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Trabajo

Emprender en Cuba: sueño y pesadilla

Los mismos factores que llevan a miles de cubanos a aventurarse en un negocio propio complejizan su desarrollo. Dos emprendedoras de Matanzas cuentan su experiencia.

Matanzas
Productos de Chulerías, de la emprendedora cubana Mayte Hernández.
Productos de Chulerías, de la emprendedora cubana Mayte Hernández. Chulerías

Mayte Hernández no terminó sus estudios de Economía en la universidad. Su mente rechazaba la idea de tener que sentarse, después de graduada, a mirar la pantalla de un ordenador durante ocho horas en una oficina. Hoy forma parte de los miles de emprendedores cubanos que intentan abrirse camino en una isla sin infraestructura ni servicios de apoyo, y azotada por la inflación.

"Empecé a inicios del 2021. Con la pandemia permanecíamos muchísimo tiempo en casa y estaba en proceso de decorar la mía. Tenía varias fotos de hiloramas sacadas de Pinterest, y me enamoró lo detallado de esa técnica manual. El resultado me parecía brutal y decidí hacer un cartel de Home. Ese fue el primero".

Dos meses más tarde, Mayte comenzó a diseñar pequeños hiloramas para vender el 14 de febrero, y así surgió en Matanzas su negocio, Chulerías.

"A partir de ahí fue un camino agridulce. El estrés por conseguir los materiales era constante, no disponía de un sitio donde adquirir lo que necesitaba. Aunque no estaba en mis manos mantener la cuenta de Instagram y los ingresos activos y constantes todo el tiempo, valía la pena seguir intentándolo, porque me encantaba hacerlo".

Para la arquitecta Lourdes Hernández, de 34 años, emprender comenzó cuando aún ejercía su carrera. La esencia de su trabajo consiste en hacer cajas, organizadores y otros objetos que los propios clientes le solicitan para la decoración de sus hogares.

"Comencé como un hobby, hasta que decidí emprender y vender, pero a pequeñísima escala. Lo que me llevó a dedicarme solo al emprendimiento fue la maternidad; tuve más tiempo para pensar y ampliar la producción. Al ver los resultados, opté por trabajar desde casa y así dedicar tiempo a la crianza de los niños", cuenta Lourdes sobre el inicio de Kjas.

"El trabajo con la madera parte de un proyecto familiar", cuenta sobre su inclinación por este tipo de artesanía. "Mi padre, carpintero, me enseñó mucho, sobre todo a apreciar el cómo hacer. Me gusta utilizar recortería o materiales reciclados. Lograr algo lindo de lo que algunos puedan considerar basura es reconfortante”.

El emprendimiento, ¿fiebre o cura?

Independizarse del trabajo estatal, aumentar ingresos y crecer desde el punto de vista personal son detonantes para emprender, pese a que en Cuba es difícil encontrar proveedores y publicitar el negocio.

"Lo mejor es que puedes llevar el trabajo hasta el nivel que seas capaz de manejar, y lo peor es que hay que saber organizar el tiempo y las finanzas. Cada día más personas optan por emprender, porque obtienen excelentes resultados y hay muchos espacios vacíos donde ver una oportunidad. Muchos eligen lo básico, otros buscan líneas deficientes y de manera muy profesional", expresa Lourdes.

Para Mayte, "las personas tienen cada vez más emprendimientos porque descubren que se puede hacer un poquito más de dinero llevando a cabo algún negocio que trabajando para el Estado. En muchísimos casos son graduados de Arquitectura, Medicina, Derecho, etc."

"Lo bueno de trabajar por cuenta propia es, en mi caso, hacer lo que realmente me gusta y se me da bien, y además ser dueña de mis horarios y de la planificación en general. Lo malo es no tener un lugar al que ir a comprar las herramientas y materiales necesarios para ello", añade la creadora de Chulerías.

Los riesgos y dificultades hacen que muchos dueños de negocios tengan que cerrar y volver a sus empleos estatales para generar ingresos, o que traten de cambiar de emprendimiento observando las tendencias. Otros batallan contra las adversidades para continuar sus proyectos.

"Lo fundamental es ponerle ganas. Uno puede encontrar un montón de obstáculos, pero con imaginación y perseverancia se hallan soluciones. El aspecto más difícil es mantener una legalidad absoluta en todo el proceso", opina Lourdes Hernández.

La poca capacitación de los emprendedores constituye un factor recurrente que afecta su desenvolvimiento. Los cursos en línea que ofrecen instituciones extranjeras son inaccesibles para un residente cubano.

Hace unos años se efectuó el I Taller Creación y Desarrollo de nuevas formas de gestión no estatal, en el Centro Histórico de La Habana, con el objetivo de impulsar el emprendimiento local, un trabajo en conjunto con el Plan Maestro de la Oficina del Historiador y la Universidad de la capital.

Además de esta iniciativa, han surgido otras como Cuba Emprende, curso sobre emprendimiento,  para ganar en capacidades y herramientas al respecto. La Habana es el epicentro de los talleres de superación, lo que limita las opciones de personas de otras provincias.

"Emprender en Cuba es el triple de difícil que en otro país. La falta de recursos, la lentitud de la conexión para promocionar productos, el no poder colaborar con otras marcas, las restricciones en las redes sociales, la gran inflación, desatan demasiadas consecuencias. Tu arte se convierte en lujo. El dinero es para la comida, aseo, medicamentos", expresa Mayte Hernández.

"El riesgo que tiene emprender es que no es todo el tiempo constante, comparado con trabajar para el Estado, esto si hablamos del plano económico. Vendo tranquilamente desde mi teléfono, tomo mis encargos personalizados y no tengo intención de que eso cambie", añade.

Lourdes considera que "todo es riesgo. Aun así, creo que se puede lograr. El tema legal es complicado. El personal encargado de orientarte cómo ordenar de manera legal el negocio a veces no sabe mucho o está encasillado en una estructura rígida; y la parte económica, una locura. La mayoría de los materiales aparecen en el mercado informal o, de forma legal, mediante importadoras que disparan el precio".

El secreto detrás del éxito

Lourdes enfatiza, en que "la clave del éxito es la perseverancia, mantener la marca y tratar de llegar al cliente buscando que quede satisfecho con el producto. La calidad y la creatividad son muy importantes".

"Tienes que amar lo que haces, porque la motivación puede no estar, es efímera, va y viene. No menos importante es la constancia, crea hábito y con él te mantendrás en evolución. Llevar una disciplina en cualquier aspecto de la vida te hará mejor en eso", considera Mayte.

"En este 2024 el tema migratorio nos golpeó y no hemos nivelado las capacidades productivas. Trabajo sola, la producción está muy por debajo de la demanda de los clientes, lo que me afecta un poco. Encontrar personal capacitado o con ganas de aprender es también un reto", apunta Lourdes.

En las redes sociales existen cuentas manejadas por estudiantes universitarios que deciden emprender fuera del marco legal para costearse gustos, salidas, y ayudar a la familia con el pago de las necesidades básicas.

Los emprendimientos en el contexto actual cubano resultan un salvavidas para los propietarios y para la población, tanto por la ganancia que generan para los primeros como por la posibilidad que ofrecen de diversificar el acceso a productos que no se encuentran en el área estatal. Depende del emprendedor, su capacidad, sus recursos y su suerte que el negocio se convierta en un sueño o una pesadilla.

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