Expertos de todo el mundo coinciden en que las cifras récord de migrantes de los últimos años dan lugar a flujos de efectivo que circulan globalmente y se transforman en un apoyo inestimable para Estados frágiles y regímenes autoritarios, desde Cuba y Nicaragua hasta Tayikistán y Nepal.
De acuerdo con un análisis del fenómeno publicado por el diario chileno La Tercera, las remesas de los migrantes que se establecen en numerosos países del mundo suponen cantidades de dinero récord que financian pequeños negocios en Uganda y alimentan a familias desde Ecuador hasta Nepal. Estos movimientos migratorios del mundo pobre a países ricos se dispararon a raíz de la pandemia del Covid-19.
Según datos del Banco Mundial, desde 2010 las remesas hacia los países en desarrollo casi se han duplicado, alcanzando la cifra récord de 647.000 millones en 2022, más que las inversiones extranjeras directas en esos países y que la ayuda internacional al desarrollo.
"Pero las transferencias también proporcionan un apoyo fundamental a Estados frágiles y regímenes autocráticos, que dependen del dinero que ganan sus ciudadanos en el extranjero para mantener a flote sus economías", recuerda el texto.
Así, en Venezuela, según el grupo político Diálogo Interamericano de Washington, un tercio de los hogares depende del dinero transferido por los más de 7,3 millones de emigrantes que huyeron del colapso económico de esa nación.
Mientras que en Nicaragua las remesas son tan decisivas para el régimen de Daniel Ortega que algunos economistas aseguran que reducir el flujo de fondos sería una forma de resistencia política.
"Si no hubiera remesas, la economía nacional colapsaría", asegura Enrique Sáenz, economista nicaragüense exiliado. "Y en términos macroeconómicos, Ortega estaría en serios problemas", agrega.
Recuerda La Tercera que el régimen de Fidel Castro permitió las remesas después de la caída de la URSS, cuando, "según los historiadores, el único país comunista del hemisferio occidental se dio cuenta de que permitir la salida de algunas personas podría servir como una importante fuente de divisas", apunta el análisis.
"Las remesas pueden, en cierto modo, engrasar la rueda de un sistema que no funciona. Un cubano en Miami o Madrid podría valer más para el Gobierno cubano solo en términos de PIB", precisa el profesor de Baruch College de Nueva York y autor de varios libros sobre Cuba, Ted Henken.
Aunque las remesas a Cuba se derrumbaron tras las medidas de la Administración de Donald Trump contra el consorcio de los militares GAESA, que como intermediario de Western Union en la Isla amasaba una buena suma, con el restablecimiento de los envíos tras la llegada al poder de Joe Biden y la creación de otros canales, también manejados por el régimen, estas se han recuperado menos de lo esperado por las autoridades. Entre otras cosas, por las campañas de parte del exilio para dejar de financiar al régimen.
Si bien La Habana no publica cifras oficiales de las remesas que recibe anualmente, como indica la economista Rafaela Cruz, "si solo la mitad de los aproximadamente 400.000 cubanos que emigraron desde el inicio de la Tarea Ordenamiento (enero de 2021) dedicaran a Cuba, entre trámites, turismo y remesas, 1.500 dólares anuales, esa ola migratoria sería, hoy por hoy y por amplio margen, la mercancía exportada que más ganancias aporta al Gobierno, por encima del azúcar, el tabaco, las bebidas alcohólicas, la biotecnología o el níquel".
En otro texto para DIARIO DE CUBA, Cruz asegura que para 2023 La Habana tiene planificadas ganancias de 3.591 millones de dólares, incluyendo el turismo, aunque sus gastos serían del orden de los 12.923 millones. "Habrá, pues, un déficit de 9.332 millones que las remesas están muy lejos de compensar", indica.
Según el economista Emilio Morales, presidente de Havana Consulting Group, una empresa con sede en Miami que realiza un seguimiento de la economía cubana, hoy en la Isla "la situación es tan caótica que la gente prefiere invertir en sacar a su familia de Cuba", cita La Tercera.
De acuerdo con el texto del diario chileno, los expertos tienen dudas a la hora de abordar la cuestión de cortar las remesas como medio de presión sobre las dictaduras, dado que ello tendría un impacto directo sobre familias de bajos ingresos.
Ryan Berg, politólogo del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington, asegura que "las remesas son uno de los temas más difíciles que podemos tratar. Nadie quiere realmente tocar ese tema, porque a quién se le ocurriría, desde un punto de vista político, tratar de interferir en las remesas como punto de presión a las dictaduras cuando todos sabemos que la gente está sufriendo".
Pero también existen economistas que advierten que las remesas pueden perjudicar al desarrollo a largo plazo y crear problemas de gobernanza.
Connel Fullenkamp, economista de la Universidad de Duke, asegura que las remesas pueden empezar a ser problemáticas cuando superan entre el 5% y el 10% del PIB de un país. Ese dinero podría reducir los incentivos para trabajar de quienes lo reciben, advierte. Asimismo, puede frenar las demandas al Gobierno para que solucione los problemas internos que causan la migración.
En Venezuela, una economía que se ha contraído un 75% en la última década, las transferencias son cruciales para las personas que se han quedado en el país bajo el Gobierno chavista, señala Ángel Alvarado, economista venezolano de la Universidad de Pensilvania.
"Puedes preguntar: ¿cómo es que la gente no se está muriendo de hambre en Venezuela? La respuesta es que tienen al menos un hijo viviendo en el extranjero, enviando dinero para comida y medicinas", afirma.
Mientras que en Nicaragua las remesas aumentaron más del doble de 2018 a 2022, después que Ortega sofocara violentamente las protestas prodemocracia. Este año se espera que representen alrededor del 33% del PIB del país, una de las tasas más altas de América Latina, dijo Manuel Orozco, economista nicaragüense del Diálogo Interamericano.
Bueno, eso es la democracia, o no?
Es increíble que todavía pensemos que la reducción de las remesas, pueda ahogar a las dictaduras. Las dictaduras existen y existirán, mientras el hombre como especie, no distinga que es la Libertad; y realmente, cada día nos alejamos más de saberlo; sólo hay que ver cómo ya no gobiernos, sino conversando entre personas, hay quien afirma que el gobierno ucraniano no debió llevar a su país a una guerra con Rusia, cómo en este mismo artículo, dónde se considera dictadores a Fidel, Ortega, Chávez, etc.; que todos sabemos que utilizaron el populismo para llegar al Poder se pondere a Trump, un hombre egocéntrico, manipulador y admirador de Putin. El hombre Libre ve a los demás como uno más, no se enamora de figuras, ni se deja llevar por lo que estas irradian; y de esos hombres Libres, cada día carecemos más, por tanto, seguirán las dictaduras. Es criminal, querer acabar las dictaduras, eliminando las remesas. Ellas no son las culpables.