El Gobierno cubano creó este jueves la Comisión Nacional de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional que dirigirá el primer ministro Manuel Marrero Cruz, una de las acciones previstas en la Ley 148 de igual nombre, aprobada en el mes de octubre, informa el diario estatal Granma.
De acuerdo con Marrero Cruz "el mandato de convertir la alimentación del pueblo en una Ley requiere mayor objetividad, así como revisar los planes, metas e indicadores, y no habrá espacio para discursos, promesas y resultados en números, que el pueblo no los vea en la mesa", aunque no detalló qué acciones gubernamentales implementarán para aumentar la producción de alimentos.
Lo cierto es que para la inmensa mayoría de los cubanos poder adquirir los alimentos más básicos es todo un calvario, debido a la crónica escasez y elevadísimos precios.
Algunos productos tradicionales en la mesa del cubano, como la carne de cerdo y los frijoles, entre muchos otros, han elevado tanto su precio por causa de una bajísima producción, que se han convertido casi un lujo en la mesa de muchos cubanos al día de hoy.
En la provincia de Sancti Espíritus la producción estatal de carne de cerdo tocó fondo, reconoció el diario Escambray.
"En el 2021 el aporte rondó las 4.000 toneladas de carne, ahora, de enero a septiembre, andamos por unas 600 toneladas producidas y debemos terminar el 2022 con alrededor de 1.500; esa era la producción de un mes en 2018, cuando el territorio superó las 17.000 toneladas", dijo a ese medio el director de la Empresa Porcina en esa provincia, Rolando Pérez Sorí.
En abril pasado, el Noticiero de la televisión estatal reconoció que Cuba perdió el 90% de los productores porcinos en los últimos cinco años. Sin embargo, las regulaciones asfixiantes que impone el Gobierno han contribuido a la retirada de los productores del sector.
A ello se suma, que el régimen tiene como una de sus estrategias principales combatir el mercado informal que las mismas trabas estatales generan. En los últimos meses, la prensa estatal ha divulgado varias redadas donde inspectores estatales decomisan a revendedores considerables cantidades de huevos, aceite y pollo congelado, entre otros productos básicos.
Mientras el Gobierno sale al paso de la situación persiguiendo a los revendedores, vende a precios cada vez más elevados y en dólares en las tiendas administradas por el conglomerado de los militares, GAESA. Asimismo, en sus mercados virtuales ofrece una gama muy amplia de toda clase de bienes que solo pueden pagar a través de transferencias los emigrados.