme y, sobre todo, se muestra ferviente animadora de la vastísima actividad cultural que los chicos de la red vienen desempeñando con mucho esfuerzo.
Con este trabajo junto a Leonardo Vargas, Edgardo Pérez se coloca una vez más a la cabeza en la producción de filmes de bajo presupuesto al margen del ICAIC. Hasta ahora, todo lo que este joven realizador había hecho en materia de producción audiovisual —recordemos, por ejemplo, su sonada serie Malas intenciones (2014), cortos de ficción o su largometraje Sangre cubana (2018)— no ha contado con el apoyo de exhibición y comercialización de las instituciones oficiales en Cuba. Sin embargo, eso no le importa en lo absoluto. A Edgardo le basta el empeño de reunir una tropa de jóvenes que, como él, hacen suyo el lema "Soñar no cuesta nada".
¿Qué nos trae ahora con su nueva propuesta? Una historia estrafalaria de crímenes, misterio y enredos rocambolescos donde el sinsentido es la apuesta para una hora de risa y desconexión, sin alarde estético y nada de lógica en la exposición de los accidentes dramáticos, pues lo importante es pasarla bien y hacer el cine más disparatado del mundo.
Si te ríes pierdes relata los avatares de los chicos youtubers cubanos en sus propósitos de subir sus videos a la red. La posibilidad de que uno de ellos los convide a un rato de esparcimiento en una mansión con piscina, bebidas, fiesta y sobre todo, conexión gratis a internet, es el motivo para desatar la euforia. Pero a la larga, resulta una trampa urdida por Angulo (Edgardo Pérez), un youtuber fracasado que no goza de la popularidad de sus restantes colegas y fans en internet.
La envidia, el rencor y el odio serán los móviles de los asesinatos de este personaje que, invariablemente, termina por salirse con las suyas. Al cine de Edgardo Pérez no hay que exigirle ni una pizca de credibilidad. En eso consiste la marca distintiva de su estilo "serpentina": el regodeo en una estética del absurdo que ahora, con este filme, combina los efectos visuales propios del lenguaje youtuber y mucha gozadera, mientras parodia el cine de acción, el terror y hasta sorprendentemente —lo mejor de la película— el musical, con buenas dosis de comedia.
Claro, Si te ríes pierdes supera las estrafalarias inserciones de efectos visuales de sus antecesoras, que aquí se echan de menos. Porque, a diferencia de las anteriores, Pérez y Vargas han decidido contar con la asesoría del actor Jorge Molina y la edición de Gerard Martínez, Josué García y Joseph Bonachea, que le dejan al filme una mejorada pulcritud en materia visual, con la fotografía de Raúl Rivas.
Lo peor de esta cinta es que decide por sí misma resolver sus entuertos muy rápido, y que el espectador se queda con el deseo de más, a pesar de las estropeadas actuaciones de los chicos youtubers que deciden encarnarse a sí mismos, con sus nombres reales, en este Frankestein del disparate.
Dina Fernández, Adriano López, Jhans Oscar Alfonso, Frank Camalleres, Jarol González, Brian Cervera, Camila Miranda, Lester Acosta, Leonardo Vargas, Dairon Cannet, Leonardo Cabrera y muchos, muchos más, son ahora mismo, los influencers cubanos que están dando la nota en las redes, y para sus fans es indudablemente un gustazo tenerlos reunidos a todos en esta odisea de truculencias y desatinos.
En lo particular, no tengo nada en contra de Si te ríes pierdes. Aunque mi preferida en la obra de Edgardo Pérez sigue siendo hasta ahora Sangre cubana, esta nueva película dice mucho de la necesidad de apostar por la diversidad, y del empeño de estos jóvenes que están haciendo historia en el audiovisual cubano underground, de bajo presupuesto.
Sería útil que esta película tuviera una promoción mucho más efectiva, pues lo merece, y sobre todo, el reconocimiento y el apoyo del ICAIC para su promoción en los circuitos nacionales de exhibición. De hacerse, no dudo en lo más mínimo de que la película de Edgardo Pérez se convertiría en un exitazo de taquilla durante la primera semana de exhibición, capaz de dejar boquiabiertos a una buena parte de incrédulos.
Ojalá también que esta experiencia de los youtubers cubanos se repita, pues en su mejunje argumental hay un excelente motivo para el surgimiento de una saga que tal vez nos depare, en adelante, sorpresas mayores.
