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Política

¿Entraron los mambises en Santiago de Cuba? Desmontando la historiografía castrista

La historia escrita en Cuba después de 1959 está cuajada de mitos que le sirven al castrismo para adecuar el pasado a sus intereses.

La Habana
Calixto García junto al general William Ludlow.
Calixto García junto al general William Ludlow. Granma

Por estos días en que los gobernantes castristas han celebrado otro aniversario más del triunfo de los rebeldes de la Sierra Maestra sobre el Gobierno de Fulgencio Batista, y también del arribo a La Habana de Fidel Castro el 8 de enero de 1959, se han repetido una vez más aquellas palabras de Castro de que "esta vez los mambises sí entraron en Santiago de Cuba".

El gobernante comunista se refería a un episodio ocurrido durante la intervención de Estados Unidos en la guerra independentista que los mambises cubanos sostenían contra los colonialistas españoles, y que, como sabemos, había sido organizada por José Martí. En aquella ocasión, tras producirse la capitulación española, y la caída de la ciudad de Santiago de Cuba en manos de las fuerzas cubano-norteamericanas, el jefe de las tropas estadounidenses, general William Shaffter, impidió que el lugarteniente del Ejército Libertador cubano, Calixto García, entrara con sus hombres en la referida ciudad del oriente cubano.

Todo bajo el pretexto de que se querían evitar hechos de violencia, y una supuesta venganza de los cubanos contra los españoles residentes en esa ciudad. Aunque también se dijo por entonces que el general Shaffter deseaba reservar para sí toda la gloria por el éxito militar alcanzado.

Lo cierto es que ese incidente ha sido sumamente explotado por la propaganda castrista, que insiste en que se trató de la posición oficial del Gobierno estadounidense, que pretendió humillar a los independentistas cubanos. De igual manera, el episodio es parte central del discurso antinorteamericano del castrismo, y se une al argumento que insiste en que la intervención militar de Washington en el conflicto frustró la victoria que los mambises ya tenían asegurada.

Sin embargo, una visión objetiva de la historia, que incluye la consulta de textos ajenos a la teleología castrista, nos permite apreciar la verdad sobre aquel acontecimiento. El historiador Juan J. Remos, en el libro Historia de la nación cubana, tomo VI (La Habana, 1952, pag. 448), afirma que la actitud del general Shaffter se debió a una característica de su personalidad, y en ningún momento representó la posición del Gobierno de Estados Unidos.

A los pocos días del suceso, el general Shaffter fue relevado de su responsabilidad. Fue entonces cuando otro general estadounidense, Leonardo Wood, a la sazón nombrado gobernador militar de Santiago de Cuba, y posteriormente gobernador de la Isla de Cuba durante la ocupación del país por Estados Unidos, recibió en el gobierno de esa ciudad al general Calixto García y le rindió todos los honores que merecía. Esa entrada definitiva en Santiago de Cuba del lugarteniente del Ejército Libertador cubano y sus hombres jamás ha sido reconocida por los historiadores del castrismo.

La historia escrita en Cuba posterior a 1959 está cuajada de mitos que le sirven al castrismo para adecuar el pasado a sus intereses. A este de la supuesta no entrada de los mambises en Santiago de Cuba, se unen, entre otros, la existencia de una sola revolución en Cuba, la que inició Céspedes en 1868 y continuó Castro en 1959, así como la afirmación de que el tratado de reciprocidad comercial que Cuba firmó con Estados Unidos en 1903 provocó la deformación estructural de la economía cubana.

En ese sentido, la desmitificación de la historiografía castrista constituye una de las tareas intelectuales más apremiantes si aspiramos a que las nuevas generaciones de cubanos, tan manipuladas por el discurso oficialista, reciban una versión más realista de nuestro pasado, y no la interpretación sesgada de los actuales gobernantes de la Isla. 
 

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