Las inundaciones que durante los últimos días han afectado el oriente de Cuba han revelado "malas prácticas" y huellas de daño ambiental, más allá de las afectaciones que ha dejado en los servicios, los cultivos, viviendas y los miles de evacuados.
En una publicación compartida por la página Naturaleza Secreta, vinculada al Ministerio de Tecnología y Medio Ambiente, el biólogo y camarógrafo José Rivera Rosales alertó del empobrecimiento de los suelos y el deterioro de los hábitats marinos.
"En estos días de fuertes lluvias en las regiones central y oriental de Cuba he tratado de ver las imágenes de arroyos y ríos crecidos que se han mostrado en los reportajes de televisión realizados por periodistas de las diferentes zonas afectadas. En la gran mayoría de esas imágenes, lo que más se destaca y 'lo que menos se ve' es la coloración que llevan las aguas de los ríos y arroyos crecidos, coloración que le aportan los sedimentos que estas transportan", escribió Rivera.
"Estamos tan acostumbrados a ver las avenidas (crecidas) de todos los cauces, donde quiera que estén, sucias, con la coloración de los sedimentos que arrastran y por otras suciedades diseminadas por nosotros en cualquier parte de sus cuencas, que casi estamos convencidos de que un río o un arroyo crecidos deben llevar, necesariamente, aguas sucias", añadió.
Sin embargo, Rivera alertó que "eso es así única y exclusivamente por las malas prácticas nuestras en las cuencas que captan las aguas que les alimentan: de la agricultura (estatal o privada, no importa), la minería, aprovechamiento forestal, obras en ejecución o mal ejecutadas que exacerban la erosión, etc.".
En opinión del biólogo cubano, si se trabajara "correctamente en las cuencas de esos cauces, sin exacerbar la erosión, las aguas de esas crecidas fueran mucho más limpias, como son las del río Jaguaní, en Guantánamo, o las del arroyo Cantarrana, en la Sierra Maestra".
El experto en medioambiente alertó de que "esa coloración en esas aguas lleva dos mensajes inequívocos". Primero, que "se está produciendo un empobrecimiento de los suelos en las áreas de donde proceden esos escurrimientos" y, segundo, que "se deterioran los hábitats marinos a los que les lleguen esas aguas cargadas de sedimentos y nutrientes".
"Sin la presencia humana disturbando los ecosistemas terrestres (manejándolos mal), las aguas que viéramos correr en esas avenidas serían como las del Jaguaní o las del Cantarrana. Y si hiciéramos mediciones de los caudales y determinásemos los sedimentos y nutrientes en cada unidad de gasto, nos sorprenderían las cifras astronómicas del peso en sedimentos y en nutrientes que estamos enviando hacia nuestra plataforma insular y hacia los vasos de las presas en cada una de las avenidas de los ríos que descargan en ellas", señaló.
Para Rivera, "lo más triste de esto es que se sabe cómo evitarlo, pero la desidia lo impide".
"Desafortunadamente, lo que no sabemos es cómo evitar pagar la factura que nos está presentando ya la naturaleza. Si seguimos haciendo cuentos y no nos ponemos a trabajar, cada cual en lo que le corresponde hacer y en cómo lo tienen que hacer, muy pronto no estaremos en capacidad de asumir el pago de esa factura", alertó.
El temporal de intensas lluvias que afecta el centro y el oriente de Cuba provocó la muerte de una persona.
El fallecido, por ahogamiento, es un hombre de 60 años que perdió la vida en el municipio Jiguaní, en Granma, donde el desbordamiento del río del mismo nombre provocó cuantiosos daños, según reportó el canal televisivo local CNCTV. También se reportó la crecida del río Bayamo, que atraviesa la cabecera provincial.
Miguel Díaz-Canel aseguró, como ha hecho en ocasiones anteriores en que ocurrieron desastres durante su gobierno en Cuba, que "nadie quedará desamparado" después que amainaran las intensas precipitaciones.
El gobernante dijo haber hablado por teléfono con los ministros y funcionarios enviados a las provincias más afectadas, quienes se han dedicado a hacer recorridos, reuniones y a impartir orientaciones, sin aún ofrecer cifras de la magnitud de los daños causados por la situación meteorológica.