Díaz-Canel se flagela por su incapacidad para resolver los problemas de los cubanos

Miguel Díaz-Canel aseguró que siente "una enorme insatisfacción por no haber sido capaz de lograr, desde la conducción del país, los resultados que necesita el pueblo cubano para alcanzar la anhelada y esperada prosperidad", aunque también afirmó que "el bloqueo sigue siendo el obstáculo fundamental para el desempeño de nuestra economía".

Al intervenir para hacer su rendición de cuenta ante la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), que se reúne en La Habana, hizo no obstante una apología de su labor como gobernante.

Díaz-Canel, cuya popularidad es muy baja, según sondeos de opinión independientes, ante la ausencia de instrumentos oficiales que midan esa variable, aseguró que ha "velado por el respeto a la Constitución y por mantener un vínculo permanente con el pueblo del que soy parte. He insistido en el perfeccionamiento del sistema del poder popular. El socialismo necesita participación activa. Hay que escuchar al pueblo y gobernar en consecuencia", citó el sitio oficial Cubadebate.

Mas, tras reconocer que la economía nacional "transita por una compleja situación", afirmó que ello se debe al "efecto combinado del recrudecimiento del bloqueo, la pandemia y la inflación internacional, entre otros factores adversos".

Según su versión del problema, en los últimos años "se han producido importantes desequilibrios macroeconómicos, como resultado de la pérdida de ingresos en divisas, los elevados déficits fiscales, el incremento de los ingresos de personas naturales sin respaldo productivo, la parcial dolarización de la economía y la poca respuesta productiva para generar la oferta de bienes y servicios, entre otras causas".

Evitó mencionar que la "parcial dolarización" ha hecho que el declarado interés en empoderar el peso cubano como moneda de referencia haya sido un fracaso y se desate la peor inflación vista en Cuba en más de medio siglo. En el verano pasado el dólar superó la barrera de los 200 pesos, muy superior que en el llamado periodo especial de la década de 1990.

Tampoco mencionó que ese panorama se agravó con la aplicación del paquetazo económico de la llamada Tarea ordenamiento, iniciada bajo su mando en enero de 2021, y tras la cual la situación de los hogares cubanos no ha hecho más que empeorar.

No obstante, afirmó que "la mejora del bienestar del pueblo requiere reactivar las capacidades productivas nacionales y captar un nivel de divisas que garanticen el incremento gradual, pero sostenido, de las ofertas de bienes y servicios", algo que viene prometiendo hacer el régimen desde la década pasada.

"El plan de la economía para 2023 incluye la implementación de un programa de estabilización macroeconómica que supone una transformación esencial en la gestión macroeconómica y la coordinación entre el plan, el presupuesto del Estado y la programación monetaria", dijo, sin explicar qué ocurrirá si esto también fracasa.

Y aseguró que "el 2023 debe ser un año mejor", pero que ello "exige sacudir la inercia, desterrar el burocratismo, quitar más trabas y superar la autocomplacencia".

Asimismo, enumeró un rosario de conflictos en el escenario internacional a los que tendría que haberse enfrentado en su gestión durante 2022. Empezó por "el conflicto militar en Europa", en referencia a la invasión de Ucrania por Rusia, del que dijo que "ha generado nuevos problemas y agravado muchos de los ya existentes en un mundo castigado por crecientes desigualdades".

Evitó mencionar que La Habana ha apoyado a Moscú tanto en organismos internacionales como en la Asamblea General de Naciones Unidas y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, o que la Isla se ha visto beneficiada con importaciones de petróleo y la llegada de turistas rusos cuando poco países del mundo hacen negocios con Rusia.  

Además, aseguró que el actual "es un escenario amenazado, además, por el nocivo empeño imperialista de pretender dividir al mundo y generar exclusiones y estigmatizaciones", a lo que se suma "la tendencia a abusar del desproporcionado poder económico y financiero de Estados Unidos para aplicar la coerción económica como instrumento preferido de política exterior", en referencia al embargo.

Sobre el conflicto con Washington, dijo que el embargo es un "arma de coerción, cruel, ilegítima e inmoral" que "constituye el obstáculo fundamental para el desempeño de nuestra economía", y denunció que es evidente la política de subvenciones y los intentos de desestabilizar el país promovidos desde EEUU.

Aseguró que hay "planes de subversión" contra Cuba en EEUU que cuentan "con el respaldo de decenas de millones de dólares del presupuesto federal, junto a la tolerancia frente a quienes desde territorio de Estados Unidos orientan, financian y hasta entrenan a individuos para que cometan actos violentos contra Cuba", afirmó.

Calificó como conducta deshonesta la designación de Cuba como un país en el que no se respetan las libertades religiosas. 

Díaz-Canel ripostó que "se trata de una falsedad más de un Gobierno que no encuentra justificación para cumplir con el sistema de medidas económicas coercitivas más abarcador aplicado contra un Estado", pese a que la posición de Washington se basa en el acoso y persecución de religiosos en la Isla, documentados y denunciados incluso por relatores especiales de la ONU.

Sin embargo, reconoció que "se han dado pasos muy discretos, dirigidos a encaminar la cooperación bilateral para el cumplimiento de los acuerdos migratorios y también en otras áreas de prioridad entre ambos países", entre los que mencionó la asesoría técnica brindada por EEUU tras el incendio en la base de supertanqueros de Matanzas, en agosto pasado, y la entrega de unos 100 trajes de bomberos y equipamiento de protección, "que llegaron al país la semana pasada y se están distribuyendo entre las brigadas del cuerpo de bomberos", informó.

"Nuestro objetivo sigue siendo promover lazos más amplios con ese país y su pueblo, que incluye ya cerca de dos millones de personas de origen cubano o descendientes de ellas", afirmó.

Mas, luego afirmó que la Cumbre de las Américas del verano pasado, a la que su Gobierno, así como el Nicaragua y Venezuela no fueron invitados por su historial violatorio de los derechos humanos, "terminó siendo un fracaso político y una demostración del aislamiento que sufre la política imperialista de ese país en la región que José Martí llamó Nuestra América". 

"Constituyó un duro golpe a la OEA y su dirigencia institucional actual, cuyo desprestigio no tiene comparación", agregó.

Luego reiteró su alianza con Caracas y Managua, dijo que se consolidaron las relaciones con México, Bolivia, Argentina y los países del Caribe, y que tras su reciente visita a Argelia, Rusia, Turquía y China, se fortalecen las alianzas con esos aliados.

El gobernante celebró la aprobación del nuevo Código de las Familias y las votaciones de delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular, en las que se verificaron abstenciones históricas y se hizo manifiesto al repudio al régimen de una parte importante de los cubanos.

Subrayó que desde el Estado cubano se promueve un sistema garante de los derechos y de la dignidad humana "pese al permanente esfuerzo de los enemigos de Cuba por establecer una mitología de mentiras y difamación en cuanto al tema".

"Me niego a aceptar la satanización del socialismo, particularmente en el tema de los derechos humanos, porque el socialismo es, por esencia, un sistema orientado a conquistar la mayor justicia social posible, mostrándolo como un sistema enemigo de las libertades y los derechos políticos en general", dijo.

"El ideal socialista considera siempre insuficiente lo que se haga por la protección integral de los derechos humanos, y en Cuba nos interesa profundizar en ese ideal, tomando como referente nuestros valores y consolidando nuestra democracia, pero una democracia coherente con nuestras necesidades y demandas. Una democracia socialista genuina, no importada. Una democracia cubana", afirmó.

Y, pese a la generalizada crisis en los hospitales y policlínicos, la carencia de medicamentos e insumos básicos y un récord de fallecidos en 2021, mientras el Gobierno decía tener la pandemia del Covid-19 bajo control, alabó "los logros del sistema cubano de salud, con acceso universal y gratuito, algo históricamente disputado por las mayorías en el mundo y que los cubanos disfrutamos".