En sus momentos de estrés, Raúl Castro siempre ha expresado a su círculo íntimo que tenía que haberse muerto antes que Fidel. Su deseo no cumplido es una pesadilla que lo martiriza en el ocaso de su vida: es el máximo responsable de mantener vivo el castrismo y comprende que eso será imposible.
La continuidad del castrismo no es lícita y, lo más importante, no es deseada por el pueblo cubano. Ya los trucos para tratar de mantenerlo vivo se han extinguido. Lo que queda es una inercia final que se irá apagando, así como la ideología se hunde junto al modelo económico que ha arruinado el país y empobrecido a los ciudadanos. La política de terror aplicada para aplastar las protestas del 11 de julio de 2021 y todo lo que ha venido después no va a poder evitar la caída del sistema.
La economía del país está destruida
Cuba está en total bancarrota, apenas exporta. Los nueve sectores que más ingresos aportan a la economía tuvieron pérdidas acumuladas en los últimos cuatro años de más de 29.000 millones de dólares, la misma cantidad que la deuda condonada por Vladimir Putin cuando se renegoció con Rusia en 2015. El país no tiene recursos para pagar su deuda actual con ninguno de sus acreedores, por lo que nadie le otorgará una nueva línea de crédito. La bancarrota cubana está empantanada entre la estupidez de una burocracia incapaz de reformar un modelo obsoleto, y la ambición de una nueva mafia que se ha apoderado de las riquezas del país.
En cuanto a la industria azucarera ni si quiera da para satisfacer la demanda interna. El castrismo, con su magia destructiva, convirtió al que fuera el mayor exportador de azúcar del mundo en un país importador. La matriz energética de la Isla está destruida. Las viejas plantas que todavía operan sufren constantes averías que generan interrupciones del suministro. Los ciclos de mantenimientos de estas plantas son cada vez más complejos, prolongados y costosos, dado el atraso tecnológico, la obsolescencia que tienen y la falta de recursos financieros para mantenerlas o reemplazarlas. El país ya presenta una crisis de generación de energía de igual magnitud a la ocurrida en la década de los 90, cuando el Período Especial.
Al martirio que hoy sufre la población por la escasez de medicamentos y alimentos, hay que sumarle los molestos y desquiciantes apagones.
El sistema de salud es otro caos. No se ha recuperado del colapso por el Covid-19. La infraestructura hospitalaria se mantiene en pésimas condiciones. Aunque los peores momentos de la pandemia pasaron, el cuadro epidemiológico del país sigue siendo extremadamente tenso. Ahora mismo la epidemia de dengue ha generado varios muertos, cientos de ingresos, y ha hecho colapsar a varios hospitales, mientras que el Covid-19 ha repuntado en las últimas semanas. La escasez de medicamentos sigue siendo un grave problema, solo se consiguen algunos en dólares en el mercado negro.
Por otra parte, la inflación devora los pocos recursos con los que cuenta la población. Los salarios no alcanzan ni para una semana. La mayoría de los cubanos sobrevive gracias a lo que les mandan familiares y amigos desde el exterior. El régimen continúa pagando salarios en devaluados pesos y cobrando en dólares. La inconformidad ciudadana, el disgusto y la desesperación crece por días. Las protestas se multiplican a pesar de la política de terror aplicada para aplastarlas.
A lo anterior hay que sumar que la industria turística no sale de su estancamiento. Los errores estratégicos cometidos por el régimen antes, durante y posteriormente a la pandemia pasan factura a la principal industria del país. Al cierre del primer semestre de 2022 la llegada de turistas apenas alcanzó el 25% de lo logrado en 2019, año previo al Covid-19.
Los mercados que más turistas han aportado son Canadá y la diáspora cubana asentada en el exterior, principalmente en EEUU, seguidos de los tradicionales mercados europeos. Ver Figura 1.
Figura 1. Arribo de turistas a Cuba. Acumulado Enero-Mayo, 2019-2022.
Fuente: Elaborado por Havana Consulting Group a partir de las estadísticas publicadas por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
Llama la atención que, de todos los mercados, el de mayor recuperación es el del segmento de la diáspora cubana, a pesar de reflejar el arribo de un 50.48% menos que en 2019. Esto indica que los tradicionales y principales mercados emisores a Cuba están teniendo una recuperación extremadamente lenta. Por ejemplo, el mercado canadiense, que por más de 20 años ocupó el primer lugar y que en los primeros cinco meses de 2019 promedió 136.509 turistas mensuales a la Isla, en 2022 tan solo alcanzó un promedio de 36.546 turistas mensuales. Y con los mercados europeos ocurre algo similar. Alemania tuvo un promedio mensual de 19.050 turistas en 2019, mientras que en 2022 fue de solo 4.453 turistas; Inglaterra promedió 15.185 turistas al mes en 2019, mientras que en 2022 promedió solo 4.017; Francia, que en 2019 promedió 20.572 mensuales, en 2022 apenas alcanzó 3,984.
La recuperación del turismo canadiense y la de los principales emisores europeos demorará años. La mala imagen generada por la industria turística cubana en tiempos de pandemia, donde las quejas de los visitantes inundaron las redes sociales por el maltrato, los malos servicios, el cobro abusivo de las pruebas de Covid-19, la mala calidad de la comida y las quejas por el deterioro de la infraestructura hotelera están pasando factura en la etapa de recuperación. A esto hay que agregar el apoyo del Gobierno cubano a Rusia en su invasión a Ucrania, lo cual ha generado una imagen de repulsión en todo el mundo.
Sencillamente, un país a oscuras, sin transporte, con calles sucias y en mal estado, en condiciones epidemiológicas de alto riesgo, con el sistema de salud colapsado, la mayoría de las viviendas en mal estado y las tiendas desabastecidas, no es atractivo que engancha al turismo extranjero. Los oligarcas del régimen deben entenderlo de una vez: la pobreza y la miseria no atraen.
Por si fuera poco, tampoco atrae inversiones. Así lo demuestra el proyecto estrella de la economía cubana: la zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM). Nueve años después de inaugurada, solo se encuentran funcionando 32 de los 62 negocios aprobados por el Gobierno. De 22.500 millones de dólares proyectados a recibir en estos nueve años, a razón de 2.500 anuales, apenas 3.000 han sido invertidos, repartidos en los 32 proyectos mencionados, lo cual representa el 13.3% de la inversión proyectada. Ver Figura 2.
Figura 2. Plan de Inversión Vs. Inversión real en la ZEDM, 2013-2022.
Fuente: Elaborado por Havana Consulting Group, a partir de información publicada por la ZEDM y medios de prensa cubanos.
Obviamente, este resultado denota la mala gestión en la búsqueda de inversionistas extanjeros y las condiciones poco atractivas que se les ofrecen a estos.
Por su parte, los inversionistas extranjeros que participan en las inversiones materializadas están atrapados en el corralito financiero que ya dura más de un par de años. Cuba no paga, y tampoco les permite repatriar el capital que ganan. Ellos también han sido víctimas de la Tarea Ordenamiento, la inflación generada por esta y la crisis de liquidez crónica que padece la economía cubana. Al mismo tiempo, esos inversores son responsables de haber invertido en el mercado equivocado, en el momento equivocado. Ahora están atrapados en la disyuntiva de si resisten la crisis en la Isla, desangrándose financieramente, o si abandonan el barco con el riesgo de perder lo invertido.
El régimen da señales de que comienza a desmoronarse
La bancarrota en la que se encuentra inmersa el país, más el impacto de factores externos e internos, han generado una imagen de deterioro que el régimen ya no puede esconder. La llegada desesperada a EEUU de más de 157.000 cubanos en los últimos meses es una señal inequívoca de la gravedad de la crisis. La salida de esta masa de personas no ha sido gratis ni fácil. Ha costado un aproximado de 2.535 millones de dólares a los cubanos y familias que viven principalmente en EEUU.
La percepción del cubano de que es imposible tener un proyecto de vida en el país es un hecho. Todo el mundo quiere irse. Vivir en el país se ha convertido en un verdadero infierno para niños, jóvenes, adultos y ancianos. Ninguno de estos estratos poblacionales esta fuera de riesgo, todos sufren las carencias y los límites que impone el sistema. Tener una familia es un imposible para los jóvenes. Y para los no tan jóvenes sobrevivir es una agonía, una lucha de sobrevivencia. Cada día es una odisea encontrar comida que llevar a la mesa, y los salarios apenas alcanzan para una semana siendo ahorrativos.
Sin embargo, no todo el mundo puede irse. La válvula de escape es limitada, insuficiente para diluir la una presión interna que sufre el régimen y que cada día se hace más intensa, sin que se avizore una solución. En lugar de liberar las fuerzas productivas, el régimen ha optado por acentuar y reforzar su discurso fundamentalista, basado en leyes aprobadas a la carrera para restringir y castigar cualquier manifestación de disconformidad, idea o crítica que vaya contra su doctrina y su mala gestión.
La generación de dirigentes encabezados por Díaz-Canel carece de carisma y no genera simpatía. Sus miembros, vulgares, chapuceros y mediocres, resultan rechazados abiertamente por la población, que percibe su condición de genuflexos e incompetentes, marionetas al servicio de los octogenarios que, tras bambalinas, todavía mantienen el control real del poder.
En el actual escenario, se percibe una desconexión muy grande entre las masas y los dirigentes, algo que no sucedió en la crisis de los años 90. Los actuales dirigentes son constantemente criticados y ridiculizados en las redes sociales, algo que ha roto la línea roja que por muchos años controló el Departamento Ideológico del Partido Comunista de Cuba (PCC).
Así, dentro de las Fuerzas Armadas los generales jóvenes tampoco son confiables, no forman parte del círculo de los allegados a Raúl Castro. Meses atrás, la designación del general de cuerpo de Ejército Ramón Espinosa para formar parte del Buró Político del Partido, aun cuando sobrepasaba la edad reglamentaria, resultó una prueba inequívoca de que los generales jóvenes no entran en el reparto del pastel.
Raúl Castro pierde a su hombre clave, la caída del régimen será inevitable
La muerte del general Luis Alberto Rodríguez López-Calleja ha impactado fuertemente en las estructuras de poder en la Isla, que pierde repentinamente al responsable de la mutación del régimen socialista en estado mafioso. Este acontecimiento ha puesto al país en un escenario más complejo, de mayor vulnerabilidad para el régimen.
López-Calleja fue la verdadera apuesta de Raúl Castro para llevar las riendas y mantener la continuidad del castrismo, no Miguel Díaz-Canel, una marioneta sacrificable en cualquier momento. La promoción de Luis Alberto Rodríguez López-Calleja al Buro Político del PCC, más su inclusión en la Asamblea Nacional del Poder Popular como diputado, fue el movimiento final de Castro para garantizar el futuro de su familia en el control del poder y las riquezas del país.
Si por alguna circunstancia ocurría el mínimo indicio de que la situación del país pudiera salirse de control, como por ejemplo una nueva protesta tipo 11J, Díaz-Canel iba a ser sacrificado. Su lugar estaba destinado para López-Calleja, quien seguramente tenía un plan B para cambiar el modelo hacia uno al estilo capitalismo ruso, para lo que daría algunas libertades económicas y políticas a los cubanos y, al mismo tiempo, haría un guiño a EEUU.
La preparación de López-Calleja como hombre favorito tomó tiempo. Raúl Castro prefirió que comenzara por la parte económica, de esta manera, tras la salida del poder de Fidel Castro por enfermedad en 2006, Calleja se hizo de los rubros más importantes de la economía. En apenas 10 años tomó control financiero de la Isla. En ese lapso se apoderó de la poderosa Corporación CIMEX y todas sus subsidiarias, de forma que pasó a controlar más del 90% del comercio minorista dolarizado del país, el negocio de las remesas, el sector inmobiliario, y una treintena de negocios más que se manejaban bajo la sombrilla de CIMEX. Más adelante, se apoderó de la ZEDM y se adueñó de Habaguanex, el emporio turístico levantado por Eusebio Leal en el casco histórico de La Habana. A esto hay que agregar que tomó control total del puerto y de todas sus zonas colindantes para transformarlo en un megaproyecto turístico valorado en mas de 30.000 millones de dólares de inversión. También se apoderó de ETECSA, monopolio de las telecomunicaciones, y del BFI, el banco que controla más del 90% de las operaciones comerciales del país, entre las que se destacan el turismo, la importación de alimentos, las telecomunicaciones, las remesas, la exportación de minerales, azúcar, tabaco, servicios médicos, biotecnología, la inversión extranjera, etc.
Aunque su presencia en la vida pública fue siempre discreta y de bajo perfil, en los últimos dos años, tras la salida de Raúl Castro del poder, López-Calleja comenzó a convertirse en figura pública. Últimamente acompañaba a Díaz-Canel en sus viajes al exterior.
Su enroque para presidente estaba listo, solo bastaba buscar el momento idóneo para sacrificar al hombre que dio la orden de masacrar al pueblo el 11 de julio, las torturas, las detenciones arbitrarias, los destierros forzosos, los juicios sumarios, y el responsable visible del proceso de continuidad. Sin embargo, el destino le jugó una mala pasada a Raúl Castro, llevándose a su verdadero hombre de confianza. No existe nadie en la familia que pueda cubrir ese vacío. Ese doble rol que cubría López-Calleja, ahora, ha de ser repartido. No será una tarea fácil para un Raúl Castro que acaba de cumplir 91 años y no está apto mentalmente para tomar decisiones de esta naturaleza.
La muerte de López-Calleja significa que salió del juego el hombre más odiado por los generales activos que controlan militarmente el país, el hombre que limitaba su acceso a las finanzas. Significa que murió el responsable de la angustia y amargura de toda una población que ha sufrido la escasez, los efectos de la pandemia y la decisión de construir hoteles a costa del hambre y la salud. Significa que murió el que inventó las tiendas MLC y la maquinaria para prohibir la circulación del dólar y obligar a la gente a sacarlos de abajo del colchón. Significa que murió el responsable de la inflación, el señor feudal que mandó a parar las reformas y el movimiento de los emprendedores en 2016. Significa que desapareció el señor que controlaba más del 80% de la economía nacional, el que decidía quién invertía en la Isla, en qué sector y en qué condiciones.
De este modo, en medio de esta crisis multifactorial, nunca vista en más de seis décadas, con un país destruido en su infraestructura energética e industrial, con notable atraso tecnológico y financiero, con una economía en bancarrota, y con una población desconectada ideológicamente de sus gobernantes, agobiada por la falta de libertades y oportunidades, que pide desesperadamente un cambio de sistema, ha surgido un inesperado escenario que incrementa potencialmente la vulnerabilidad del régimen.
La tormenta perfecta que se ha generado con la confluencia de esta crisis y la muerte del personaje designado por Raúl Castro para dar continuidad al castrismo crean un terreno fértil que podría provocar el quiebre definitivo del régimen, dada la alta probabilidad de que se produzcan pugnas internas en varias direcciones: por el control de GAESA, por el control de las Fuerzas Armadas y por el control del país. Un escenario que se le presenta por primera vez en 63 años a Raúl Castro en el ocaso de su vida.
Sucesos graves y otros no esclarecidos aportan más drama al caos
En los últimos meses, paralelamente a este proceso de degradación multisistémico, han ocurrido algunos hechos que han sacudido la isla en lo económico, lo político y lo social. Hechos que no han sido esclarecidos en detalle y que llaman la atención. Me refiero específicamente a una larga lista mencionada en el informe de junio del Observatorio de Conflictos.
En el documento se mencionan incendios en almacenes y entidades estatales, medios de transporte público, un depósito con más de 30 toneladas de tabaco; el apedreamiento de vidrieras de tiendas en MLC y oficinas de empresas como ETECSA y puesta de carteles con consignas anti-régimen.
A esto se suman otros sucesos que han ido escalando en magnitud y trascendencia, como la explosión que redujo a escombros el Hotel Saratoga de La Habana, calificado por la versión oficial como accidental, si bien los resultados de la investigación sobre lo ocurrido no han sido revelados. Esa madrugada, varios directivos de hoteles ubicados en la zona fueron citados para presentarse en sus respectivos puestos de trabajo, ante el aviso de que algo podía suceder. El día anterior y durante la noche hubo movimientos inusuales de fuerzas policiales y de boinas negras patrullando la ciudad. Y de pronto, alrededor de las 11 de la mañana, ocurre la explosión, con un saldo de 49 víctimas mortales.
También ocurrió un incendio en el bloque dos de la Central Termoeléctrica de Felton, en Holguín. Los daños causados por lo que el Gobierno cubano ha calificado de “accidente” demorarán más de un año en repararse. Esto sucede en medio de una grave crisis energética que ha provocado largos apagones desde hace semanas en la mayoría de las provincias del país, algo que ha incrementado el malestar de la población y generado protestas en diferentes localidades.
La salida de servicio de esta unidad generadora hará que la crisis de los apagones se mantenga sin solución por un largo período de tiempo, lo cual hará escalar la tensión que ya existe en la población. A esto hay que sumar el alto costo de mantenimiento y de la importación de petróleo que el país no puede comprar por carecer de los recursos financieros. Por ejemplo, cada embarque de petróleo cuesta entre 64 y 67 millones de dólares y solo garantiza nueve días de electricidad. Para cubrir la electricidad de un año se necesitarían entre 2.595 y 2.717 millones de dólares.
Por último, está la rebelión que actualmente protagonizan los tabaqueros, a pesar de las amenazas del monopolio de TABACUBA de quitarles sus tierras, como bien describe el colega Roberto Álvarez Quiñones en un excelente artículo publicado en DIARIO DE CUBA. Los tabaqueros solo perciben el 1.8% de los millonarios ingresos en dólares obtenidos por las exportaciones de tabaco. Esto ha generado una huelga de brazos caídos traducida en menos siembra, la siembra de otros productos en tierras destinadas al tabaco y la venta clandestina de la materia prima a particulares.
Si sucesos como los mencionados anteriormente continúan ocurriendo, el país podría ir rumbo a la anarquía y no habrá estrategia de terror que pare la caída definitiva del régimen.
El fundamentalismo impuesto por el Gobierno de Miguel Díaz-Canel está llevando a la población cubana a convertir la angustia, la desesperación y la ira acumulada en respuestas violentas. De no parar esta situación de abuso y de terror impuesta por las autoridades, las respuestas de la ciudadanía podrían ser cada vez más numerosas y serían sorpresivas, impactantes e incontrolables. La violencia genera violencia.
Conclusiones
Los acontecimientos ocurridos en los últimos meses han profundizado la crisis multisistémica por la que atraviesa el país, de la cual no se avizora una solución ni a corto ni a largo plazo. Esto ha generado un escenario de mayor vulnerabilidad para el régimen. La falta de carisma de Díaz-Canel y su mediocre gestión, sumada a la pérdida de Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, el verdadero hombre fuerte de Raúl Castro, obliga al dictador a salir públicamente a sus 91 años para recorrer centros claves de la economía y, más que nada, para enviar una señal de que está en control del país.
En realidad, el anciano general está viviendo los momentos más tensos de su vida en la etapa final de su existencia. El dictador sabe que el modelo es irreformable, y que la caída del régimen es inevitable. Su lucha final es por tratar de mantenerlo vivo hasta que él desaparezca físicamente.
Sin embargo, la situación actual es tan crítica, que cualquier cosa puede ocurrir en cualquier momento. Desde un levantamiento masivo de la población, hasta un quiebre interno de las Fuerzas Armadas. Los detonantes para que eso ocurra están ahora mismo en cualquier esquina del país. La suerte está echada, es solo cuestión de tiempo.
Eso lleva sesenta años "cayéndose", háganme el favor...
Sil a chinita dijo que su deseo era morirse antes que su hermanastro, pues lo tiene facilisimo, que se vaya con el Singao, Ramirin y Cia. a la Plaza de la Revolución, se rocien con la gasolina que tienen guardada para ellos enciendan una cerilla y se reunan en lo mas profundo del infierno con su hermanastro. Sino en poco tiempo acabaráN como Ceausescu fusilados en esa misma plaza.
ni aun asi es segura la caida del régimen
"...el anciano general está viviendo los momentos más tensos de su vida en la etapa final de su existencia..." Ojalá sufra bastante, se lo merece.
Después de 63 años de estar oyendo “esto se cae en 6 meses” permíteme tener un poco de dudas. Aunque hoy las cosas son un poco diferentes que cuando el argentino Andrés Oppenheimer escribió “La Hora Final de Castro” en el 1993 le recuerdo que dictaduras comunistas como China, Corea del Norte, Laos y Vietnam todavía siguen en pie siendo inclusive más longevas que la Catrista de Cuba. Ah y le recuerdo que ninguna de las 4 mencionadas a generado dictaduras satélites como Venezuela y Nicaragua y países “simpatizantes” como Mexico, Bolivia, Argentina, España, Honduras, El Salvador por mencionar algunos y eso sin tocar los políticos estadounidenses en el Congreso que abiertamente apoyan a la dictadura cubana.
Si se cae no va a ser por falta de apoyo externo ni por oposición externa. Será por su propio peso y/o por lo que hagan los cubanos en la isla. Los cubanos de afuera hacen mucho más para mantener el sistema imperante en pie que para tumbarlo, aunque sea porque su gente en Cuba son rehenes de Aquella Mierda. El mundo extranjero--y hablo del mundo supuestamente bueno--es o indiferente o cómplice. Nada, que los cubanos no supieron apreciar lo que tenían y aparentemente no merecían, y los graves "errores" tienen graves consecuencias.
KARMA is a BIATCH !
Es un interesante artículo, efectivamente el régimen está agotado y va cada vez con mayor velocidad hacia el precipicio y es incapaz de reforma. El pueblo no puede aguantar más atropellos y se empieza a evidenciar el saqueo de determinados sectores del régimen en previsión de un abrupto derrumbe. El mayor problema que veo es que la oposición es incapaz o no quiere organizar el definitivo empujón que acabará de malas maneras con la cleptocracia, de hecho creo que debería haber empezado en previsión del anunciado saqueo que dejará la transición sin medios económicos para empezar una nueva era sin castrismo. Es cierto que la represión sigue siendo brutal y cuenta con grandes medios, pero también es cierto que incluso las fuerzas represivas empiezan a tener miedo de un levantamiento que no puedan reprimir dada enorme miseria y desesperación del pueblo
Le vuelvo a preguntar ... ¿ Qué oposición hay en Cuba ...?
Es posible que López-Callejas fue una suerte de Rasputin para un encandilado Raúl viejo, cansado y nunca muy brillante que digamos. Necesitaba de alguien de que agarrarse que al menos pareciera confiable y habilidoso, aunque fuera todo un hijo de puta en lo personal (ya que Raúl también lo era).
Excelente texto. Magnífico análisis y encima optimista. Que algo de optimismo nos hace falta. Aquello no puede ser eterno, aunque prácticamente se haya eternizado. Hace rato que el régimen debió de caerse, pero la historia nos ha jugado una mala pasada. Raúl se muere dentro de poco por más que se cuide como gallo fino. Y con él se van los otros dos o tres ochentones poderosos, ya casi nonagenarios. El relevo generacional que han escogido es notablemente mediocre y falto de gancho, además de ridículo y cursilón. Por decirlo pronto y a lo feo, un mojón tiene más atractivo que Díaz-Canel Carisma Cero. La gente está hasta el forro. Ya el pueblo no aguanta más los apagones y penurias. Las condiciones objetivas y subjetivas sonarán a marxismo, pero no dejan de ser un arma teórica válida, y hoy están dadas como nunca. Aquello se va al carajo de todas todas.
Ridículo y cursilón siempre fue Fidel Castro pero lo vendía mejor, en parte porque serlo le resultaba muy "natural," y en parte porque eran otros tiempos. Los de ahora son más torpes y peores actores. Además, ya la misma mierda de siempre está demasiado desgastada, y como mínimo aburre.
Ojalá y esta sea "la hora final". El artículo resume muy bien las desgracias. Pero para que se acabe ya ese régimen se necesita de un 11J con disposición a tomar las calles, y con un plan de gobierno.
Y pensar que tanta podredumbre se mantiene por y para una partida de viejos cagalitrosos que no han hecho más que vivir muy bien del cuento y joderle la existencia a millones de cubanos, y que se aferran a bienes y privilegios que nunca merecieron por poco que les quede de vida. Bueno, miseria humana.
BRILLANTE RESUMEN