¿Cuántas personas han muerto en Cuba, se agravan de sus enfermedades, o sufren intensos dolores, por la falta de medicamentos indispensables? ¿Por qué ese desastre sanitario? ¿Qué hace el Gobierno para solucionarlo?
Esas son tres preguntas que el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, y el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, debieran hacer a Miguel Díaz-Canel y a José Ángel Portal, ministro cubano de Salud Pública.
En una encuesta realizada en la Isla por Cubadata y citada hace unos días por DIARIO DE CUBA, el 55,8% de los entrevistados califica como "imposible" el acceso a medicamentos, y el 80,3% dice que los encuentran con "mucha dificultad". Eso ocurre en la "potencia médica" que elogia la izquierda, particularmente la de Estados Unidos.
Ahora mismo se puede leer online un artículo en The New York Times titulado "Lo que podemos aprender del sistema de salud de Cuba", firmado por Nicholas Kristof, que entre cosas afirma que la atención médica en Cuba "es capaz de asegurar que nadie quede desatendido (…) todo de manera gratuita (…) un bebé estadounidense tiene casi un 50% más de probabilidades de morir que uno cubano (…) Cuba ha desarrollado su propia industria farmacéutica, en parte para eludir el embargo estadounidense".
En otro sitio web estadounidense, llamado MEDICC, el doctor William Keck asegura que "muchos países de altos ingresos podrían aprender mucho del modelo de Cuba (…) el sistema de salud del país es universalmente accesible y totalmente integrado".
El National Institutes of Health, entidad del mismísimo Gobierno de EE.UU, afirma que "en Cuba, el acceso y la cobertura universales de salud descansan sobre tres principios clave: la salud como derecho humano, la equidad y la solidaridad (…) con cobertura y acceso sin exclusiones".
Y la revista Science publica la conclusión de un estudio realizado por científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, en California, citado por la BBC News, de Londres, que dice que "las sanciones (de EEUU) no han impedido que los cubanos gocen de mejores estándares en materia de salud que muchos países de América Latina, con niveles que pueden compararse con los de países desarrollados (…) sus éxitos en materia sanitaria se deben a los excelentes programas de prevención y promoción de salud."
Podrían llenarse muchas páginas más de la propaganda que se sigue leyendo a nivel mundial sobre un sistema de salud que, de hecho, ha colapsado porque se quedó sin un mecenas foráneo que lo subsidie.
Oficialmente faltan 251 medicinas indispensables, pero son más
Pero obviemos la desastrosa atención médica como tal y examinemos la falta de medicamentos, posiblemente el peor flagelo de todos. No se sabe cuántos cubanos han muerto, morirán, o se agravarán de sus males por no recibir el medicamento necesario, por ausencia de instrumental médico para asistirlos, o para realizar intervenciones quirúrgicas y tratamientos hospitalarios impostergables.
No obstante, con lo poquito que admite el régimen se tiene una idea. El monopolio BioCubaFarma, productor y distribuidor de los medicamentos en el país, reconoció recientemente que están en falta 251 de los 369 medicamentos básicos, el 40% de ellos.
Por supuesto, si el Gobierno dice que son 251, el déficit es mayor. Además, BioCubaFarma dio esa noticia sobre todo para culpar al "bloqueo" de EEUU. Y así lo hizo el presidente de ese monopolio, Eduardo Martínez, quien "olvidó" decir que los mayores abastecedores mundiales de productos utilizados para fabricar medicamentos son China e India, magníficos amigos del castrismo. A ellos compra EEUU el 80% de la materia prima para producir fármacos.
Un año antes, en junio de 2022, el propio Martínez dijo que en Cuba faltaban 151 medicamentos, 88 catalogados como "Prioridad 1" (de vida o muerte), 19 para tratar a "pacientes graves", y otros 63 racionados con la "tarjeta de control". Reveló que faltaban 30 medicamentos más que al cierre de 2021. Ahora faltan 100 medicamentos más. ¿Cuántos van a faltar en diciembre, o dentro de un año?
Cuando la pandemia, miles de cubanos murieron de Covid-19 y el Gobierno reportó que fallecieron por otras causas. Como ya dije aquí, una prima hermana mía y su esposo murieron de Covid-19 en la misma semana (julio de 2021) en Ciego de Ávila, internados en una vieja escuela de educación física (EIDE) convertida en dizque hospital, con un solo médico para 100 pacientes, y sin oxígeno, antibióticos, ni medicamentos necesarios. Sus certificados de defunción dicen que fallecieron por "problemas respiratorios", sin mencionar el Covid-19). Ni Nieves ni Alejo eran asmáticos, ni tenían padecimiento crónico alguno.
No hay forma de saber cuántos cubanos hoy están vivos o controlan más o menos sus padecimientos crónicos gracias a los medicamentos, equipos y dinero que reciben de sus familiares en el extranjero (básicamente desde Miami), o los que llevan las "mulas", o los robados en puertos, almacenes, farmacias, hospitales, que nutren el mercado negro.
El ministro Portal dijo en la Asamblea Nacional muy indignado: "Nos enfrentamos al robo de medicamentos y la venta ilícita de fármacos importados". ¿Y por qué hay tanto robo de fármacos?
1958: No robo, no revendedores, no limosnas, no estantes vacíos
Soy testigo personal de que antes de 1959 no había en Cuba ni robos ni revendedores clandestinos de medicinas. Había farmacias por todas partes. Un tío mío y dos primos de mi padre, tenían una cada uno. Y mi hermana, doctora en Farmacia, regenteaba otra. Jamás vi una cola, o tarjetas, para conseguir un medicamento, ni decirle a un cliente "no la hay aquí ni en ninguna parte", ni farmacias con sus estantes vacíos. Hoy en Burundi o en Sierra Leona las farmacias están mucho mejor surtidas.
A golpe de comunismo, los revendedores de lo que sea son cuestión de vida o muerte en Cuba. Son efecto y no causa de escasez.
Gracias a ese mercado "por la izquierda" muchos cubanos se curan, o se alivian de sus padecimientos. Pasan menos hambre, se visten y calzan, compran dólares para subsistir, y obtienen otros bienes fundamentales.
Si no hay más desgracias y gente gravemente enferma es por los medicamentos que se reciben desde el extranjero, lo mismo enviados que llevados personalmente por emigrados cubanos, viajeros que regresan a la Isla, y las "mulas".
Esto es responsabilidad única, y criminal, de la dinastía Castro, que mató la economía de mercado, la palanca que mueve al mundo (parodiando a Arquímedes). Prohibido el capitalismo, las farmacias pasaron a ser "propiedad de nadie", como reconoció Mijail Gorbachov siendo aún el líder soviético.
La red de revendedores de medicamentos no compensa la ausencia de farmacias privadas, pero sí en cierta medida cubre algunos nichos vacíos y evita la muerte y sufrimientos a muchos cubanos. Ese furtivo mercado farmacéutico tiene dos abastecedores: 1) la emigración cubana; 2) el robo en las farmacias, puertos, almacenes, hospitales y clínicas.
Solo habrá solución cuando se restaure la economía de mercado
La primera fuente al parecer se ha encogido levemente debido a la inflación y otros factores. Y el robo ha descendido precisamente porque hay menos fármacos para robar.
Ah, y quienes roban las medicinas en Cuba lo hacen sin remordimiento alguno, pues ven cómo los dirigentes políticos, generales, coroneles, y toda la casta dictatorial, roban más medicamentos que ellos, y reciben un tratamiento médico exquisito en hospitales exclusivos para ese patriciado, con postas militares que prohíben el acceso de "plebeyos" y de la prensa.
En cuanto a los altos precios en el mercado negro la explicación es sencilla. Quienes reciben directamente medicamentos desde el exterior, o con viajeros, o las "mulas", luego de abastecerse ellos mismos venden el resto a los precios que fija la ley de la oferta y demanda: a mayor escasez, mayor precio. Esos suministradores furtivos tienen hambre, y mil necesidades insatisfechas. El salario promedio es de 3.500 pesos y la canasta básica no baja de 12.000 pesos.
La conclusión es obvia: este dramático panorama no tendrá solución hasta que no se restaure en Cuba la economía de mercado, algo a lo que Raúl Castro se niega. Sigue empecinado en pasar a la historia como Raúl "el Cruel".
Digamos que diseñaron una “buena receta”; pero la cocina está sin techo. Estas afirmaciones estadounidenses necesitan un Plan Comunicacional en este hemisferio, porque las leyendas cubanas tienen raíces profundas en los países vecinos.
Hay una gran diferencia entre, por una parte, la estructura y el acceso al sistema de salud en Cuba, y por otra, el servicio como tal incluido este gran problema de la falta de medicamentos. La estructura y el acceso universal al sistema, que son encomiables porque le permiten al ciudadano acceder al sistema de salud, se empobrece con el pésimo servicio, sea por negligencias --sin posibilidad de reclamos--, falta de higiene, ausencia de materiales, pobre estado de los hospitales, policlínicos, insuficientes ambulancias y un gran etc., a lo que se une la escasez de medicamentos. Las publicaciones fuera de Cuba que se refieren al sistema de salud, no establecen la diferencia entre estos asuntos, ignoran --o convenientemente ignoran-- que si el servicio es pésimo da igual qué tipo de estructuras le permitieron el acceso a él. Se pudieran citar estadísticas sobre la cantidad de hospitales y policlínicos por habitantes y va y onnubilan el criterio sobre el sistema....
La gran caída de los presupuestos para los programas universales se refleja en las cinco estrellas de tantos hoteles funcionando por debajo del 50% de capacidad.
... porque en eso el régimen ha sido eficiente. De estadísticas llenaron discursos y propaganda, y cuando Fidel Castro llenó el país de médicos de familias con sus casas, no se entró en detalles de cuánto se gastaba, cuánto se dejó de invertir en mantenimiento de las instalaciones ya existentes, y cuánta información especializada los médicos no recibían, sino engrosaron estadísticas en comparación con América Latina o cualquier otro país, incluido el primer mundo. Estos son los detalles que las alabanzas al sistema de salud cubano no incluyen. La escasez de medicamentos hoy, no ha tenido parangón en la historia desde el 59. Buen esfuerzo por parte de Álvarez Quiñones con este artículo. Nunca se sabrá bien cuántos cubanos mueren hoy por enfermedades que pudieron evitarse con medicamentos adecuados, o a cuantos no se les pudo prolongar la vida.
El primer gran mito de la medicina cubana es su gratuidad.
Los defensores del modelo de salud cubano por el mundo no son, evidentemente, economistas.
Tomemos un año cualquiera. 2019, por ejemplo.
8821.8 dólares fué el producto interno percapita cubano en el año 2019.
Según la ONEI cubana el salario promedio en la isla ese mismo año fué de 879 pesos o 37 dólares según la tasa de cambio oficial en ese momento.
De acuerdo con el PIB de ese año a cada cubano le correspondían 8821.8 dólares (no pesos) anuales (735 dólares anuales) y cada trabajador recibió como promedio 37 dólares mensuales o 444 dólares anuales.
¿ cuánta plusvalía tomó el estado del salario de los obreros?
NO es gratuita!!!!!
PUEBLO SIN dinero
PUEBLO SIN comida
PUEBLO SIN ropas
PUEBLO SIN zapatos
PUEBLO SIN agua potable
PUEBLO SIN electricidad
PUEBLO SIN protección policial
PUEBLO SIN transporte
PUEBLO SIN ambulancias
PUEBLO SIN medicinas
PUEBLO SIN servicios médicos
PUEBLO SIN libertad
PUEBLO SIN higiene
PUEBLO SIN recogida de basura
PUEBLO SIN futuro
PUEBLO CON gobierno ladrón
PUEBLO CON gobierno asesino
PUEBLO CON esclavitud
PUEBLO CON criminalidad rampante.
PUEBLO ¿¡HASTA CUANDO VAS A AGUANTAR ESE INFIERNO!?
UNA SUBLEVACIÓN NACIONAL ES NECESARIA YA.