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Opinión

El poder del 'no'

Todos los trabajadores del Tribunal Municipal de Encrucijada han pedido la baja: negarse a colaborar o a cometer un crimen es el primer paso de la liberación personal y colectiva.

Miami
Oscar Manuel Silveira Martínez (extrema der.), ministro de Justicia de Cuba, en el XII Fórum Jurídico de San Petersburgo.
Oscar Manuel Silveira Martínez (extrema der.), ministro de Justicia de Cuba, en el XII Fórum Jurídico de San Petersburgo. X/@OscarCubaMinjus

En el Tribunal Municipal de Encrucijada, en Villa Clara,  "el 100% de los trabajadores pidió la baja" desafiando amenazas de las instancias superiores del Tribunal Provincial.  El Estado envió a esa corte municipal a otra represora, la presidenta del Tribunal Provincial, para "obligarles a callar y a asumir la carga de los trabajos que dejaba la secretaria saliente". Era el procedimiento usual: enviar un "comisario" que restalle el látigo para que todos obedezcan. Pero esta vez se enfrentaron a un fenómeno nuevo: una trabajadora reaccionó solicitando su baja y fue seguida por el 100% de los demás trabajadores incluyendo los porteros y custodios.

En ese tribunal de Encrucijada la exjueza Melody González Pedraza se mostró más interesada en cumplir órdenes y dispensar castigos draconianos que en administrar justicia frente a los acusados por las protestas del 11 de julio de 2021. Por esa razón se le negó su entrada a EEUU, pese a tener un parole, y actualmente espera un juicio de asilo detenida en una prisión de inmigrantes en Broward.

"Los otros" también pueden cambiar tu vida

La información sobre los abusos de la jueza había sido incluida por sus víctimas en la base de datos Represores Cubanos, de la Fundación para los Derechos en Cuba. Esa base de datos, creada en julio de 2016, ya alberga fichas de más de mil represores cubanos. González Pedraza acaba de descubrir que sus víctimas tienen poder para alterar sus proyectos de vida desde ahora. Sus colegas en Encrucijada parecen haber despertado a esa nueva realidad.  

Negarse a obedecer una orden inmoral es un principio de los movimientos no violentos desde Mahatma Gandhi, en la India, hasta la negativa de Rosa Parks a ceder el asiento a un blanco en un bus de Montgomery, en EEUU.

Decir "no" es una afirmación de autonomía y dignidad personal. Cuando una persona decide no obedecer una orden que considera injusta o inmoral está ejerciendo su derecho a la autodeterminación y evitando ser cómplice de un abuso de poder.

Históricamente, el derecho a decir "no" ha sido central en movimientos de resistencia no violenta alrededor del mundo. Cuando una persona o un grupo rechaza obedecer una orden injusta, fuerzan a la sociedad a confrontar y cuestionar las bases morales y éticas de sus leyes y políticas. El poder de la negativa pacífica reside en su capacidad para revelar las contradicciones y la injusticia en el sistema establecido ante el resto del país y ante el mundo.

A través de la historia, este acto de negación ha sido una herramienta poderosa para el cambio social, mostrando que el coraje moral y la firmeza en los principios pueden desafiar e incluso cambiar las estructuras de poder más arraigadas.

Oportunismo irremediable

Negarse a colaborar o a cometer un crimen es el primer paso de la liberación personal y colectiva. Cuando el Movimiento Cubano de Militares Objetores de Conciencia (MOC) ha llamado a sus compañeros de armas a nunca obedecer la orden de disparar contra la población no solo está protegiendo las vidas de los ciudadanos, sino también la dignidad de esos soldados y su propio futuro.

La jueza de Encrucijada subvaloró la dignidad en favor del oportunismo mientras ejerció en Cuba. En su entrevista para DIARIO DE CUBA ha afirmado: "el Gobierno cubano manipula, controla, dirige y extorsiona al sistema judicial cubano a su antojo y según sus intereses, y quienes son parte de ese sistema lo saben y lo permiten porque no tienen más opción. La segunda es que dentro de Cuba no es posible hablar y seguir siendo juez profesional". Y sin el menor recato confiesa: "Decido hablar en este momento, porque ya no tengo qué perder, porque ya no tengo miedo. Mi único temor hoy es regresar a Cuba …"

La mejor respuesta a esa desfachatez es el agudo comentario dejado por la forista Ana J. Faya en este mismo diario: "A otros con ese cuento. Los que opinamos aquí hemos pasado por cualquier cantidad de circunstancias. Mantuvo ese cargo porque así lo decidió. Bien pudo renunciar bajo cualquier pretexto, entregar el carné del PCC, y vivir con un perfil bajo. No sería la primera ni la última persona en hacerlo en Cuba. Eso sí, hay que tener una entereza, de la que al parecer no dispone. Y hubiera tenido que enfrentar las consecuencias".

En otras palabras: la jueza bien pudo aprender a decir "no" como muchos ciudadanos que en estas seis décadas y media renunciaron a sus cargos, privilegios y carreras profesionales, no para salir del país, sino para "vivir en la verdad", único modo de vivir con dignidad en una sociedad totalitaria.

Ella prefirió vivir mejor que los demás a costa del sufrimiento ajeno y, cuando la crisis apretó y ya no le alcanzaban sus privilegios como verdugo, temió que sus víctimas explotaran de nuevo y todo se viniera abajo, por lo que buscó como reubicarse y reciclarse fuera de la Isla. Su distanciamiento no puede leerse como un acto de valor. Ella no es heredera de la honorable tradición de Federico Capdevila, sino una represora y oportunista.  

El poder de los sin poder

Estamos en presencia del "poder de los sin poder" del que nos habló Václav Havel. Los grandes cambios muchas veces comienzan por una persona que ha decidido decir: "¡No, basta!".  Lo ocurrido en el Tribunal Municipal de Encrucijada es trascendente. Refleja un cambio fundamental en las actitudes, incluso de aquellos ubicados dentro del aparato represivo del régimen. Y constituye un recordatorio a los opresores, dentro y fuera de los tribunales, de que no pueden asumir que la ciudadanía está compuesta de sumisos e inermes carneros. Los desharrapados también tienen poder.

La dignidad humana es muy difícil de extinguir. En ciertas circunstancias el poder de un "no" —sea individual o colectivo, ocurra en la calle, una institución, un cuartel o incluso un calabozo— es más viral que una pandemia. 

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12 comentarios

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Profile picture for user Plutarco Cuero

Cuba es un lodazal ... sin petroleo ... y ese tipo de fango no coge fuego ...

El problema de los cubanos es que nos olvidamos que "el que no tiene de congo tiene de carabalí". Y el que menos, fué pionero o saltó en el protestodromo. Hasta Hubert Matos tenía su pasado. No podemos ser intolerantes con nosotros mismos. No podemos ser como ellos, tenemos que ser mejores. Sumar y no restar.
También recordar que la carrera de Derecho en Cuba, es sólo una fuente de ingresos. Al terminar el pre, la gente opta por algo mejor, como Medicina que tiene la posibilidad de "salir afuera", pero si no te alcanza el "escalafón" entonces optas por Derecho, u otra cosa. De ahí la expresión "cogió carrera". No es como un "dirigente" que sí tiene la vocación, más bien el alma, de chivato e hijodeputa. Hay que dar el beneficio de la duda. Tampoco es que venga y consiga una pincha donde pueda serle útil a la dictadura. Fregando platos o limpiando pisos en una cafetería o sembrando caña para Fanjul no lo será.
Mi opinión de dos centavos.

Profile picture for user Leibnitz

¿Nos podría comentar sobre el pasado de Hubert Matos?

Profile picture for user Ana J. Faya

Los llamados a evitar la intolerancia, como usted acertadamente hace, nunca están de más --¡qué diría yo! Pero pienso que en este artículo el autor se centra en la particularidad de tribunales y de una jueza. No se trata de jefes de pioneros, de una abogada en un bufete a cargo de papeles de divorcio o algo parecido, sino de una jueza. O sea, de alguien que está posicionada para dar sentencia, para dar culminación a un proceso represivo en Cuba. Los jueces y fiscales allá están insertados en la cadena represiva, lamentablemente, de ahí que este caso haya suscitado tanta atención, sobre todo con tanto preso político después del 11J.

Esto es señal de que el barco se está hundiendo.

Profile picture for user Pedro Benitez

Quizás ella sabe cómo ejercer presión en los jueces cubanos mediante una campaña🤔

Tal vez, pero que lo haga desde Cuba.

de frente a la cara de los esbirros y ver como estos se quedaban en ocasiones sin poder rebatir mis argumentos. Yo me fui de Cuba siendo libre y esa satisfacción no me la quita nadie.

En los finales de la década de los 80’s y principios de los 90’s , la forma de lucha que sugerí a muchos de mis compañeros de trabajo y amistades era no enfrentarlos, pero no seguirlos. El solo hecho de quitarse la máscara que hemos llevado la mayoría de los cubanos, unos por más tiempo que otros y decir Hasta Aquí, renunciar a todo lo que se vincule con el régimen (CDR, CTC, FMC, etc), no participar en ningún acto político de los tantos que se inventaban en aquellos años, era un desafío que si bien traía sus consecuencias como señala Ana Faya, era recompensado con una tranquilidad de espíritu muy grande y una sensación de libertad, nunca antes experimentada. En mi caso particular fui reprimido y hostigado, pero por haber ido un paso más alante, vinculándome con grupos de oposición, lo que me llevó a unas vacaciones en Villa Maristas, donde a pesar del encierro y las torturas sicologicas me sentí libre por primera vez en la vida, cuando pude decirles mis verdades (continua)

Profile picture for user Ana J. Faya

Ante todo, gracias a Juan Antonio por la cita. Pero como bien se expresa en el artículo, la renuncia del tribunal de Encrucijada es asunto de mayor importancia dadas las condiciones actuales en Cuba. Son esas expresiones de dignidad las que cuentan, que por suerte para los cubanos están sucediendo hoy, y nos dan esperanzas de un futuro cercano más promisorio.

Asi mismo y esperemos que esta sea a chispa que encienda la llama (como dijera el HdP Lenin🤮 ). A ver si la noticia se expande y otros siguen el ejemplo.

Nunca mejor dicho.