"Le ronca el mango que el presidente pierda el tiempo y converse de tabaco, mientras el pueblo explota por los apagones y se muere de hambre y necesidad", dijo Epifanio Ruiz al comentar la visita de Miguel Díaz-Canel a la ciudad de Santiago de Cuba.
Este anciano de 84 años expresó de forma lapidaria que lo lógico hubiese sido que el gobernante "fuera a los escenarios de las protestas, se reuniera con la gente y escuchara sus reclamos".
Su criterio resume el sentir y la insatisfacción colectiva. La visita de Díaz-Canel "fue más de lo mismo. Se encerró en el Partido, revisó una producción que no viene al caso y evadió el diálogo con las madres y las abuelas que reclamaron corriente y comida para su familia", dijo Epifanio.
"Hasta para ser sinvergüenza no hay que ser tan descarado", sentenció. "A ese le faltaron pantalones para pararse frente a los santiagueros a discutir cara a cara el desastre que tiene de cabeza a este país".
Al igual que Epifanio, otros vecinos que hacían la cola en la bodega de Martí y Calle Nueva para comprar la libra de pollo y los tres huevos de codorniz concedidos por el Gobierno tras las protestas, desaprobaron el actuar del primer secretario del Partido Comunista de Cuba.
Una nota en el periódico local Sierra Maestra informó que el presidente revisó "el Polo Minerva" del municipio de Songo La Maya, para constatar los "avances" en la implementación de la "estrategia de seguridad y soberanía alimentaria".
Según el texto, el recorrido formó parte "del tercer ciclo de visitas del Partido a las provincias".
Más adelante el artículo subrayó que Díaz-Canel dialogó con el pueblo, que emocionado recibió y acató el principio de que "tenemos que salir de esta difícil situación trabajando juntos".
El Gobernante fue también a una fábrica de tabacos y a otra de confecciones textiles.
En la tarde noche, acudió al Partido provincial ante la vista expectante de decenas de santiagueros y bajo un enorme despliegue de seguridad.
"Eso es por gusto y para nada", dijo una transeúnte al reseñar el criterio generalizado de la población, harta de los discursos con los que las autoridades tergiversan las protestas en barrios y poblados de la segunda ciudad en importancia de la Isla.
Mientras Díaz-Canel se atrincheraba en el Partido, los pobladores de la playa de Juraguá se manifestaban porque todavía no le habían llevado ni el pollo, ni el resto de los alimentos del mes.
El Comité Provincial del Partido restó importancia a los acontecimientos de los últimos días, aunque reconoció que el año pasado 25 empresas tuvieron pérdidas y no se cubrió la demanda de leche, carne y libras per cápita de viandas.
Además, se incumplió con la recaudación mercantil y el plan de la zafra azucarera.
Los que sí crecieron durante 2023 fueron los delitos, el hurto y sacrificio ilegal de ganado, la indisciplina social y la evasión fiscal.
Ante la mala preparación de los secretarios del Partido y la pérdida de las dinámicas de trabajo, se abogó por incentivar el "sistema de denuncias en la comunidad". El sistema de delación y control social creado por Fidel Castro a inicios de la Revolución, los Comités de Defensa de la Revolución, no funciona desde hace décadas. En general, los cubanos son cada vez más reacios a delatarse entre ellos y tienden más a señalar al régimen.
Para muchos, en el nivel de anarquía, ahora incentivado por la crisis energética y alimentaria, se encuentra el caldo de cultivo que irrita al pueblo y dispara la alarma social.